Inicio Argentina Estudiantes está en cuartos de final, pero en el juego dejó más...

Estudiantes está en cuartos de final, pero en el juego dejó más dudas que certezas

Por MARTÍN CABRERA

[email protected]

Estudiantes estuvo a doce pasos del papelón futbolístico. Porque recién se pudo asegurar la clasificación a cuartos de final de la copa Argentina en la definición por penales, donde dejó atrás a un rival, Estudiantes de San Luis, que le dio demasiado trabajo y casi lo deja sin competencia ni entrenador. Empataron 2-2 en tiempo reglamentario y en los penales el Pincha se llevó la serie 4-2.

La versión del equipo de Gabriel Milito fue demasiado pobre. No se vio, en cancha, nada que permita vislumbrar un crecimiento. Hace rato que juega mal en la Superliga y anoche era una oportunidad inmejorable para reencontrarse con sus ideales. No pudo ser y eso fue lo más preocupante de la jornada.

En el primer tiempo se vio lo peor del Pincha: desatento, tibio y sin ideas. No pudo imponer condiciones contra un rival inferior en billetera y plantel. Es más, a los 8 minutos ya estaba debajo en el marcador, luego del error de Facundo Sánchez en la marca, la tardía salida de Schunke y el increíble descuido de Gonzalo Jara. Demasiadas licencias que terminaron en el gol de cabeza de Leonel Felice, para empezar a dejar en evidencia a un equipo que, o bien subestimó la situación o volvió a entrar a un campo de juego tan distraído como un adolescente en la escuela. No es la primera vez que le sucede, por eso llama la atención que le siga pasando.

Desde el minuto 8 en adelante el equipo quedó desnudo y sin ideas. La pasó mal por las bandas cuando lo atacaron, estuvo partido en el medio y no tuvo un conductor, salvo cuando Diego García intentó llevar al equipo para adelante con la gambeta. Hubo una jugada que dejó en evidencia la falta de plan: la pared para entrar al área la hicieron Schunke y Jara. Así no…

Aun con esos problemas y luego de que Mariano Andújar salvara un mano a mano (tras error de Schunke), el equipo de Milito empezó a llegar, con más empuje que fútbol. La más clara lo tuvo Mateo Retegui, quien no pudo ni supo cómo empujar la pelota tras un remate de Fede González que reventó el travesaño. Le pifió y Montoya la sacó, es verdad que desde adentro, pero fue tan malo su gesto técnico que las miradas se las llevó el delantero y no el asistente 2, de pésimo partido igual que Hernán Mastrángelo, un árbitro que no se entiende cómo sigue dirigiendo partidos de envergadura.

El 4-4-2 inicial no funcionó, porque falló la dupla de contención (en especial Juan Fuentes) y porque nunca tuvo frescura por las bandas. Eso, sumado a que los delanteros nunca se entendieron, el combo fue negativo. Y mucho más por la poca convicción de los jugadores.

Lo mejor para el Pincha es la aparición de Sarmiento. Es un pichón de crack

En el segundo tiempo Milito cambió esquema y nombres. Mandó al campo a Edwar López y a Nahuel Estévez. El colombiano (reemplazó a Rosales) le cambió la cara al equipo por el extremo izquierdo y Estévez se paró más adelante que Fuentes. El equipo defendió con tres jugadores y en los primeros 15 minutos se mostró firme, intenso y arrinconó a su rival. Fue lo mejor de Estudiantes en todo el partido.

El tercer cambio, a los 12 minutos, fue el golpe final que necesitaba el equipo: Darío Sarmiento reemplazó a Castro y se ubicó como extremo derecho. Con el partido que hervía, se hizo cargo de la pelota y le terminó de cambiar la cara a Estudiantes. Es verdad que es muy chico todavía (16 años), pero parece que es bueno de verdad.

Por eso no extrañó que a los 14 minutos llegara el empate. Desborde de López por izquierda, centro pasado para que el pibito la bajara y le dejara servido el remate a Estévez, que de zurda le rompió el arco a Montoya.

El Pincha siguió atacando buscando el triunfo. Lo perdió Retegui y luego López. Con la fórmula del desborde por las bandas y el centro, siguió atacando. Por eso vía llegó el gol, a los 43 minutos y cuando parecía que los penales eran una realidad. Centro del colombiano y cabezazo del hijo del Chapa, que se sacó la mufa luego de un partido para el olvido.

El 2-1, a falta de dos minutos para el final, debió ser la última escena de la película. Imposible que a un equipo de Primera, luego de dar vuelta las acciones, se lo volviesen a empatar. Pero los de La Plata no están firmes y es evidente su alarmante falta de confianza. Por eso se metió muy atrás, sufrió la contractura de Gonzalo Jara y a los 47 minutos 50 segundos a Santiago Rodríguez lo dejaron rematar. Le pegó tan bien a la pelota que la clavó al palo izquierdo de Mariano Andújar, que nada pudo hacer. Baldazo de agua fría para un equipo que aun jugando mal había logrado dar vuelta el partido. Castigo para un equipo que tiene infinitamente más que su rival pero no pudo demostrarlo en los 90 y picos de minutos que se jugó. Fue la muestra que la billetera no siempre determina el rendimiento de un equipo. Estudiantes es la muestra que el trabajo no está dando sus frutos, lo jugadores no dan en la talla o la falta de confianza necesita algo más que un motivador serial. Algo está fallando.

EN LOS PENALES APARECIÓ LA JERARQUÍA PINCHA

En la definición por penales arrancó Estudiantes: gol de Schunke, fuerte arriba. Empató Jiménez, similar remate. En la segunda tanda Estévez puso el 2-1 y David Cuello, que había tenido a mal traer a Sánchez, remató por encima del travesaño. Pero luego el palo le dijo que no a Retegui y cuando otra vez la preocupación sacaba platea preferencial, Ignacio Echarri la tiró afuera. Ya nunca más se le escaparía al Pincha. Gol de López con tranquilidad y adentro el penal de Santiago Rodríguez. En el último, el Demonio García le dio el triunfo final y la clasificación a cuartos de final.

Pasó Estudiantes y puede decirse que estuvo bien. Pero no conformó a nadie, ni a los jugadores y mucho menos a los hinchas. Gabriel Milito dijo irse contento; seguramente no es así. Es un tipo de muchos años de fútbol y fútbol de jerarquía. No pudo gustarle cómo jugó su equipo.