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Los históricos regresarían al equipo contra Nigeria

Franco Armani, Gonzalo Higuaín, Éver Banega y Ángel Di María trabajaron con en el equipo titular del seleccionado argentino que mañana jugará ante Nigeria la última carta para llegar a los octavos de final de la Copa del Mundo.

Una posible baja de Burruchaga se instaló ayer. Por la noche fue desmentida

La calurosa mañana de Bronnitsy, con 32 grados y una resolana abrasadora, encontró a los 23 integrantes del plantel argentino entrenando en el cumpleaños número 31 de Lionel Messi, que con sus habituales botines verde flúo se fue acomodando en las orillas del grupo de trabajo.

Mientras, del otro lado, a unos 20 metros, Jorge Sampaoli iba y venía, como suele hacerlo en los partidos, con la libreta en la que tenía los primeros nombres para el martes.

Armani; Salvio, Otamendi, Mercado y Tagliafico; Pérez, Mascherano, Banega y Di María; Messi e Higuaín, fueron los que compusieron un 4-4-2 que no solamente presenta otra vez cuatro variantes, sino que además vuelve al esquema del partido inaugural frente a Islandia.

El debut absoluto de Armani con la selección argentina en un partido mundialista decisivo, más la inclusión de tres históricos como Higuaín, Di María y Banega, marca un nuevo cambio de rumbo, el tercero en otros tantos partidos dentro del ciclo de Sampaoli.

La tormenta de versiones sobre las diferencias entre los jugadores y el cuerpo técnico dejó sus secuelas, hizo daño, impactó en el seno de la delegación y magnificó las incertidumbres. Por eso algunas caras visibles, como la de Claudio Tapia y Mascherano, salieron a “limpiar las calles” de todos los escombros que quedaron esparcidos.

Pero los esfuerzos parecen infructuosos dado la parsimonia con la que se manejó el grupo durante el entrenamiento, siempre en silencio, sin las risas ni las bromas habituales, con rostros abrumados por la frustración y la presión.

La práctica, además, dejó la sensación de que que una victoria con clasificación a octavos ante Nigeria podría empezar a maquillar el ambiente interno sin modificarlo.

La cumbre entre el presidente de AFA, los referentes del plantel y Sampaoli fue reconocida por quienes asistieron a ella, así como las diferencias ya explicitadas, tal como sostuvo durante la conferencia de prensa post práctica el hoy volante suplente Lucas Biglia, compañero de habitación de Mascherano.

“Nigeria es nuestro único objetivo en este momento”

Lucas Biglia

“Nos juntamos todos para renovar fuerzas. Lo que necesitamos es hacer una piña entre todos e ir por Nigeria, que es nuestro único objetivo en este momento”, remarcó el futbolista de Milán.

“Lo que pasa es que lo que salió en la prensa es una vuelta atrás, porque nosotros creíamos que después de ganarle a Ecuador y clasificar, había quedado claro que todos íbamos a ir para adelante. Pero resulta que después de perder con Croacia, los periodistas se cagaron en todo y nos pegaron en el piso”, apuntó Biglia.

La referencia de Biglia dejó flotando en el aire un metamensaje con obvias referencias al prolongado tiempo en que el plantel del seleccionado argentino estuvo sin hablar con la prensa por un confuso episodio que involucró al delantero entonces convocado, Ezequiel Lavezzi.

Precisamente, en aquel partido con Ecuador, y una vez concretada la victoria por 3 a 1 con los los tres goles de Lionel Messi y la clasificación a este Mundial, los jugadores levantaron la veda y volvieron a hablar con toda la prensa argentina.

Sin embargo, con los episodios sucedidos durante la actual cita ecuménica todo parecería indicar que sería el último condimento faltante a un presente que se muestra por demás desprolijo dentro y fuera del campo de juego.

Con todo esto en el entorno, la Selección se juega la última ficha que le queda en el sueño mundialista de muchos.

Es el momento para que Argentina deje de lado todo lo externo y se dedique a jugar al fútbol, el material está y lo ha demostrado largamente.

El final de la historia se escribirá el próximo martes con sólo dos opciones que definirán el destino de una golpeada albiceleste: la continuidad en Kazán o el amargo retorno a Buenos Aires, con el final para muchos.