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En medio de los ruidos internos, por ahora no habrá cambios de gabinete

El día después a la dura derrota electoral del oficialismo –donde perdió en “17 de las 24 provincias”, incluida la estratégica Buenos Aires-, hubo cruces de acusaciones y reproches entre el entorno de Alberto Fernández y el de la vicepresidenta Cristina Kirchner. Pese a la tensión interna y la indefinición en cómo oxigenar la gestión –no están previstos cambios de gabinete en el corto plazo- sí hay coincidencia en que el Ejecutivo debe “poner más plata en la calle” para aliviar los bolsillos y tratar de sumar adhesiones de cara a las generales del 14 de noviembre.

Hay gestos indisimulables sobre la tensión que encendieron los números del escrutinio provisorio y que ayer no logró atenuarse. Hacia el mediodía el Presidente sentó a Santiago Cafiero y Martín Guzmán en la primera fila de la platea desplegada en el museo del Bicentenario en Casa Rosada, en ocasión de la presentación de un proyecto de ley para incentivar el “Compre Argentino”, en lo que pareció la ratificación de dos funcionarios apuntados por el kirchnerismo por su supuesta responsabilidad en la crisis económica que tumbó las chances electorales del oficialismo. También apareció en ese lugar de privilegio la primera dama Fabiola Yáñez, que no suele participar de anuncios de gestión, y es cuestionada por haber propiciado el festejo clandestino en la Residencia de Olivos en plena cuarentena.

Por la tarde, la Vicepresidenta convocó a su despacho en el Senado a su “mesa chica”: a su hijo Máximo, al ministro Wado de Pedro (Interior) -que ayer no asistió a Balcarce 50 y no pudo celebrar el “ágil y exitoso” escrutinio provisorio de las PASO- y, al parecer, al gobernador bonaerense Axel Kicillof.

Las diferencias entre dos de los tres pilares del Frente de Todos –Sergio Massa, por su parte, se recluyó con sus colaboradores en Tigre- estaría en la magnitud de los cambios a implementar. Tal como publicó este medio, en los próximos días se esperan anuncios económicos que ayuden al oficialismo a retomar esta agenda de cara a la campaña rumbo a las elecciones generales. Más que la implementación de un salario universal que piden sectores más “ideologizados” de la coalición, en el Gobierno aspiran a medidas que asistan “a la clase media y media baja” que fue la que en parte la que le dio la espalda a “Todos” el último domingo.

Un asesor del Presidente ayer puso en palabras este desafío: “Hay que ver de qué forma la política atiende la demanda de la gente, en lo económico y un par de temas mas. Eso es lo que está en debate”, apuntó a este medio. Traducido: de qué forma incentivar la demanda sin disparar el déficit fiscal –en medio de la negociación con el FMI-, y cómo focalizar la asistencia para que esos recursos no terminen retroalimentando a la inflación.

Hoy en Casa Rosada resisten los embates de los socios de la coalición para implementar cambios de gabinete que den otra musculatura política al Ejecutivo. “Perdimos todos”, se defendió un funcionario en un tiro por elevación al kirchnerismo: hizo notar que tanto el gobernador bonaerense como referentes del camporismo no pudieron evitar ver la caída en sus propios distritos, hablando de la Provincia y municipios como Quilmes y Mercedes.

Si en el Senado la Vicepresidenta mantuvo ayer un hermético diálogo con sus mas estrechos colaboradores para trazar estrategias que permitan revertir la derrota de las primarias, dirigentes del kirchnerismo duro salieron a los medios a cuestionar al modelo actual. “Algunos compañeros soslayando el grave retroceso económico me gritaban en la cara “Una vacuna un voto, pelotudos”, disparó Luis D’Elía. Para el dirigente social Juan Grabois, en tanto, “hay un gabinete que no funciona. Muchos ministros no hablan entre sí, en situaciones críticas no se hablan”.

Quizás como respuesta al embate interno, Alberto Fernández mantuvo ayer reuniones con gran parte del gabinete, tratando de mostrar reacción ante el cachetazo electoral con más “gestión”. Su agenda incluyó un almuerzo con Cafiero y con dos ministros de máxima confianza, Juan Zabaleta (Desarrollo Social) y Gabriel Katopodis (Obras Públicas). Con experiencia territorial, los salientes jefes comunales tampoco pudieron evitar derrotas en Hurlingham y San Martín, dos distritos de una primera sección electoral que se pintó de amarillo.

Hay coincidencia en que para recuperar votos “hay que ponerle guita a la gente”. El problema es la forma. La reapertura de las paritarias tendrá su impacto hasta noviembre próximo pero sólo en los trabajadores formales. La asistencia del universo de postergados que conforman los informales y los emprendedores afectados por la pandemia constituye uno de los principales desafíos del oficialismo. No hay coincidencia aún en el seno de la coalición en cómo cambiar el ánimo de la sociedad. “Menos mal que Cristina paró el ajuste de tarifas sino nos ganaban por 10 puntos más”, chicaneó anoche una fuente kirchnerista, de las tantas que le reclama “más calle” a los actuales moradores de la Casa Rosada para, así, dar vuelta la catástrofe electoral.

La Vicepresidenta convocó a su “mesa chica” para analizar la derrota en las PASO