AMSTERDAM.- Acompañó a su esposo a sol y a sombra, pero también lució su sonrisa y su estilo de manera diferenciada, como para alimentar especulaciones políticas en un año muy especial para el Gobierno. La primera dama Juliana Awada no pasó desapercibida durante los casi cuatro días que pasó en Holanda, dos de ellos como parte de la visita de Estado que el presidente Mauricio Macri hizo a este país, y que culminó ayer.
Una agenda cuidadosamente seleccionada mostró a Awada en todos los actos protocolares, pero también en acciones diferenciadas: un refugio para madres víctimas de violencia doméstica, un centro de juventud y familia y en un museo de arte. En los tres casos estuvo acompañada por la reina Máxima , un verdadero «escudo» de popularidad y energía positiva que recibió a la pareja presidencial.
No se trata, por cierto, de una casualidad. Awada ya viene subiendo su perfil de exposición con el correr de las semanas. En el intenso reportaje que Mirtha Legrand les hizo en la quinta de Olivos, Awada salió en defensa del Gobierno en más de una ocasión, e incluso interrumpió un par de veces al Presidente, todo un cambio de actitud en relación a su escena pública.
En el caso de Holanda, su agenda fue diseñada en consenso por las autoridades holandesas y su embajada en Buenos Aires, la Cancillería y la secretaría de Asuntos Estratégicos que encabeza Fulvio Pompeo.
Juliana Awada levanta el perfil, pero en el Gobierno descartan una posible candidatura. Foto: AP
«La violencia familiar es una realidad que duele y que debe llamarnos a la acción», sostuvo la primera dama a través de un comunicado, luego de recorrer ayer junto a Máxima el centro Oranjehuis Amsterdam, una casa con comodidades y atención psíquica y física para mujeres que en la mayoría de los casos vienen con sus hijos escapando de situaciones de extrema violencia. Al mejor estilo de la comunicación Pro, Awada se refirió a un caso particular, el de Lorena, que vive en el refugio. «Lorena nos recibió en su departamento y nos contó que el apoyo del personal del refugio fue fundamental para restablecer la confianza en ella misma y cortar con un vínculo en el que sufría violencia», agregó Awada.
Awada también recorrió junto a Máxima el museo de arte Mauritsuis, mientras Macri se reunía con el primer ministro Mark Rutte. Al salir, acompañó a la reina a saludar a la gente agolpada detrás de las vallas, siempre sonriente y desenvuelta.
«En cada una de las visitas ha ido aprendiendo más sobre su rol, y eso te para de una manera diferente en el compromiso siguiente», afirmaron a su lado. Y agregaron que hubo «mucha complicidad» con Máxima, que en cada actividad «le iba contando sobre las experiencias de su país en cada uno de los temas». Conocidas desde hace años, Máxima y Juliana hablan seguido y se ven varias veces al año en el country Cumelén, de Villa La Angostura, que los reyes suelen visitar para sacarse una de las dos fotos oficiales del año.
Semejante alto perfil lleva a buscar explicaciones. ¿El Gobierno la está midiendo en las encuestas? «Para nada. En política ella no se va a meter, eso no va a cambiar nunca», contestaron a LA NACION cerca de la primera dama.
De todos modos, en el Gobierno no desconocen que, como sucedió con Gabriela Michetti en los inicios de su carrera y con María Eugenia Vidal a partir de 2011, la imagen fresca y jovial de Juliana le suma puntos a la imagen presidencial, y «ablanda» su imagen. También establece puentes de afecto con personalidades volcánicas como la de Elisa Carrió , puentes que terminan dando frutos en materia política. «Siempre voy a estar al lado de mi marido», repite Juliana. Su paso por Holanda fue una muestra de ello.
La primera dama en Holanda