El 15 de octubre de 1959 el remolcador ARA Guaraní zarpó desde el puerto de Ushuaia a «prestar apoyo a un avión que realizaba un traslado sanitario desde la Antártida en una tormeta infernal», recuerda Romero. Pero el buque nunca volvió y nunca se supo qué pasó con él. Nunca se encontró el naufragio, ni los cuerpos de los tripulantes que habían zarpado para cumplir con su trabajo.