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La Ciudad llora a Manu, el nene que le dio batalla a la leucemia y movilizó a todos

Era un chico, y como tal, conquistaba a todos por su gracia natural. También era tierno, amoroso, y muy vivaz a pesar de la energía que le robaba la enfermedad. Pero lo que seguro permanecerá como su característica más distintiva es el valor, la entereza casi de adulto con la que batalló para curarse de la severa leucemia que lo atacó. Murió, a los 8 años, Manuel Robert, el nene que inspiró una de las campañas solidarias de mayor respuesta en la Región.

Los Robert, que atraviesan por estas horas el momento más doloroso de sus vidas, no dejaron sin embargo de expresar, abiertamente, su profundo agradecimiento a la comunidad platense, y en particular al Hospital de Niños “Sor María Ludovica”, por todo lo hecho por Manu.

El 20 de noviembre de 2012 comenzó la pesadilla para los Robert. Vecinos de Gonnet, Analía y Sergio, padres también de un varón un año menor -Eugenio-, tuvieron que internar a Manu ese día a raíz de lo que parecía un cuadro de intoxicación con fuertes vómitos. Pero el resultado del laboratorio reveló lo peor: el chiquito padecía una leucemia por demás agresiva, la linfoblástica aguda tipo “T” y la única alternativa era el trasplante de médula ósea.

Empezó entonces, en ese noviembre, una lucha incansable para combatir el cáncer del pequeño, un derrotero de casi 6 años en los que “Un donante para Manu”, la movida difundida por todo tipo de medios de comunicación, consiguió en 2015 las plaquetas de un joven con las que pudieron intervenir al nene en la Fundación Favaloro. Durante un tiempo el tratamiento funcionó; el chiquito aprendió que debía cuidarse de los contagios y era más riguroso que los mayores a la hora de ponerse el barbijo; los análisis dieron mejores indicadores, y aunque tuvo que experimentar una y otra vez “punciones, catéteres y quimios” -como describe su familia parte de la vida del nene-, jugó con su hermano, aprendió las primeras lecciones de la escuela con una maestra a domicilio, visitó parques y plazas, y no dejó de reír.

A través de la página en Facebook “Un donante para Manu”, la familia informaba todas las semanas sobre el estado de salud del nene y se lanzaban desde allí los pedidos de donación de plaquetas, que necesitaba reiteradamente para mantenerse estable. Asimismo, se compartían imágenes en las que se veía su progreso y la fuerza que reflejaba. En el mismo espacio se leía el aliento de allegados y desconocidos, que les dejaban cientos de mensajes para apuntalarlos y ofrecían su ayuda. Manu estaba ahora internado en el Hospital “Sor María Ludovica”, había decaído y esperaba un segundo trasplante de médula.

En medio de una pelea dura, agotadora, con el desgaste cotidiano del vaivén entre la fe y los momentos desesperados, Analía y Sergio se mostraron en un gesto que no podía estar más acorde a las circunstancias que Manu había generado. Con su hijo ya trasplantado y en pleno proceso de convalecencia, el matrimonio convirtió el dinero donado por la gente, y que finalmente no fue necesario utilizar para la intervención del pequeño, en dos monitores de signos vitales de última generación que fueron entregados al Hospital de Niños de La Plata, donde Manu estuvo tantas veces internado.

Ayer, a pocas horas del fallecimiento del nene, su familia comunicó -en la página de siempre- el desenlace, y agradeció, al mismo tiempo, a todo el personal del centro pediátrico platense por el esfuerzo puesto en la atención del chiquito, con dos menciones en particular: la de la doctora Alcira Fynn, por su “calidad profesional y humana”, y la de Cristian Montes, el joven donante que le permitió a los Robert, como señalaron, “darnos la posibilidad de disfrutar 3 años más de su vida”.