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Con los vecinos detenidos, creen que alguien los ayudó a retener a la niña

“Revisaron mi casa cuatro veces y no encontraron nada. Y sí… ¿qué van a encontrar?”, preguntaba -sin esperar respuesta- Victoria Agüero, en una de las muchas entrevistas televisivas que dio en la última semana en calidad de vecina y “testigo estrella” en la investigación por la desaparición de una nena de 10 años en Punta Indio. Mojada y con barro, aunque ilesa, la niña reapareció ayer en la casa de Agüero, que terminó detenida junto a su pareja, Eric Emanuel Rivarola, acusados de “sustracción de menores agravada y falso testimonio”.

No se sabe aún dónde estuvo la nena en estos seis días que pasó fuera de su casa, lo que motivó una impresionante búsqueda por tierra, por agua y por aire y la puesta en práctica del “Protocolo Sofía”.

Desconfianza

Se sabe que ella dijo que se refugió en una vivienda abandonada cerca del arroyo Sarandí, a unos 6 kilómetros de la suya; y que los acusados argumentaron haberla encontrado ayer a la madrugada en un viejo Ford Fairlane abandonado en los fondos de su terreno. Los investigadores, encabezados por el fiscal Juan Mennucci, desconfiaron de las dos versiones desde el principio, en parte por los asistentes psicológicos del Ministerio de Seguridad, que en un informe preliminar concluyeron que la niña “se encuentra manipulada por Victoria desde antigua data. Ella se niega a hablar con su madre”.

Aunque en la última semana se hicieron públicos su nombre y su foto, ahora se mantendrán en reserva. La menor era intensamente buscada desde el 9 de octubre, cuando su madre denunció que le había perdido el rastro después de que volvieron de pasar la tarde en la playa El Pericón y su hija regresó a buscar una muñeca que se había olvidado. Además de desplegar bomberos, policías, buzos tácticos y drones en toda esa zona ribereña que se extiende a 110 kilómetros de La Plata, los investigadores escucharon muchos testimonios, entre los que resaltaba el de Agüero.

“Abandono”

Es que esta enfermera vivía a tres cuadras de la casa que la nena compartía con su hermanita de 4 años y su madre y parecía tener una relación fluida con las tres, por lo menos hasta el 18 de julio pasado, cuando denunció que la mujer maltrataba a la niña de 10 años. La acusó de “abandono”, de negarle “medicamentos y ciertos alimentos” y hasta de quemarla con un tenedor caliente, además de hacerla caminar descalza en pleno invierno o mandarla a la escuela con la ropa percudida por lavarla con agua de lluvia. “A la nena le hacían bullying por eso”, insistía Victoria.

Tras esa denuncia intervino el Servicio Local de Protección de Derechos de Niñas y Adolescentes y la menor fue enviada a vivir a la casa de su abuela, en City Bell. En los últimos días trascendió que el juez de Paz Guillermo Fina y el Juez de Familia N° 5 de La Plata, Hugo Rondina, habían tenido alguna injerencia en la restitución de la niña a su casa de Punta Indio, pero fuentes judiciales lo desmintieron aclarando que habían tomado intervención pero por motivos distintos.

En definitiva, hace poco más de dos semanas la menor regresó con su madre y su hermanita.

“Ella me dijo que le tenía terror”, resaltaba Victoria ante los micrófonos, respaldada por los dichos de algunas compañeras de escuela de la niña, que la habían escuchado quejarse por los maltratos y hasta contar que la madre le había hecho probar droga.

El domingo a la tarde Mennucci ordenó la aprehensión de Eric Rivarola por varias contradicciones que había detectado en su declaración, así como el traslado de Victoria para ampliar su testimonial.

Volvieron a su casa ayer a la madrugada. “Escuchamos que los perros ladraban. Fuimos hasta el fondo del terreno donde está abandonado un viejo Ford Fairlane y vemos que estaba la puerta abierta. Ahí estaba ella, mojada y embarrada”, declaró la mujer en el destacamento operativo de Punta Indio, donde las fuerzas de seguridad y civiles concentraron el operativo de búsqueda.

La niña fue revisada de inmediato por especialista y entrevistada por psicólogos. Todos coincidieron en que su estado de salud era “perfecto. Se ríe y habló con los familiares y conocidos”, concluyeron. Estuvo cinco minutos con su abuelo, ex directivo de una facultad de la UNLP. Y a la tarde fue trasladada a una casa de abrigo en La Plata, por lo menos hasta que la justicia resuelva cómo sigue su vínculo y con la madre o el resto de la familia. Por lo pronto, su hermana continúa con la madre.

Secuestraron la ropa

Los investigadores secuestraron el auto y la ropa que supuestamente tenía la niña cuando la “encontró” la pareja. Y volvieron a interrogar a Eric, quien, a solas, “se quebró” justo antes de confesar “que la niña estuvo con ellos todo el tiempo”, dijo un pesquisa.

Frente a la admisión de ese delito Mennucci interrumpió de inmediato la testimonial para ordenar la aprehensión de este hombre y de su pareja Victoria, a quienes indagará hoy como imputados de un delito cuya calificación no está del todo definida. Es que la sustracción de menores agravada (con penas de entre 5 y 15 años de prisión) contempla a niños de hasta 10 años, que es la edad de la víctima. Ese detalle legal se despejará hoy.

Más complicado es saber dónde estuvo la nena en estos días, ya que su estado general no permite suponer que haya permanecido a la intemperie, sola o sin alimentos ni agua en medio de un temporal. Si la casa de los acusados fue revisada más de tres veces-incluso con perros-, igual que casi el 90 por ciento del territorio de Punta Indio, ¿dónde la mantuvieron escondida? ¿Dónde estuvo, por ejemplo, las 12 horas que permanecieron en la fiscalía? ¿Y cómo llegó hasta la casa de la pareja?

Es por eso que es tan firme la sospecha de que hay un tercer implicado en esta historia. Ella, por ahora, no habló. Y recién lo hará después de que especialistas concluyan que está en condiciones de hacerlo, acompañada por un adulto a definir. El misterio, como se ve, está lejos de resolverse.