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Gimnasia jugó un partidazo, eliminó a River y sueña en grande

Por WALTER EPÍSCOPO

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MAR DEL PLATA
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La increíble postergación de la final de la Copa Libertadores determinó que Gimnasia, en la semifinal de anoche en Mar del Plata, se encontrara con la mejor versión de River, que apareció en escena la segura formación que el pasado sábado hubiera comenzado el juego frente a Boca en el Monumental. Contra todos los pronósticos, pues a esta altura se imaginaba un rival todavía festejando el título de campeón de América o bien hundido en la desilusión de una derrota.

En definitiva es lo que le correspondió al Lobo en su camino a la final de la Copa Argentina, y verdaderamente lo sufrió de entrada, porque debió resignar cualquier tipo de protagonismo ante un rival que le movió la pelota a lo largo del campo, y le causó serios problemas por izquierda, sector por el cual Gonzalo Martínez y Milton Casco presionaron sobre Ezequiel Bonifacio y Maximiliano Comba.

Le costó a los albiazules aguantar esa primera tormenta, pero la superó, tanto que el equipo de Marcelo Gallardo debió buscar por otro lado. Exacto, porque volcó primero el juego a la derecha, y después pasó a retener a los volantes para darle luz verde a Gonzalo Montiel y Milton Casco. Siempre con el Pity como eje central.

La pelota fue propiedad exclusiva de River, como también el dominio del campo, pero en ese contexto, y salvo una corrida de Enzo Pérez, que tapó el arquero, no encontraba la forma de entrarle a la defensa que esperaba. Hasta los 29 minutos, cuando de la forma menos pensada, encontró el 1 a 0 con un tiro libre de Gonzalo Martínez, desde el borde del área, que Alexis Martín Arias no supo resolver.

Lucas Pratto, parado en la barrera ordenada para tapar el palo de la mano derecha del arquero, se corrió para dejarle un espacio libre al el zurdazo del Pity, que hizo picar la pelota antes de llegar al arquero, que se pasó de largo y no pudo evitar la anotación.

En medio de la confusión, que incluyó el reclamo por una supuesta mano de Ignacio Fernández en la jugada previa del gol fue amonestado Bonifacio, pero en términos tan inesperados como el anterior, el Lobo encontró el empate en forma inmediata. Buena apertura de Fabián Rinaudo para Víctor Ayala, el paraguayo levantó un centro que Santiago Silva levantó de cabeza dentro del área, y Horacio Tijanovich entrando por atrás tocó suave, a un costado, y el manotazo de Franco Armani fue tan débil que no hizo más que dejarle servido el empate a Lorenzo Faravelli.

De repente se encendió el partido, y en medio de un inesperado ida y vuelta, los Millonarios asustaron con llegadas de Nacho Fernández y Ezequiel Palacios, mientras que los Triperos respondieron con otra pelota cruzada por Ayala desde la derecha, que Silva conectó sin encontrar el arco.

Pero el primer tiempo se fue con otra situación que no estaba en los planes de nadie, pues a esta altura de la noche el árbitro solamente había amonestado a Bonifacio, justamente quien bajó a Martínez, que otra vez escapaba por la izquierda, y Facundo Tello le mostró primero la tarjeta amarilla y a continuación la roja. Afuera.

Reacomodó el equipo Pedro Troglio, sin cambios para la etapa complementaria, y como en River tampoco se registraron modificaciones, la semifinal continuó por los mismos carriles. Pero con un ataque a fondo, que comenzó Nacho y completó Pratto, el conjunto de la banda roja, anoche vestido de violeta, volvió a sacar ventaja.

Igual que tras la apertura, Gimnasia salió a buscar de nuevo la igualdad, y casi la encontró cuando Ayala volvió a levantar desde la derecha para que Maximiliano Comba conectara de cabeza y determinara una buena reacción de Armani. Y cuando el paraguayo volvió a hacerse cargo de un tiro de esquina, Javier Pinola le pegó un codazo a Maximiliano Coronel. Lo vio el árbitro y lo expulsó, aunque se equivocó Tello al no cobrar penal, porque la pelota venía camino al área.

El partido se desarticuló, y quedó abierto para cualquier cosa. Verdaderamente. Nacho y Palacios fallaron desde posiciones favorables, y el uruguayo Silva, de cabeza, alcanzó el 2 a 2 por el camino de siempre: el centro de Ayala. Salió a buscarlo River, pero aguantó Gimnasia. Fueron a los penales, y en ese desempate estuvo más efectivo el Lobo, que jugará la final con Central.