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Le dispararon cuatro veces a un policía para robarle el arma y lo salvó el chaleco

Apenas 15 días después de que la oficial Lourdes Espíndola (25) fue asesinada en una parada de colectivos de Ituzaingó por criminales que no pretendían robarle otra cosa que su pistola reglamentaria, un oficial fue atacado a tiros en La Plata por dos ladrones que querían exactamente lo mismo: su 9 milímetros. El policía tiene casi la misma edad que Lourdes, había bajado de un colectivo y se dirigía a la Terminal para ir a su trabajo en el Conurbano y se salvó por tener colocado el chaleco antibalas.

En la pechera quedaron las marcas de los tres tiros que los delincuentes le acertaron en el pecho justo antes de hacer un cuarto disparo ya con su reglamentaria, sin dar en el blanco.

El tremendo episodio sucedió alrededor de las 21.45 del domingo pasado, cuando un oficial de la Bonaerense de 26 años, cuya identidad se mantiene en reserva, se dirigía a su trabajo en la Comisaría Dorrego Sur Tercera, de La Matanza. Iba uniformado.

“Había bajado de un micro en 4 y 44 y tomó por calle 4 para dirigirse a la Terminal”, contó ayer a este diario un comerciante de esa cuadra, antes de detallar que el ataque se produjo a metros de la esquina de 4 y 43.

Fue justo después de que frenó a su lado un automóvil Chevrolet Corsa de color negro, sin patente y con los vidrios traseros polarizados, en el que, aparentemente, viajaban tres personas.

Según declaró la víctima más tarde, escuchó que desde atrás le gritaron “hey… tex”, y al girar vio que un hombre bajó del asiento del acompañante con un arma en la mano.

La secuencia que sobrevino luego se desarrolló en un par de segundos, los que necesitó el sujeto para apuntarle y disparar tres veces hacia el policía, quien al sentir los impactos en el chaleco se tomó “el pecho con ambas manos, de manera instintiva”, explicó un investigador.

Esto lo dejó sin chances de responder al ataque, circunstancias que aprovechó el tirador para empujarlo contra la pared y quitarle el arma reglamentaria Bersa Thunder calibre 9 milímetros.

Después volvió hacia el Corsa donde lo esperaban sus compinches, aunque antes de subir apuntó de nuevo hacia el oficial para, “de espaldas”, efectuarle “un cuarto disparo al bulto con su propia arma reglamentaria”, que no alcanzó al blanco.

A fines de julio, 2 policías fueron asesinadas en el Conurbano. Les robaron las armas

El policía pidió ayuda al 911, tras lo cual se desplegó un impresionante operativo en las inmediaciones para localizar al Corsa y sus ocupantes.

La víctima recordó que el auto tenía una franja blanca en el parabrisas y el ladrón que lo atacó unos 35 años, el pelo rapado y barba de varios días, entre otros detalles que aportó de su contextura física y vestimenta.

El oficial, que vive en La Plata y tiene tres años en la fuerza, resultó ileso. Los policías de la comisaría Segunda que abrieron actuaciones por “tentativa de homicidio y robo calificado” secuestraron el chaleco antibalas provisto por la Departamental La Matanza para someterlo a análisis, en tanto que se hicieron peritajes balísticos y planimétricos en la escena por instrucción del fiscal en turno, Alvaro Garganta (UFI 11).

Además se le dio intervención a la Auditoría General de Asuntos Internos.

En una recorrida por la zona donde ocurrió el hecho, vecinos y comerciantes contaron a este diario que los investigadores secuestraron el material registrado por las cámaras de un edificio, un mayoristas de productos alimenticios, un estudio contable y un hostel, que, por su ubicación, probablemente registraron el paso de la banda. Por ahora, no hay detenidos.

UNA 9 MILÍMETROS, 25 MIL PESOS

En los últimos meses sucedieron varios ataques similares en toda la provincia de Buenos Aires. Hace una semana un oficial que presta servicios en la comisaría Cuarta de La Plata fue asaltado cuando detuvo su auto en 30, entre 36 y 37, para hablar por teléfono.

Motochorros le robaron hasta el uniforme y huyeron.

Los casos de mayor trascendencia fueron los de Lourdes Espíndola y Tamara Ramírez, asesinadas con pocas horas de diferencia en asaltos ocurridos en Ituzaingó y en Glew, respectivamente, y por los que hubo una movilización del ministerio de Seguridad.

La explicación habría que buscarla en el mercado negro, donde los precios de las armas varían mucho por la zona y la oferta del momento.

Una pistola 9 milímetros, que es el calibre de las armas reglamentaria de las policías de todo el país, se cotiza hasta 25 mil pesos.