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Diferencias entre Provincia y capital por las restricciones

Axel Kicillof y H. Rodríguez Larreta

Limitaciones en el transporte público, más restricciones a la nocturnidad y a las actividades recreativas que facilitan aglomeraciones son algunas de las medidas sobre las que trabaja el gobierno de Axel Kicillof, preocupado por la “alarmante” suba de contagios por coronavirus que ayer fue motivo de conversación con el presidente, Alberto Fernández. Y es, además, el plan que el Gobernador llevará a su encuentro -probablemente hoy- con el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

“Lo que más nos preocupa es la multiplicación exponencial de los contagios, la velocidad que adquirió la demanda de atención hospitalaria y la relajación de la gente”, advertía a este diario un estrecho colaborador del Gobernador.

La última semana, la Provincia superó el registro de 8.000 casos diarios, la peor cifra desde el 28 de agosto pasado. Mientras que la ocupación de camas de terapia intensiva -un indicador al que se le presta suma atención para evitar la tan temida saturación del sistema hospitalario- superó el 60 por ciento en el Conurbano y se ubicó en el 40 por ciento en el Interior.

Sobre esto hablaron ayer Kicillof y Fernández: “Acaba de llamarme el Presidente. Me contó que se siente bien y que cursa la enfermedad prácticamente sin síntomas. Hablamos de la situación sanitaria de la Provincia”, escribió el Gobernador en su cuenta de Twitter y completó: “Quedamos también en que coordinaríamos con Rodríguez Larreta los pasos a seguir para detener el alarmante incremento de los contagios en la región del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)”.

Ya el sábado, desde su aislamiento por coronavirus, el jefe de Estado había mantenido un encuentro virtual con el alcalde porteño, tras lo que instó a hacer algo “para frenar la circulación de virus en el Área Metropolitana” y avisó: “En el mundo hay toque de queda. Lo que me parece oportuno es volver a hablar con Horacio y Axel para que diseñemos algo juntos”.

La mirada bonaerense

La visión del Gobierno bonaerense -compartida por la Nación- es la que ha repetido hasta el hartazgo el ministro de Salud, Daniel Gollán: que el coronavirus se expande como una mancha de aceite, desde la Capital a la Provincia para después irradiarse hacia el resto del país. Con la amenaza cada vez más real de la segunda ola y el ingreso de nuevas cepas al país, sostienen que es el momento de volver a una etapa más restrictiva como la Fase 3 que rigió durante buena parte del año pasado.

Se trata de un esquema que, entre otras actividades, prohibía el consumo en restaurantes, la venta presencial en tiendas textiles, las obras privadas de construcción, los deportes grupales, las reuniones sociales y el funcionamiento de gimnasios. Las limitaciones alcanzaban además al dictado de clases presenciales, pero hoy la idea sería “continuar con las clases”, como así también con el empleo y la producción, aclararon cerca de Kicillof.

Aunque “necesitamos un poco más de restricciones para achatar la curva de casos y poder vacunar a una gran cantidad de gente”, resumían desde la cartera sanitaria provincial y seguían de cerca el efecto que pueda tener el masivo éxodo turístico por Semana Santa.

Distinta es la estrategia que diseñan en territorio porteño, donde hasta ayer ponían el foco en el “aumento de testeos”, la campaña de vacunación y la extensión del teletrabajo para reducir los contactos sociales. Pero no en la suspensión de actividades nocturnas como las que se implementaron en la Provincia desde la semana pasada: “No va a cambiar nada de manera sustancial, más allá de que algo hay que hacer aumentaron los casos con el frío y la decisión de la gente de retomar la vida social”, decían en el entorno del ministro de Salud porteño, Fernán Quirós.

“El año pasado avanzamos con fuertes restricciones con el 60 por ciento de las camas ocupadas. Ahora no llegamos ni al 40 por ciento”, completaban en el gobierno capitalino.

“Lo que se resuelva se va a resolver entre las tres jurisdicciones -aseveraban en la Provincia-, pero principalmente va a depender de lo que decida Presidencia”, donde se estudian medidas para disminuir la circulación social (ver aparte).

En esa línea, en el gabinete de Kicillof insistían en que serán claves los controles en el transporte público para, por ejemplo, evitar que los pasajeros viajen “amontonados”.

Otros motivos de inquietud son el cumplimiento de los protocolos en bares y restaurantes, como también las juntadas en casas, las fiestas clandestinas y las reuniones multitudinarias en plazas o en ramblas “como la de la circunvalación, en La Plata, donde se arman encuentros masivos”, se quejaron en la Gobernación. “Se requieren más controles y los municipios deben encargarse de hacerlos cumplir”, sentenciaban.

La ecuación de la Provincia es clara: en medio de lo que podría ser la segunda ola de coronavirus, el Gobernador y sus colaboradores observan “niveles preocupantes de relajación social” y están convencidos de que “algo hay que hacer”.

Algo como “tomar medidas mucho más fuertes para evitar que se sature el sistema de salud”, según advirtió el viceministro Nicolás Kreplak, para quien la capital y el Conurbano son “una misma área epidemiológica” y debería avanzarse con “decisiones conjuntas”.

En La Plata

También ante los avances de contagios, en la Comuna local esperan una decisión final de la Provincia sobre el cambio de Fase aunque ya se preparan para nuevas restricciones que apuntarían al transporte público y a la nocturnidad. (ver más inf. págs. 10 y 11)