Inicio Argentina Los tres policías siguen libres: la familia de Lucas exige “que paguen”

Los tres policías siguen libres: la familia de Lucas exige “que paguen”

“No nos ayudaron, nos trataron mal. Nos decían que éramos villeros y delincuentes. Que nos tenían que dar un tiro a cada uno”, contó Julián, el chico que manejaba el auto en el que viajaba Lucas González, el futbolista de 17 años baleado en la cabeza por policías de la ciudad de Buenos Aires durante una persecución. Con una conmoción que se trasluce en la modulación de su relato, Julián reconstruyó los minutos posteriores al ataque que sufrieron él, Lucas y otros dos amigos, y apuntó duramente contra la fuerza porteña.

“Ellos tiraron por tirar. Entre toda la desesperación buscábamos otros policías para que nos ayuden hasta que mi amigo gritó y ahí me nublé. Vimos a un patrullero que estaba recorriendo la zona, le toqué bocina, pero no me ayudó y siguió de largo”, denunció Julián. Y siguió: “Mientras tanto, cuando manejaba tenía a mi amigo baleado encima, sobre mi rodilla. Con su mano me tocaba la pierna. No lo podía creer”, recordó. Lucas iba sentado en el asiento del acompañante.

El adolescente reveló que finalmente se cruzaron con dos policías mujeres a quienes les pidieron auxilio, pero fue en vano. “No fueron capaces de ayudarme, me dijeron que me baje del auto. Yo estaba asustando y llamé a mi mamá para que supiera qué nos había pasado- también a mi papá- hasta que llegaron un montón de policías que nos trataron mal. Nos pusieron contra las rejas, con esposas, y después al piso”, detalló el joven.

“Nos preguntaron de dónde éramos y nos dijeron que éramos unos villeros y que nos tenían que dar un tiro a cada uno”, sostuvo el joven al describir la terrible escena. Y continuó: “Uno de ellos me preguntó cuál era el arma con la que había matado a mi amigo cuando habían sido esos hijos de p… que frenaron y le dieron a mi amigo y nos trataron como delincuentes cuando nosotros teníamos nuestras cosas de mate, botines, galletitas, todo para entrenar. Queríamos volver a nuestras casas felices”.

Mientras tanto, el juez de menores a cargo de la causa, Alejandro Cilleruelo, dispuso la prohibición de salida del país de los tres policías de la Ciudad involucrados en el crimen del futbolista, identificados como el inspector Gabriel Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nievas, quienes pertenecían a la Brigada de la Comisaría Vecinal 4C de la Policía de la Ciudad y habían sido apartados preventivamente de sus tareas el último jueves.

Además, el magistrado sobreseyó a los tres menores que iban en el auto con González “por no haber cometido delito” y se declaró incompetente en la causa, que ahora pasó a manos de la instrucción de mayores (ver aparte). Antes de eso, el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, se presentó en la causa para requerirle “medidas urgentes respecto de la situación procesal” de los efectivos, concretamente, un pedido de captura y detención. Más allá de estos movimientos, hasta anoche los policías continuaban libres y ya designaron como defensores a los abogados Alfredo Oliván y Martín Calvet Salas.

La familia de Lucas, en tanto, designó como abogado querellante a Gregorio Dalbón, defensor de la vicepresidente Cristina Kirchner en varias causas.

Después de balear a Lucas, los policías demoraron a sus amigos, quienes fueron liberados el jueves del instituto de menores Inchausti, el mismo día en que el adolescente moría en el hospital El Cruce, de Varela. “Salimos de entrenar, compramos un jugo en un kiosco, avanzamos dos cuadras y vimos que bajan [los policías vestidos de civil] de un auto con armas. Pensé que me robaban todo porque parecían chorros, bajaron con el arma en mano como para robar directamente”. Ante esta situación, contó que escaparon y fue entonces cuando escucharon “cinco disparos”.

Luego de reunirse con Dalbón, los padres de Lucas pidieron por la detención de los policías acusados de asesinar a su hijo: “Quiero que los culpables paguen”, pidió Cintia, la mamá y convocó a una marcha.

Con los ojos llenos de lágrimas, l amujer contó cómo era su hijo: “Un chico de 17 años que se levantaba a las 6 de la mañana para ir a entrenar, que me mandaba mensaje cuando se tomaba el colectivo, que volvía a casa, comía y se iba al colegio”.

La mujer relató el instante en que se enteró lo que había pasado: “Yo le mandé mensaje, le puse ‘Amor ¿por dónde andás?’, pero no le llegó. Lo llamé, lo llamé y nada. Mientras mostraban en las noticias que hubo un tiroteo en Barracas y yo pensaba que era justo donde entrenaba Lucas”.

Ahí mismo convocó a una marcha para el próximo lunes a las 19 en la puerta de Tribunales: “Les pido que no me dejen sola, que me acompañen y que los culpables lo paguen”. Pidió que la marcha sea con velas y “sin banderas políticas”.

Luego habló sobre este presente atravesado por el espanto: “Hoy me levanté y lo buscaba por toda la casa, pero no lo encontraba. Estoy muerta en vida por unos asesinos que solo querían matarlo”.

Mario, el papá de Lucas, dijo que son “gente trabajadora, gente humilde. Por más que tenga una gorra no somos chorros. Ayer volvimos a casa y en cada rincón está Lucas, lo veo en todos lados”.

“Yo me encargaba de pagarle los botines, las zapatillas. Yo trato de que no le falte nada a mis hijos. Vivo en la casa arriba de mis padres y hoy se me acabó la vida, se llevaron a mi hijo estos asesinos”.

Sobre la participación del abogado Dalbón, los padres contaron que fueron ellos quien se comunicaron con el abogado: “Yo quiero que el nombre de Lucas González quede limpio. Él estaba contento porque Barracas iba a jugar una final para ascender a la Primera División y Lucas quería cumplir ese sueño de jugar contra los mejores equipos”.

El abogado de Cristina Kirchner acusó a los policías porteños de “homicidio doblemente calificado” y criticó que sigan en libertad.

“Acá estamos con la familia de Lucas y no podemos creer que al momento los asesinos a sangre fría estén impunemente en libertad”, comenzó Dalbón en compañía de los padres del adolescente y agregó: “Vamos a trabajar con toda la ira del estudio porque la violencia institucional en la Argentina debe cesar”.

De acuerdo con el letrado, su participación en el caso “no tiene que ver con grietas ni nada”. “Este hijo podría ser el de cualquiera de nosotros y vamos a hacer todo lo posible para que estos policías”, paguen “además lo que hicieron con uno de los niños, al que lo dejaron preso toda la noche”, sentenció.

“Un asalto”

“La policía en una democracia no puede actuar de modo subrepticio y sin debida identificación, menos cuando están ordenando la detención de un vehículo del cual, como se comprobó, no partió agresión de ninguna naturaleza”, sostuvo el juez Cilleruelo, seguro de que el operativo pareció un “asalto”.