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La renuncia de un histórico profesor, otro sacudón por el ingreso a Medicina

En los pasillos de la poblada facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), más de mil estudiantes se preguntan cuándo empezarán a cursar Anatomía A -materia medular del primer año- y por qué no comienza: “¿Alguien sabe qué pasa que no arrancamos todavía?”, era la inquietud que más se repetía ayer entre el alumnado. La respuesta trae consigo cierto shock en la unidad académica de 60 y 120: la renuncia del profesor titular de la cátedra, el médico Marcelo Héctor Cerezo, quien luego de 43 años en una materia que ya pisa el siglo de creación en las últimas horas dio un paso al costado.

La decisión -que entrará en vigencia el 1º de abril- no fue fácil, sino “con mucho pesar”, según explica el especialista en Cirugía Vascular en una extensa carta de despedida en la que, entre otras cuestiones, critica “el masivo ingreso de alumnos, sin ningún tipo de condicionamiento, de cualquier nacionalidad, hablen o no nuestro idioma, lo que ha llevado a un deterioro nocivo para el proceso de enseñanza-aprendizaje”.

Y, basado en los números de este año -3.992 inscriptos; una matrícula total de 7.390 estudiantes; otros 1.000 recursantes-, insiste: “No cabe duda que donde cursan bien 400 no lo harán 4.000, porque no hay suficiente espacio ni infraestructura para ello”.

En diálogo con EL DIA, a Cerezo, que tiene 62 años y está a tres de jubilarse, se lo escucha algo abatido: “Es muy duro. Toda una vida pasé entre esas paredes, con una dedicación que muchas veces me impidió ver crecer a mis hijos -tiene 4-, pero mi responsabilidad era dictar una cátedra de excelencia y no lo puedo hacer. No quiero seguir frustrándome, ni desprestigiando la materia, ni perder más salud”.

Empujado por ese desgaste, en mayo del año pasado el también ex presidente de la Sociedad de Cirujanos Endovasculares de Latinoamerica (C.E.L.A.) pidió licencia, tiempo que aprovechó para terminar de escribir un libro de técnicas endovasculares y rumiar la decisión.

Cuenta que en esos días sabáticos toda la vida se agolpó en su cabeza: la del joven que en 1975, con 18 años, llegó desde Mar del Plata a la casa de una tía en Ensenada, porque, pese al esfuerzo, su mamá ama de casa y su papá portero no podían costearle una pensión o departamento. Estudiante de una época en la que también dominaba el ingreso irrestricto, el catedrático -que empezó en la materia como ayudante ad honorem- aclara: “Si en 1980 pude egresar fue por un esfuerzo personal -que me llevó muchos años- y familiar, porque mi viejo, por ejemplo, al terminar la temporada en Mar del Plata aprovechaba a pintar los departamentos desocupados. Ese mango extra me lo mandaba a mí para comprar libros”.

Orgulloso de él y de ellos, desdeña haber sido “producto de la masividad. Éramos 3.000 en 1975, […] nos agrupábamos de a tres filas para poder tomar una clase práctica, la cursada era pésima” y ejemplifica: “Cuando se debía rotar de una mesada a la otra nos empujábamos como si estuviéramos ante una oferta de un producto que se está agotando en un supermercado, quedando a veces muy lejos del profesor. Mal podía uno tomar clases así”.

Peor se pueden tomar clases ahora, dirá a este diario, y sumará un dato alarmante: “Más del 50% de los alumnos pierden la cursada tras el primer parcial. Una verdadera estafa a los estudiantes y sus familias que mayoritariamente los sostienen económica y espiritualmente”. Para Cerezo, la problemática encuentra explicación en la “baja calidad y cantidad de las clases, producto del desborde de las aulas ” tras la vuelta del ingreso irrestricto aprobado a fines de 2015; en la escasez de bandas horarias; pero también en un problema educativo estructural: “Desde el nivel inicial a la secundaria, que detona en alumnos que al llegar a la facultad no comprenden un texto”.

Jura Cerezo que lo intentó -“aggiornando la materia a estos tiempos-, que le buscó la vuelta -“con una cursada superadora, pero sin aulas”-, que lo intentó con precisión quirúrgica, pero “no hubo manera”.

“Más del 50% de los alumnos pierden la cursada tras el primer parcial”

Marcelo Cerezo, Médico
Titular de Cat. Anatomía A

DESESPERANZA

Entre los detonantes de la renuncia, agrega Cerezo las últimas modificaciones aprobadas por el Consejo Directivo, con la oposición de la mayoría de profesores: entre otras, “la promoción de materias sin examen final, la posibilidad de rendir tres veces mal un final y no recursar e, incluso, la alternativa de dar materias libres sin cursar, la potestad de las autoridades para evaluar la situación y ver cursos de acción cuando la tasa de desaprobados sea elevada.

Cuestiona también que, al haberse eliminado el curso eliminatorio, ahora las materias del primer año, como Anatomía, “son el nuevo examen de ingreso, por lo que cada año a los nuevos inscriptos hay que sumarle más recursantes, con los mismos espacios, los mismos docentes y cada vez menos materiales”.

No menos preocupante es el párrafo de la misiva en el que denuncia el faltante de formol para mantener los cadáveres sobre los que trabaja la materia o aquel otro en el que advierte que el salario de un profesor está a $9.000 de distancia de la línea de la pobreza -“un verdadero insulto a la inteligencia y los años de formación”-.

Con todo, Cerezo se confiesa atravesar por la “desesperanza respecto de los años venideros, ya que la política de nuestra facultad será seguir ingresando la cantidad de alumnos que se anoten, sea cual sea, y con el falso argumento de que la Universidad es pública y gratuita” y critica: “No es gratuita, lo será para el alumno, pero se sostiene con los impuestos que todos pagamos”.

“Una verdadera estafa a los estudiantes y sus familias que mayoritariamente los sostienen económica y espiritualmente”

Marcelo Cerezo, Médico
Titular de Cat. Anatomía A

RENUNCIA Y DESPUÉS

Tras la enumeración de “penurias”, el médico dice sentirse reconfortado tras “el esfuerzo […] bien recompensado de los mejores y más justos jurados: los alumnos” que han posicionado a Anatomía A “en el puesto 1 de las cátedras de Medicina”. Ese, dice, será uno de los recuerdos “más sentidos” de sus años en Medicina.

Claro que siente “tristeza”: porque deja atrás gente “muy querida que va a tener los mismos o más problemas que tuve yo”, porque “más de la mitad desaprueba, o queda afuera o no puede seguir bien una clase” y también porque, al igual que él, ha visto cómo, junto a los alumnos, más docentes quedan en el camino: “Mi profesor adjunto, mis jefes de trabajos prácticos han renunciado por estos motivos. Es un desaliento general, porque uno da todo y el nivel de desaprobados es cada vez más alto”, dispara.

Y, aunque las tribulaciones hoy son muchas, espera que con el tiempo llegue el alivio: en las clases que continuará dando en sus cursos de cirugía vascular con los que recorre América Latina, en el contacto con los pacientes en el Hospital Español y, sobre todo, en el cobijo de su familia.

Por eso, se convence de haber tomado el timón de su “nueva” vida ahora porque “no hay después -remata en su carta-. después el té se enfría, después el interés se pierde, después el día se vuelve noche, después la gente crece, después la gente envejece, después la vida se termina… y uno después, se arrepiente de no haberlo hecho antes cuando tuvo la oportunidad”.

“Mi responsabilidad era dictar una cátedra de excelencia y no lo puedo hacer”

Marcelo Cerezo, Médico
Titular de Cat. Anatomía A

LA VERSIÓN DE MEDICINA

Consultados sobre la renuncia de Cerezo, fuentes de la facultad de Medicina aclararon que “en los registros de la facultad desde el 13 de marzo del 2018 el doctor titular de Anatomía A se encuentra en licencia”, mientras que “el adjunto desarrolla la tarea sin ningún inconveniente desde el año pasado”. Aclararon también que “cada cátedra de primer año inicia las clases de a poco” y que el motivo de la demora en el comienzo de Anatomía A puede deberse a “que se solicitó que las cátedras dispongan bandas horarias para los estudiantes trabajadores”.

Pese a lo expresado por los estudiantes, puntualizaron que la renuncia del titular “no afecta la normalidad de las clases”.