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El hombre en la Luna: a 50 años de una hazaña que aún conmueve al mundo

“Un pequeño paso para el hombre; un gran salto para la humanidad”. Con estas palabras, el comandante del Apolo XI, el estadounidense Neil Armstrong, anunciaba un acontecimiento destinado a marcar un antes y un después en la Historia: la llegada del hombre a la Luna. Cuando a las 22:56 de hoy, hora argentina, se cumplan cincuenta años de aquel momento, la Luna sigue siendo un objetivo a alcanzar, pero esta vez como plataforma para viajar a otros destinos espaciales.

Aquel 20 de julio de 1969 el mundo fue testigo, a través de la radio y de la televisión, de una hazaña que habían comenzado a seguir con enorme expectativa varios días atrás. En total, fueron ocho días, tres horas y 18 minutos de una aventura en el espacio que mantuvo en vilo al mundo e impulsó para adelante la tecnología de la época en el marco de un programa que había llevado diez años de preparativos.

El logro se enmarcó en la Guerra Fría y en la carrera espacial que los Estados Unidos mantenían con la Unión Soviética -que ya había alcanzado una sucesión de logros, tales como la puesta en órbita del satélite artificial Sputnik en 1957 o las proezas de Yuri Gagarín y Valentina Tereshkova- convertidos en los primeros humanos en viajar al espacio exterior.

La hazaña fue televisada en directo, momento en el que “el mundo detuvo su pulso”, según un titular de la época que hablaba de “una cifra impresionante”, de televidentes, “millones de personas en diversas partes del mundo que vieron el lanzamiento del Apolo XI rumbo a la Luna, mediante satélites de telecomunicaciones”.

En el marco de las celebraciones por la hazaña del Apolo XI, ayer el presidente estadounidense, Donald Trump, recibió en la Casa Blanca a los astronautas de la misión, Buzz Aldrin y Michael Collins.

“Mañana (por hoy) es un gran día”, dijo Trump y agregó “son 50 años después del día en el que plantamos la hermosa bandera estadounidense en la Luna”.

Buzz Aldrin y Michael Collins son los únicos dos tripulantes que sobreviven del Apolo XI que aterrizó en la superficie de la Luna, en una misión que cambiaría la forma en que la humanidad concibe su lugar en el Universo.

Su comandante y el primer hombre que pisó la Luna, Neil Armstrong, falleció en 2012.

La nave espacial tardó cuatro días en llegar a la Luna antes de que el módulo lunar, conocido como “Eagle”, tocara suelo en la superficie del satélite el 20 de julio de 1969.

Armstrong salió de la cápsula unas horas después descendiendo hasta el pie de la escalera, mientras pronunciaba la frase inmortal que encabeza esta nota.

Collins permaneció en órbita lunar en el módulo de comando Columbia, el único medio que los astronautas tenían para regresar a la Tierra.

Collins, quien orbitaba la luna a solas en la nave matriz, observó posteriormente con asombro cómo se unían todos los habitantes de la Tierra en el seguimiento de la proeza espacial.

“Fue un logro maravilloso en el sentido de que la gente alrededor del mundo lo aplaudió: norte, sur, este, oeste, ricos, pobres, comunistas, lo que fuera”, dijo el astronauta, ahora de 88 años, en una entrevista reciente.

Esa sensación de unidad resultó efímera. Pero 50 años después, el Apolo XI, la culminación de ocho años de trabajo arduo en el que participaron 400.000 personas y se invirtieron miles de millones de dólares sigue provocando emoción.

En ocasión del aniversario, la NASA, museos y toda clase de instituciones realizan ceremonias, desfiles y fiestas (ver aparte).

Se lanzarán simultáneamente 5.000 modelos de cohetes frente a las instalaciones en Huntsville, Alabama, donde nacieron los colosales cohetes Saturno V. Se probarán modelos Apollo XIK y Saturn 5K en el Centro Espacial Kennedy de la NASA.

el regreso y después

Después de que los astronautas regresaron al planeta, tras el viaje, estuvieron en cuarentena por si se habían infectado con alguna misteriosa enfermedad espacial, sin que esto sucediera. Luego se embarcaron en una extensa gira mundial.

Collins dijo que a pesar de ser introvertido, Armstrong era el mejor vocero del equipo.

“Era muy inteligente, tenía un historial muy amplio de conocimientos, conocimientos científicos, conocimientos históricos”, dijo.

Ni Estados Unidos ni ningún otro país ha sido capaz de volver a la Luna desde 1972, el año de la última misión de Apolo.

El presidente George Bush prometió hacerlo en 1989, así como su hijo, el presidente George W. Bush, en 2004, quien aseguró que iría más allá: a Marte.

Pero ambos debieron enfrentarse a un Congreso que no tenía interés en destinar enormes fortunas y a una opinión pública que había cambiado considerablemente después de la Guerra Fría.