Inicio Argentina En Barrio Hipódromo y Los Hornos, ataques salvajes contra dos familias

En Barrio Hipódromo y Los Hornos, ataques salvajes contra dos familias

la pareja asaltada en la vivienda situada en barrio hipódromo / el dia

El domingo primero de agosto estará cincelado en la memoria de dos familias platenses por un largo tiempo, tras dos nuevos hechos de inseguridad que tuvieron a la violencia como denominador común y a tres adolescentes -uno menor- inmersos como víctimas en la secuencia delictiva. Ambos ocurrieron por la noche, uno en una casa de Barrio Hipódromo y el otro en un inmueble de Los Hornos. Y en los dos se trató de golpes comando, con bandas de tres y cuatro integrantes respectivamente.

El primero ocurrió a las 20 horas, en una vivienda situada en 43 entre 121 y 122. Carlos y Viviana, dueños de la propiedad, recibieron a este diario todavía con la emoción de lo sucedido en los ojos. Durante varios momentos de la charla, el matrimonio no pudo contener las lágrimas, y no es para menos: su hijo de 16 años estuvo a merced de los delincuentes.

Los tres estaban a punto de comer y Carlos, sentado a la mesa frente a su plato y los cubiertos, fue el primero en “recibir” a los ladrones. Con un “ariete” de cemento le dieron un golpe seco a la puerta, que se abrió de par en par. Se metieron de a uno, encapuchados, y el último con un revólver en la mano. El damnificado no tuvo dudas de a qué habían llegado, y se abalanzó con un cuchillo Tramontina sobre el intruso que tenía más cerca. “Le di dos puñaladas, pero no sé si llegó a clavarse o no. Ahí el que tenía el arma me empezó a correr alrededor de la mesa, hasta que entre dos me arrinconaron y me dieron un culatazo en la cabeza”, relató el damnificado. Mientras todo eso pasaba, Viviana y el joven habían intentado interceder en la pelea. Por eso cabe retroceder en el tiempo hasta el inicio.

La mujer explicó que “cuando le dan el golpe a la puerta, mi hijo y yo estábamos en la habitación. Pensé que era la perra, hasta que lo vi a Carlos correr en el comedor, perseguido por un tipo”. El menor también los advirtió, se cruzó ante uno de los maleantes y la acción desactivó cualquier tipo de resistencia de los adultos.

Uno de los asaltantes tomó una silla y revisó un sobretecho, “como si supiera los lugares de la casa”, remarcó Viviana. Buscaban “la plata” y gritaban que los iban a “matar a todos”. Otro fue hacia el segundo piso y entonces la pareja supo que alguien los había entregado. Sin embargo, sostuvieron que “somos una familia humilde que vive al día, acá dinero no iban a encontrar nunca”. Con esa premisa en mente, temieron que la situación se tornara aún peor.

Fue la dueña de casa quien, sin que se dieran cuenta, agarró el control de la alarma vecinal y lo presionó. El sonido estridente puso en fuga a la banda y, con la adrenalina al tope, la mujer los siguió. “Se metieron por la abertura que hicieron en la cerca de metal que da a las vías. Siempre se escapan por ahí los que vienen a robar, después fueron hasta 41 y doblaron para el lado de Ensenada”, afirmó. “Alcanzaron a manotear mi mochila, con todos mis documentos”, añadió.

Por su parte, Carlos contó que “me hicieron un desastre, le apuntaron a mi hijo con un 38. Nosotros somos laburantes, nos cuesta muchísimo tener lo poquito que tenemos… había mil pesos arriba de la mesa que era para pagar la comida”. Y lamentó: “La justicia es para el que te mata, porque si al tipo yo lo dejaba malherido, seguro me metían preso a mí.

Tres horas y media después, en 77 bis entre 132 y 133 un hombre llegaba a su hogar acompañado por su hija de 18 años y una amiga de la misma edad. La calle estaba oscura, por eso nunca detectó que cuatro sujetos lo miraban entrar la Volkswagen Suran en el garage. Los malvivientes, con guantes y los rostros cubiertos, mostraron una pistola y apuntaron a los tres. Un frentista consultado por este medio apuntó que “a una de las chicas le pusieron el caño en el cuello”. Así los arrastraron hasta el interior de la vivienda y los obligaron a recostarse en el piso. Fuentes oficiales indicaron que “les dijeron varias veces que los iban a matar si no les entregaban toda la plata”. Finalmente escaparon tras hacerse con 58 mil pesos, tarjetas de crédito y débito y diversos documentos personales.