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En medio de un imponente operativo de seguridad, arranca la Cumbre del G-20

Los líderes del G-20 darán inicio hoy en Buenos Aires a una cumbre que se prefigura conflictiva, luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, cancelara abruptamente una reunión con su par ruso al margen del encuentro y se jactara de la guerra comercial que ha lanzado contra China.

El asesinato de un periodista saudita en el consulado de su país en Estambul también amenaza con empañar una cumbre a la que asisten los líderes de Arabia Saudita y de Turquía, luego de que el presidente Mauricio Macri dijera ayer que el crimen sin duda estará «sobre la mesa» en reuniones bilaterales y quizás también en la reunión general.

Trump, quien se entrevistó hoy con Macri en la Casa de Gobierno, llegó anoche al país poco después de cancelar su cara a cara de mañana con el presidente ruso, Vladimir Putin, en protesta por la captura por Rusia de tres barcos militares de Ucrania, una de las varias cuestiones colaterales que sobrevolarán los dos días del G-20.

La cumbre se centrará en empleo, infraestructura y seguridad alimentaria en un aparente intento del gobierno argentino de evitar otros asuntos sobre los que siempre había habido consenso dentro del foro pero que ahora enfrentan a Estados Unidos y Europa, como comercio y cambio climático, el tema que casi hace fracasar el G-20 del año pasado.

En busca de asumir el liderazgo dentro del grupo contra el proteccionismo de Trump y su descreimiento en el calentamiento global, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció ayer que planea convocar una reunión con sus pares europeos en Buenos Aires para forjar un frente común contra «todos los desafíos» que afronta el G-20.

Macron, de los primeros líderes en llegar a Buenos Aires, elogió en conferencia de prensa conjunta con Macri el espíritu de acción colectiva que representa el G-20 y su «capacidad de hacer que el diálogo y la cooperación triunfen», y advirtió que si las naciones «se cierran» podría haber guerras comerciales o conflictos armados.

Mientras que la reunión Trump-Putin ya quedó frustrada, el jefe de la Casa Blanca tiene previsto encontrarse mañana tras el G-20 con su par de China, Xi Jinping, para presionar al gobernante de la segunda economía del planeta a que adopte reformas que favorezcan el acceso al mercado chino de las compañías estadounidenses.

Luego de imponer enormes aranceles a productos chinos y de amenazar con aumentarlos drásticamente en enero, Trump dijo ayer que una tregua en la disputa comercial estaba «muy cerca», pero luego dudó si lo deseaba. «Creo que China quiere acordar. Estoy abierto a un acuerdo pero francamente a mí me gusta el acuerdo que tenemos ahora», dijo el presidente.

Antes de aterrizar ayer en Argentina, Xi prometió en el vuelo que China «hará esfuerzos para acelerar el acceso al mercado, mejorar la atmósfera de inversiones e incrementar la protección de la propiedad intelectual».

Compañías extranjeras que operan en China se quejan de que estas promesas no son nuevas, y analistas no están muy convencidos de que la cena de trabajo de Trump y Xi de mañana redunde en mucho más que un compromiso de seguir negociando.

La opinión que parece predominar es que Trump aplicará los nuevos aranceles contra China previstos para enero, porque busca su reelección en 2020 y es un tema al que seguramente sacará rédito en su campaña así como hizo con México y el Nafta en 2016.

El presidente de Estados Unidos aprovechará la coincidencia en Buenos Aires con los gobernantes de Canadá y México para firmar hoy su nuevo tratado de libre comercio luego de que consiguiera imponer a sus vecinos una renegociación del antiguo Nafta, cumpliendo así con una promesa de campaña.

En su conferencia de prensa con Macri, el presidente Macron reclamó participación internacional y «claridad completa» en las investigaciones del asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi.

Por su parte, Macri señaló que el crimen «que ha impactado al mundo está sobre la mesa y tal vez salga en las bilaterales o en el temario del G-20».

Arabia Saudita ha negado que el príncipe heredero Mohamed bin Salman, que preside la delegación de su país en el G-20, haya ordenado el asesinato del periodista, que vivía en Estados Unidos. La prensa estadounidense afirma que un informe de la CIA concluye que sí, pero Trump lo desmintió.