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En un cierre extraño, el Lobo hizo un pésimo negocio en la ida

Nicolás Nardini

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El cierre de partido fue fatídico para Gimnasia. Después de un trámite dominado por la chatura, pero en el que había sido algo más que su adversario, los mens sana se quedaron sin nada frente a Newell´s, que lo venció por la mínima diferencia, en el choque de ida de la Copa de la Superliga. Al tratarse de un duelo de 180 minutos, la historia aún no está sentenciada para la escuadra del Indio Ortiz, pero el dueño de casa quedó a todas luces mal parado pensando en la definición de la eliminatoria que será en la ciudad de Rosario el domingo de Pascuas.

La historia se resolvió en el tiro del final. En un encuentro que pintaba para un cero a cero clavado, una acción extraña derivó en la derrota tripera. Tras una salida de tiro de esquina, Franco Mussis cometió un claro penal con su antebrazo derecho. Pero lo raro de la situación es que Néstor Pitana, el árbitro del partido, inicialmente dudó en sancionalo. Dejó seguir la acción y pareció haber vuelto sobre sus pasos tras consultar por intercomunicador con sus asistente. El protocolo de sanción dejó dudas, a tal punto que el juez misionero, con gestos ampulosos, aclaró que la decisión había sido suya, algo que en verdad no quedó muy claro en el instante de la determinación. Por ello, la airada protesta de los hombres de Gimnasia, porque en verdad, en la cuestión de fondo, no tenían argumentos para esbozar protesta alguna. La mano de Mussis fue evidente y el castigo de ella fue el gol de Maxi Rodríguez que dejó al Lobo mal herido en la eliminatoria.

¿Está terminada la historia para los mens sana en la Copa? Claro que, le quedan 90 minutos para redimirse en el Coloso Bielsa ante un rival que no dio ninguna garantía de solidez sobre su propia portería. Eso sí, salió mal parado del primer chico, porque si el empate en cero que se presagiaba al promediar el complemento ya dejaba un sabor agridulce en el Bosque, la derrota en su casa en víspera de cerrar la historia con toda la gente en contra en Rosario, es claramente un marcador negativo. Los del Indio empezaron la Copa con el pie izquierdo. Y no sólo por el 0-1 final, en realidad el juego en líneas generales fue deficitario, porque quedó a mitad de camino entre imponer el protagonismo y jugar al error de la visita.

no anduvieron los cerebros del equipo en el mediocampo

El problema crucial para Gimnasia fue la noche aciaga de sus dos hombres determinantes en el centro del campo: Faravelli y Mansilla. El rosarino estuvo lejos de ser el faro de juego del equipo -algo que sí había logrado en muchos otros partidos- y el ex Racing alternó buenas y malas hasta ser suplantado. Entonces, con los dos generadores de juego en una mala noche, el resto del equipo se vio resentido.

Los abastecedores de juego no estuvieron iluminados y lo sintió el resto del equipo. Quien cargó con la elaboración en la primera puntada fue Víctor Ayala, de lo mejor hasta irse expulsado, pero le faltó compañía en la cadena de mando, porque quedó lejos de la zona de influencia ofensiva. Pasando en limpio, la salida clara de balón generada por el paraguayo, no tuvo continuidad en el resto del andamiaje tripero.

Comba por derecha casi no gravitó y Hurtado, adelante, quedó preso de su soledad, en una lucha desigual ante los zagueros centrales de la visita. El venezolano se desgastó tanto que cuando quedó mano a mano para desnivelar, pocas veces lo hizo con la potencia necesaria.

Gimnasia apostó una vez más al mismo dibujo táctico, con cuatro hombres en el fondo, Ayala como tapón por delante, otros cuatro jugadores en la zona media y Hurtado como único punta.

La apuesto fue achicar espacios y no dejar sitio entre líneas. “Me gustan los equipos que juegan en 40 metros”, había dicho el Indio Ortiz por la mañana, en la conferencia previa al partido. Los suyos le hicieron caso, no lucieron como un equipo largo, el tema es que muchas veces el achique de espacios fue hacia atrás, con zarpazos repentinos de sus hombres más adelantos en procura de romper la salida de balón contraria.

A esa apuesta general le faltó convicción. El Lobo tuvo tres chances claras en el primer tiempo y dos en el segundo, muy poco para un equipo que debía ganar para hacer un negocio pensando en un partido de 180 minutos.

Lo peor, encima, es que en los primeros 25 minutos de la parte final hasta resignó el protagonismo, porque Newell´s le quitó la pelota y le ganó los espacios. En ese contexto, sólo le llegó un par de veces a Alexis Martín Arias, pero desnudó la falta de audacia del Lobo, que se quedó a mitad de camino.

Desde el banco, Vargas tampoco fue solución y tan solo Tijanovich lograba romper por las bandas. Demasiada poco para un equipo que procuraba hacer la diferencia de local.

En el cierre, con un empate clavado que olía a resignación en 60 y 118, llegó lo peor de la crónica tripera. Un penal, claro pero cobrado en cámara lenta por Pitana, dejó sin nada a los mens sana. El castigo, quizás excesivo, deja aGimnasia tecleando para el encuentro de regreso que se jugará en algo más de una semana.

El Lobo estará obligado a ir por el triunfo en Rosario y allí tendrá la chance de lograr una demostración de carácter. Allí se verá si este equipo, sin la carga de luchar por los promedios, es capaz de dar un golpe encima de la mesa para enderezar una eliminatoria que se inició torcida.

El Lobo nunca se animó a ir por todo y esa indecisión le jugó una mala pasada al final