Inicio Argentina La lucha diaria de los que vuelven del coronavirus con secuelas psicológicas

La lucha diaria de los que vuelven del coronavirus con secuelas psicológicas

Nueve meses después de ser diagnosticada con coronavirus, la abogada Jessica Canales Machado adoptó la costumbre de llevar una lista con las cosas que tiene que hacer durante el día. ¿El motivo?: No olvidarse de nada, ya que, según relata, después de recuperarse del covid comenzó a padecer lagunas mentales, olvidos frecuentes que nunca antes había registrado: “ahora hay veces que envío un mensaje por WhatsApp a la noche y al día siguiente lo tengo que volver a escuchar para saber qué dije y que no. Pero no es lo único: también tengo que hacer un esfuerzo mayor para hablar y me apareció una forma de dislexia tanto para la comunicación oral como para la escrita”, sostiene.

A la psicóloga Ana Moreira Uribe no le sorprendería escuchar el testimonio de Canales Machado. Especialista en psicogerontología, se acostumbró, en los últimos meses, a oír testimonios parecidos en sus pacientes: “desde que empezó la pandemia, aunque atiendo de manera virtual, se han incrementado alrededor del 20% las consultas. Por lo general se dividen en dos: los que necesitan contención para atravesar los duelos por las pérdidas que provoca la pandemia. Y los que deben lidiar con algún síntoma psicológico persistente una vez que superan la enfermedad”.

Lagunas mentales, problemas de atención o de memoria, trastornos del sueño, ansiedad y rasgos compatibles con la depresión, son algunos de los síntomas que enumeran psicólogos consultados cuando hablan de las razones por las que personas que tuvieron coronavirus buscan ayuda psicológica.

Detrás de los síntomas aparecen las historias: una paciente recuperada de covid que se dispone a cocinar una receta mil veces repetida y fracasa, súbitamenteinmóvil frente a los utensilios y con la mente en blanco. Un paciente que sube al auto como cualquier día y en el momento de iniciar la marcha se inmoviliza preso de la duda frente a una acción que siempre fue automática. Un paciente asaltado por pesadillas frecuentes y sudoraciones que nunca antes había vivido.

Se sabe que hay un coronavirus persistente que se caracteriza por la presencia de síntomas físicos que permanecen incluso por meses cuando la fase aguda de la enfermedad se superó, tales como la fatiga, las dificultades para respirar, la anosmia o la falta del sentido del gusto.

Pero también cada vez son más los estudios que hablan de secuelas psicológicas y cognitivas que deja el coronavirus a algunos de quienes lo padecen.

La última semana se difundió el primer relevamiento sobre el tema desarrollado en nuestro país a partir de una muestra de 742 casos de diversas edades, género y estrato socioeconómico.

El estudio estuvo a cargo del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y registró entre los pacientes consultados trastornos tales como ansiedad, depresión y fallas neurocognitivas de distinto grado.

Si bien los autores del trabajo se refirieron al mismo como “el primer relevamiento que se hace en el país sobre las consecuencias psicológicas que deja el coronavirus”, otros profesionales subrayan que es difícil precisar si se trata efectivamente de secuelas de la enfermedad. Sugieren, en ese sentido, que pueden obedecer también a la situación general provocada por la pandemia o en otros casos a las derivaciones de largas y complicadas internaciones.

“Una paciente me contó que quiso cocinar una receta mil veces repetida y no pudo. La olvidó”

Julieta Calmels, subsecretaria de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencia en el Ámbito de la Salud Pública de la Provincia de Buenos Aires indica, en ese sentido, que “hasta ahora no se ha comprobado una relación entre coronavirus y patología psiquiátrica y es difícil establecer si determinados síntomas psicológicos que se observan en los pacientes que atravesaron el coronavirus representan secuelas de la enfermedad o de la situación general que impone la pandemia”.

Con todo, Calmels reconoce que “hoy vemos más ansiedad, más angustia, más inestabilidad, más trastornos del sueño, más estados de tristeza y más sensación de incertidumbre sobre el futuro en general en la sociedad. Y es natural que estas situaciones sean más frecuentes en personas que se contagiaron”. Una situación, sostiene, que llevó a reforzar el dispositivo de respuesta.

Dos canales aparecen como termómetros de ese estado de cosas: uno es el teléfono 0800-222-5462 para atención y acompañamiento en salud mental, que atiende todos los días de 8 a 22 y donde, desde el inicio de la pandemia, se recibieron más de 16.000 llamados de personas necesitadas de contención.

Otro es el área de salud mental de los Centro de Telemedicina (CETEC) que atienden los llamados llegados a la línea 148. En este caso, los profesionales de salud mental asisten a aquellas personas que, siendo positivos, casos sospechosos o contactos estrechos de contagiados, requieren contención psicológica de manera expresa, o bien el operador que los atiende detecta que la necesitan. En estos casos, el personal de salud mental de los CETEC “establece contacto telefónico con las personas afectadas las veces que sea necesario o determina iniciar un tratamiento”, indica Calmels.

el estudio de la UBA

El estudio llevado a acabo por la UBA postula que la ansiedad, la depresión y las falencias neurocognitivas son algunas de las manifestaciones que los pacientes con coronavirus consultados para el trabajo consignan con más frecuencia como secuelas de la enfermedad.

El trabajo postula otro dato saliente: estas manifestaciones fueron encontradas tanto en personas que transitaron formas leves de la enfermedad como las que sufrieron las más severas.

El estudio muestra que lo mayores niveles de ansiedad fueron reportados por quienes transitaron las formas más severas de la enfermedad.

Del trabajo surge también que el 64,4% de los encuestados reportó fallas cognitivas leves, moderadas o severas.

Por otra parte, surge que más del 56% percibió síntomas compatibles con depresión clínica y más del 45% aseguró haber tenido sintomatología ansiosa entre moderada y severa.

En el caso de estas dos últimas manifestaciones, el trabajo dice que los que más las sufrieron fueron los participantes del estudio de niveles socioeconómico más bajo, los de menor nivel educativo, quienes no hacían actividad física antes de enfermarse, los fumadores, o quienes registraron fiebre alta o falta de aire durante la enfermedad.

Por otra parte, entre los consultados el 46,3% consideró que su atención empeoró y poco más del 43% indicó que su memoria registró un deterioro tras contraer el coronavirus.

Otro de los datos consignados por los autores del trabajo es que el 32% de los consultados requirió tratamiento psicológico después de la enfermedad y entre quienes dijeron que no el 68% dice que lo necesitaría pero que no accedió a él por distintas razones.

El estudio también consigna que el 40% de los encuestados dijo que cambió su tendencia a pensar en la muerte. Pero no se trata de pensamientos autodestructivos, sino de otros asociados a la pérdida de sentido de la vida, síntoma compatible con la depresión.

Más de 16.000

Llamados recibió desde el inicio de la pandemia el teléfono 0800 222 5462 de atención y acompañamiento en salud mental del Ministerio de Salud. En los Centros de Telemedicina (CETEC) se brinda, además, contención a personas con covid o contactos estrechos que la necesitan