La noticia de que uno de los dos vocales que le quedan al Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires se jubilará este año puso en duda el funcionamiento del principal órgano de control de las cuentas provinciales y municipales. Cuando se concrete esa salida y si no hay reemplazos, quedarán vacantes tres de la cinco sillas ejecutivas del organismo, que perderá posibilidad de formar quorum y dictar sus fallos.
Actualmente, el Tribunal funciona con un quorum ajustado de tres firmas: la de su presidente, Eduardo Grinberg, y los vocales Miguel Teilletchea y Gustavo Fernández. El año pasado dejó su cargo Héctor Giecco (renuncia que fue oficializada esta semana en el Boletín Oficial bonaerense), mientras que en 2016 falleció la cuarta vocal, Cecilia Fernández.
Lo que se conoció en las últimas horas es que tanto Teilletchea como Gustavo Fernández solicitaron una certificación de servicios y remuneraciones, trámite con el que se inician los trámites jubilatorios.
Según pudo saber LA NACION de fuentes del Tribunal, Fernández les hizo saber a los empleados de su despacho que se jubilará este año. No así Teilletchea, quien ratificó su voluntad de continuar en el organismo. Ninguno presentó una nota formal pidiendo su jubilación.
La certificación de servicios y remuneraciones iniciada por ambos sería una reacción a las reformas previsionales activadas por la gestión de María Eugenia Vidal . En particular, una iniciativa que apunta a compatibilizar el régimen del Instituto de Previsión Social bonaerense con el de la Anses, lo que implicará pérdida de beneficios para los futuros jubilados provinciales. Con la certificación de servicios y remuneraciones, los vocales consolidarían sus derechos previsionales.
De todos modos, la salida que Gustavo Fernández confirmó a sus pares le quitará al Tribunal la posibilidad de formar quorum y dictar fallos, ya que solo quedará con dos de los cinco miembros que prevé la ley. Si no hay imprevistos, la jubilación podría terminar de formalizarse a mediados de 2018.
Actualmente, Gustavo Fernández ocupa una de las dos vocalías que se encargan de auditar las cuentas de los municipios. La otra vocalía que se dividía ese trabajo era la que ocupaba Giecco. Teilletchea se encarga de auditar las cuentas de las reparticiones autárquicas y entes especiales de la provincia. La fallecida Cecilia Fernández se ocupaba de analizar las cuentas de la gobernación.
Las vocalías en el Tribunal de Cuentas son puestos codiciados para la política bonaerense: se trata de cargos vitalicios, a los que se accede con acuerdo del Senado (sin mayorías especiales) y desde los cuales se pueden poner en jaque los números que presentan cada año los 135 intendentes bonaerenses, aplicar cargos y multas.
De hecho, la salida de Giecco y la muerte de Cecilia Fernández generaron varias negociaciones de Cambiemos con el peronismo, el massismo y el kirchnerismo. Todos propusieron sus nombres. Vidal y su jefe de Gabinete, Federico Salvai, jugaron con la posibilidad de atar esas vacantes a la votación del presupuesto de 2017, pero finalmente no avanzaron en acuerdos.
Gustavo Fernández llegó al Tribunal de Cuentas de la mano del ex intendente de La Plata Julio Alak, de quien fue contador. Teilletchea ingresó al organismo en los 80, de la mano de la UCR de Chascomús. Grinberg preside la entidad desde 1987.
Hoy, con amplia mayoría en el Senado provincial luego del recambio legislativo, Cambiemos estaría en condiciones de nombrar y quedarse con todas o al menos dos de las sillas vacantes. Pero todavía no hay definiciones -ni apuro- en La Plata. Al menos, hasta que Vidal y Salvai regresen de sus vacaciones.