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Fin de ciclo

Crónica de una salida anunciada. Estudiantes perdió como local 4-2 ante Colón y Ricardo Zielinski se despidió de su cargo como entrenador Pincha, algo que ya había intentado hacer hace un mes pero que fue frenado por la dirigencia. Anoche, tras una derrota sin atenuantes, marcó su salida luego de casi dos años de gestión.

El equipo, que llegaba en caída libre luego de sus últimas actuaciones, mostró una versión totalmente desdibujada, sin ideas y partido en la mitad de cancha. Y con una acumulación de errores defensivos no aptos para un equipo profesional. No tuvo mucho respaldo futbolístico el DT adentro de la cancha. Por eso renunció otra vez.

Esta derrota, además de confirmar la debacle del equipo, lo alejó muchísimo de la clasificación a la Copa Libertadores 2023. Es más, deberá sumar bastante para no quedarse afuera también de la próxima Copa Sudamericana, un escenario que nadie imaginaba hace 45 días atrás, cuando estuvo en la antesala de meterse en la semifinal de la principal competencia del continente.

Estudiantes empezó el partido de la peor manera: desordenado, distraído y alejado de la pelota. A tal punto que al primer minuto Baldomero Perlaza tuvo una chance clarísima de gol: su remate pasó a centímetros del palo derecho de Mariano Andújar. Tres toques le permitieron a la visita quedar en posición de ponerse en ventaja.

Siguió igual o peor el Pincha, haciendo agua en las divididas y siempre corriendo por detrás de la pelota, sorprendido por la audacia de un rival que hasta horas antes del pitazo inicial estaba en conflicto interno. No lo demostró en La Plata. A los 6 minutos Pieroti estrelló un tiro en el palo cuando el arquero y toda la defensa estaba resignada.

Por eso no sorprendió a nadie que Colón se pusiera en ventaja. Fue a los 19 minutos, cuando el Pulga Rodríguez asistió con un pase frontal a las espaldas de los centrales con una precisión digna de los exquisitos. Se durmió Noguera y salió muy mal Mariano Andújar, por eso el delantero la punteó y ya no tuvo que volver a tocar la pelota para el 1-0, que llenó de nervios a los hinchas que por primera vez cantaron el “Movete Estudiantes movete…”, en clara señal al descontento general que se empezaba a vivir.

Estudiantes tardó 20 minutos en encontrar la pelota, porque Pablo Piatti tuvo que dejar la banda y sumarse a la mitad de cancha ya que Morel y Zuqui estaban desbordados y por la derecha ni Castro y tampoco Leo Godoy podían hacer pie.

Desde ahí se empezaron a ver los mejores momentos y fue cuando la visita desnudó sus falencias defensivas, muchas y visibles sobre todo cuando la pelota venía por forma aérea. Primero lo tuvo Piatti pero tapó Chicco y minutos más tarde Fernando Zuqui quiso hacer una pared, tuvo fortuna porque la pelota le quedó tras rebotar en la espalda d ejun rival y remató fuerte desde lejos para marcar el 1-1 que bajó un poco la presión.

De ahí en adelante el partido fue ordinario tácticamente porque los dos equipos tuvieron fallas. Pero emotivo porque buscaron el arco de enfrente. Mientras que Andújar salvó el gol tras un borbollón dentro del área, el VAR salvó a Colón y a Ignacio Chicco, a quien se le escapó la pelota por debajo de su cuerpo tras un cabezazo de Leandro Díaz: le faltaron dos centímetros a la pelota para entrar ¿Cómo se frenó esa pelota? Cuando la suerte está esquiva pasan esas cosas.

En el segundo tiempo, cuando se esperaba el empuje final de Estudiantes para ir a buscar el triunfo llegó lo peor del partido, del torneo y del ciclo Zielinski: errores conceptuales, pésimas transiciones, distracciones y una goleada en contra que no dejó dudas respecto al presente de un ciclo que hace rato que estaba acabado y que desde la dirigencia no se quiso interrumpir con consecuencias que quedaron a la vista.

Una falta ingenua de Luciano Lollo sobre Wanchope le regaló el gol al Pulga Rodríguez, otra vez de tiro libre y otra vez a Estudiantes, su rival preferido. Magistral ejecución para un gol que estaba cantado cuando se acomodó. Iban 7 minutos y a los segundos de comenzado el complemento casi convierte de cabeza.

El Pincha, que había sido un desorden general desde el arranque fue un canto al desconcierto. Partido en el medio, sin ideas en ataque y con la sensación que si no lo empataba rápido el resultado iba a ser peor.

Wanchope reventó el travesaño a los 11 minutos y en la respuesta Pablo Piatti probó al arco desde la izquierda, pelota que impactó en el palo izquierdo de Chicco. Además de jugar muy mal no tuvo ni una cuota de fortuna, como ese cabezazo que se frenó dos centímetros antes de cruzar al gol.

Después Castro casi empata apareciendo por el segundo palo, pero la pelota se estrelló en el caño del arquero, haciendo todavía más grande la brujería que tiene este equipo, que además de jugar mal no tiene ni una cuota de suerte.

También se lo sacó Chicco al paraguayo Morel, cuando un remate desde afuera del área parecía meterse por su palo derecho.

Y tantas situaciones desperdiciadas en pocos minutos las aprovechó la visita, que primero con Wanchope Ábila y luego con el Pulga Rodríguez liquidó un partido que estaba a punto de explotar. Dos goles en pocos minutos para ponerle la última trompada a un equipo ya sin reacción ni resistencia, que cometió todos los errores posible en la última línea.

El descuento de Fabián Noguera en tiempo de descuento no alcanzó ni ahí para matizar una caída que no estaba en los planes ni del peor enemigo de Zielinski, ni ese hincha que siempre ve lo peor. Fue derrota y la necesidad de barajar y dar de nuevo. Y ponerse una cinta roja para alejar tanta malaria.

En los últimos 20 minutos del primer tiempo el Pincha estuvo en partido, pero sólo ahí

En el complemento el Pulga y Wanchope hicieron un show para ganar el partido