MAR DEL PLATA. Una ilustración de Nik abrió el camino. Las redes sociales hicieron el resto: acortaron distancias y facilitaron el contacto entre familiares de la dotación del ARA San Juan y un marino retirado de la fuerza naval estadounidense que, conmovido por la tragedia de sus colegas, se permitió ser Papá Noel por un rato y recolectar fondos entre compañeros de armas para que en esta Navidad no falten regalos bajo el arbolito de los hijos de los 44 tripulantes desaparecidos.
«Es increíble pero el primero que se acordó de nuestros chicos tuvo que ser alguien de tan lejos», cuenta a LA NACION Paola Constantini, esposa del Celso Vallejos, uno de los suboficiales que viajaba a bordo del buque al que se le perdió el rastro el pasado 15 de noviembre. Edward Michael, que lleva en su fisonomía original esa abundante barba blanca al estilo de su tradicional Santa Claus, se contactó con ella para contarle de esta colecta que en dólares rindió pronto el equivalente a casi 60000 pesos. Dinero que canjeó por «gift card» u órdenes de compra de una cadena de jugueterías local para que cada una de las familias pueda elegir a gusto los presentes que sus niños abrirán en los primeros minutos de este lunes.
A horas de la Nochebuena, especial y dolorosa para estas 44 familias de la Armada Argentina, el ejemplo repercutió fronteras adentro. Un abogado de Capital Federal junto a allegados y amigos -también vía Constantini- anticipó otra donación que efectivizará a través de otra cadena comercial, para más regalos. Y asoman otros intentos de ayuda similares que exceden esta particular fecha.
El punto de encuentro entre Constantini y Michael fue una de las tantas ilustraciones de Nik referidas al ARA San Juan. «Cada dibujo que posteaba sobre el tema generaba muchos comentarios y se empezaba a advertir una comunidad interesada, dolida y preocupada por el tema», explicó el humorista a LA NACION.
Constantini se presentó y dejó un mensaje al pie de una de esas publicaciones y otro oficial, también norteamericano y seguidor de Nik, fue quien la sumó a una página compartida por submarinistas de todo el mundo, entre ellos Michael. «Cuando vi una foto de Pao y su esposo e hijos supe que no solo tenía que llorar y entendí qué debía hacer: conseguir regalos para los niños del ARA San Juan», aseguró el ex marino en diálogo con LA NACION.
En pocas horas consiguió que unas 70 personas, en su mayoría submarinistas como él, realizaran donaciones para esta cruzada. Cita en particular el caso del carpintero Tony Tirado, aviador de la Fuerza Aérea y en servicio activo, que aportó insignias de submarinos de madera que se convirtieron en dinero. «Fue un esfuerzo de equipo», dijo, orgulloso de «ayudar a poner sonrisas en los rostros de esos niños».
Constantini tiene tres hijos de 11, 7 y un año y nueve meses. «Nunca imaginaron que esta Navidad iba a llegar así, con un lugar vacío en la mesa», detalla de estos días durísimos que les toca afrontar. Y con entereza se anima a visibilizar la falta de respaldo que sienten ella y demás familiares del ARA San Juan. «Nos han dejado un poquito solos, nos falta acompañamiento», dice. El propio Michael reconoce a La Nación que su gesto trasciende «por la falta de apoyo a las familias» de parte de los propios argentinos.
Ella se encargó de tomar contacto con las otras 43 familias. Hizo una suerte de censo para determinar cantidad de hijos de tripulantes -son más de 60- a efectos de distribuir primero las gift cards que envió Michael y ahora otras que llegaron vía el abogado cuya identidad se preserva.
También libros con ilustraciones de Nik que el propio artista está personalizando, con dibujos y nombre de cada uno de los hijos de tripulantes. «Les estarán llegando entre domingo y lunes», avisó de lo que siente como una caricia para gente que ha vivido estos días con una sensación de vacío en medio de tanto drama.
«Estamos viendo para que estas ayudas que ahora aparecen y pueden ser más se puedan organizar, por ejemplo para útiles y librería escolar al inicio del próximo ciclo lectivo», anticipó Constantini. No descarta que a futuro los familiares del ARA San Juan puedan compartir una fundación u otro formato de ONG.
El muro en red social de Michael se llenó de fotos de los hijos de los tripulantes del ARA San Juan con la gift card en mano y palabras de agradecimiento. Dijo a LA NACION que las familias de la tripulación le han expresado una inmensa gratitud. «He recibido muchos mensajes de las esposas y las familias, son gente muy agradable». Dijo. Y destacó su deseo de «conocerlos a todos algún día».
Michael se permitió, a través de LA NACION, un comentario dedicado en particular a esos niños de las 44 familias afectadas. «A ellos les diría que deberían estar orgullosos de sus padres». «Sus padres, como todos los submarinistas, son raros individuos con una combinación de valentía, confianza, inteligencia, trabajo duro y orgullo, y tendrán el mismo carácter y deberían usarlo de una manera que enorgullezca a sus padres», les recomendó.
Y por último los invitó a abrir su corazón porque están más acompañados de lo que puedan ver con sus ojos. «También les diría que tienen una familia mucho más grande de lo que nunca imaginan: cada submarinista los considera como su propio sobrino o sobrina porque todos los submarinistas son hermanos y hermanas». Insistió que la de los submarinistas es una fraternidad «sin igual» que por enemigo «solo tiene al mar».