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Entraron en una casa de El Mondongo, le pegaron a la dueña y ataron a los dos perros

Roxana (48) y su hijo (13) descansaban ayer, cada uno en su cuarto, ajenos a lo que sucedía en ese momento de la tarde en el patio de su casa del barrio El Mondongo: cuatro delincuentes ataban a una sombrilla con base de cemento a Toby y Dalí, los dos bretones de la familia.

Con los perros reducidos, rompieron el mosquitero de la ventana de la cocina que da a esa parte trasera de la vivienda de 118 entre 66 y 67, e ingresaron uno por uno por el resquicio recién abierto. Desde ese sector fueron revisando las habitaciones, hasta que subieron a la planta alta, donde las víctimas todavía seguían sin saber lo que ocurría.

Entonces comenzó la verdadera pesadilla.

Golpes, amenazas y un mensaje

Por el relato que los damnificados le hicieron a EL DIA, la banda que los asaltó había planeado el golpe y controló la situación en cada instante.

Ataron a madre e hijo cuando dieron con ellos en sus respectivos dormitorios y comenzaron a insultarlos y amenazarlos, exigiéndoles la entrega de dinero.

Ante la duda de la mujer, le pegaron en el rostro repetidas veces para amedrentarla. “Le lastimaron la nariz y le hicieron marcas en la cara”, confirmaría Jorge, su ex pareja.

Una vez conformes con la respuesta, los dejaron maniatados en la alcoba y se dedicaron a remover cada cajón y armario en busca de elementos de valor.

En uno de esos habitáculos se encontraron con algo que les llamó la atención, pero que resolvieron no tocar. “Quedate tranquila que te dejamos las medallas de Malvinas”, le dijeron a Roxana en referencia a las preseas pertenecientes a Jorge, combatiente del Regimiento 7 en la Compañía Comando.

Los pasos de la huida también aparentaban estar trazados. Tras pedirle la llave de la Volkswagen Suran estacionada en el garaje, los ladrones sacaron la camioneta a la calle y guardaron la propia, con la finalidad de cargar todo lo robado.

Sin embargo, antes de marcharse, tenían algo más planificado, una frase que uno de ellos dijo para intimidar aún más a la familia.

“Volvemos en 20 minutos”, fue la última amenaza proferida, para luego escapar.

Sospechas

“La verdad, estoy con mucha, mucha bronca”, aseguró Jorge a este diario.

Para el hombre los asaltantes debían tener algún tipo de información para cometer el hecho, debido a que, según explicó, “estamos muy en el centro de la manzana” y “no es fácil entrar, han venido por los techos, eso seguro” .

“Deben haber tenido algún tipo de conocimiento previo del lugar”, replicó.

Si bien no estaba en la casa al momento del episodio, su hijo lo llamó apenas pudieron liberarse.

“Muy nervioso me dijo ‘papá, vení que nos robaron’. Llegué lo más rápido que pude y me quedé a esperar a los chorros que prometieron volver”, sostuvo. Y agregó: “El robo fue un quilombo y lo que nos espera ahora es otro más”.