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El asesinato del policía reaviva el debate sobre los menores

La firme sospecha de que un menor de 14 años fue quien asesinó al policía platense Leonardo Sarmiento, en Avellaneda, el miércoles, reavivó la problemática de los menores involucrados en delitos. En esa tribuna, el ministro de Seguridad de la Provincia, Cristian Ritondo, pidió reformas normativas para poder enjuiciarlos, ya que actualmente “la Justicia no hace nada hasta que un menor mata”, sentenció. Y agregó: “Al menor que comete un delito hay que detenerlo y juzgarlo lo más rápido posible, con un código adecuado a su edad, y adecuado quiere decir justo y no garantista”.

Los investigadores del crimen del efectivo, que recibió un disparo en el pecho mientras hacía tareas encubiertas en una investigación, buscan como uno de los sospechosos del hecho a un menor de 14 años quien integraría una banda que suele cometer robos del tipo “piraña”, informaron fuentes de la Policía y la Justicia.

Con el objetivo de la investigación fijado, la Policía realizó varios allanamientos en Avellaneda durante toda la jornada, pero al cierre de esta edición no había encontrado al adolescente.

Por la edad del imputado, el fiscal de Avellaneda Elvio Laborde, inicialmente a cargo la investigación, delegó la causa en el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil del distrito Lomas de Zamora.

“Tenemos identificado a este chico, que tiene sólo 14 años, que suele escaparse de su casa y tiene entradas y salidas de la comisaría. Es parte de una banda delictiva de la zona que asalta en grupo con la modalidad ‘piraña’”, dijo una fuente policial.

Al tener menos de 16 años, por más que sea aprehendido, es inimputable y por lo tanto no irá preso sino que a lo sumo se le dictará una medida de seguridad para que esté en un instituto de menores.

El hecho ocurrió el miércoles, alrededor de las 13, en el cruce de las calles Ricardo Gutiérrez y French, a pocas cuadras de Villa Tranquila, en Avellaneda.

El subteniente Leonardo Sarmiento, de 40 años, prestaba servicios en la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) Lanús y estaba en la zona, de civil, junto a una compañera. Realizaban tareas de manera encubierta en el proceso de una causa por abuso sexual.

En ese momento, al menos cinco delincuentes armados los sorprendieron con fines de robo.

Según las fuentes, los asaltantes los amenazaron y a la mujer le sustrajeron su arma reglamentaria, tras lo cual el subteniente Sarmiento recibió un disparo en el tórax cuando quiso impedir el robo.

El efectivo cayó al piso gravemente herido y su compañera, la oficial inspector Magalí Delgado, quien resultó ilesa, lo acompañó en un auto particular -de un vecino de la zona- al Hospital Fiorito, donde llegó muerto a raíz de las lesiones sufridas.

Los esfuerzos de ambos fueron en vano. El tiro, que le atravesó el tórax por el sector izquierdo, fue muy cerca del corazón del subteniente, que llegó sin signos vitales a la guardia.

La principal hipótesis es que se trató de un robo al voleo y voceros policiales aclararon que Sarmiento no llevaba colocado chaleco antibalas porque justamente intentaba pasar desapercibido mientras realizaba tareas de inteligencia en la zona.

“Les manotearon lo que pudieron, incluso las armas y fue ahí donde le pegaron el tiro al policía. Después se fueron corriendo para Villa Tranquila”, apuntó una fuente de la investigación.

La sociedad pide un límite”

En este marco, el ministro de Seguridad bonaerense, Christian Ritondo, reclamó un debate para evitar la “creciente” participación de menores de edad en delitos al señalar que “la sociedad argentina tiene un debate pendiente sobre la participación creciente de menores en delitos, ya que los adolescentes que delinquen suelen reincidir”.

Al presidir en Morón el Consejo Regional de Seguridad Zona Oeste del Conurbano, Ritondo aseguró esta mañana que “hace mucho tiempo la sociedad está pidiendo un límite y la Justicia no hace nada hasta que un menor mata. Por eso, al menor que comete un delito hay que detenerlo y juzgarlo lo más rápido posible, con un código adecuado a su edad, y adecuado quiere decir justo y no garantista”.

Luego, Ritondo publicó en su cuenta de Twitter sus “condolencias a la familia del subteniente Leonardo Gabriel Sarmiento. Fue asesinado por delincuentes mientras hacía su trabajo. Policías como él dejan en alto el honor de la fuerza”, agrega el tuit.

La despedida al efectivo

El velatorio al policía asesinado se realizaba desde anoche en una casa fúnebre situada en el barrio de La Loma.

En medio de muestras de profundo dolor de familiares y amigos, también se acercaban compañeros de la fuerza a despedir al policía con 12 años de trayectoria en la Bonaerense.

En este contexto, se presentó también el jefe de la Policía de la Provincia, Jorge Perroni. Según se informó desde el Ministerio de Seguridad, como se hace habitualmente en los casos de policías muertos en servicio, se dispuso también un ascenso “post mortem” a la categoría de teniente.

A medida que fue avanzando la noche, se fueron acercando policías con sus uniformes reglamentarios y también efectivos que estaban fuera de servicio. En un ambiente dominado por las expresiones de angustia, algunos compañeros del policía asesinado preferían mantenerse en silencio al ser consultados sobre la situación.

La masiva presencia en las inmediaciones de la casa fúnebre se extendía a la sala interior, donde los familiares y amigos íntimos se despedían del oficial.

Incidente en villa tranquila

Mientras los investigadores buscan a menores involucrados con el crimen que tendrían en jaque a toda una zona de Villa Tranquila, en Avellaneda, se registró un particular episodio con una periodista de la televisión, quien fue abordaba en plena transmisión con armas de juguete.

Un equipo del canal Crónica TV, con la periodista Camila Barral (21) y un camarógrafo fue hostigado y amenazado por un grupo de menores, ante la ausencia de policías en la zona.

“¿Sabés quién quemó al policía? Fui yo”, les dijo uno de los chicos. Con apenas 12 años, blandía una pistola de juguete. El restante que exhibió otra, con igual fin, 15. Los periodistas desconocías que se tratara de réplicas y temieron por su vida. Entonces decidieron irse del lugar.

“La pasé re mal. Me amenazaron a mí y al camarógrafo. Me apuntaron con un arma. Por suerte, la estamos contando”, relató la cronista.

Tras el incidente, los chicos fueron llevados a una comisaría de la zona y poco después los restituyeron a sus familias.