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Ganó $500 mil con “un poco de curiosidad, un poco de locura y un poco de necesidad”

Fanático de los programas de preguntas y respuestas desde que Cacho Fontana presentaba el legendario “Odol pregunta”, que seguía en la casa de la infancia junto a su madre, se anotó, impulsado, dijo, “un poco por curiosidad, un poco por locura y un poco por necesidad” y ganó $500 mil en “¿Quién quiere ser millonario?”, el ciclo que conduce Santiago del Moro por Telefe. Diego Cabiedes tiene 45 años, está casado, es padre de dos hijos y, mecánico, hace dos meses fue despedido de la concesionaria de autos en la que trabajaba. Ese dinero le permitirá salir del desempleo, pues lo usará para montar su propio taller de arreglo de vehículos.

Vecino del Barrio Jardín, técnico mecánico recibido en el colegio industrial Albert Thomas, las changas que conseguía en las últimas semanas Cabiedes en la reparación de motores ya no alcanzaban para sostener la economía familiar y comenzaba a sentir la desesperación que provoca pertenecer al sector de las personas desocupadas, sin un ingreso asegurado. Fue a instancias de su hija “Flor” que se presentó al cásting. “Pensé: `en esto hay bastante de azar; no hay que ser un intelectual para ir y responder´ y me lancé. Me hicieron algunas preguntas sobre mi vida y a los pocos días me llamaron para que participe”, contó el ganador platense de una de las propuesta “trivia” que ofrece por estos días la televisión.

Los nervios por las cámaras

Cabiedes llegó al estudio con su hijo -Lucas- y su padre -Rodolfo-, quienes oficiaron de “comodines” (función que aporta una ayuda si el concursante lo requiere) y arrancó la grabación del programa “nerviosísimo”, según confió (“solamente una vez estuve ante las cámaras y fue en los 15 de mi hija”, añadió). Respondió las primeras preguntas fácilmente, pero con el correr del cuestionario fue aumentando la dificultad, tanto que hasta se vio obligado a recurrir a la colaboración de sus familiares. Superó el escalón de los $500 mil y se animó a “subir” al de $750 mil. Del Moro le preguntó cual era el último parque nacional declarado en la Argentina. No supo la respuesta, buscó certezas entre los soportes elegidos entre el público, entre los tres seleccionados no hubo coincidencias y entonces resolvió plantarse y llevarse a casa el medio millón de pesos.

El se lo advirtió al equipo de producción del programa. “Soy muy efusivo si algo me enfervoriza”, aclaró y contó, en ese sentido, la euforia que expresa en la cancha cada vez que Estudiantes mete un gol. “Menos mal que les avisé, porque de la alegría que dio llevarme ese dinero pisé un artefacto de luz y lo rompí”, comentó.

Ahora siente que su vida pegó un giro hasta hace unos días inesperado y que no va a dejar pasar esta oportunidad. “No voy a cambiar el auto ni a viajar a Brasil ni a Europa como algunos conocidos me han sugerido. Voy a invertir este dinero en herramientas para poder tener un buen taller mecánico y vivir de eso”, remarcó.

Un barrio mancomunado

Su historia, incluido el hecho de ser un mecánico sin trabajo que buscó en el programa televisivo una manera de salir a flote, llamó la atención de muchos. Y ayer, a pocas horas de ganar, en la casa sencilla pero cómoda del bulevar 119 y diagonal 684 no paraba de sonar el teléfono por la demanda de los distintos medios que intentaban entrevistarlo. También se vio un incesante desfile de vecinos que se acercaron a felicitar. Ocurre que los Cabiedes viven en un barrio con un profundo sentido de la comunidad: son familias muy unidas, que se ayudan en los malos momentos (la inundación de 2013 fue un caso) y celebran juntos las buenas instancias (se juntan para armar los típicos muñecos platenses de fin de año).