El fiscal federal Matías Di Lello solicitó el sobreseimiento de Pedro Di Biasi, el joven de la localidad bonaerense de Tapalqué detenido por haberle enviado mensajes de texto supuestamente amenazantes al candidato a senador nacional por Cambiemos, Esteban Bullrich .
El 18 de agosto pasado, el ex ministro de Educación denunció que había recibido amenazas a través de WhatsApp en el número de teléfono que, como parte de la campaña, había difundido públicamente. Los mismos consistían en la fotografía de una pierna y una mano empuñando un arma de fuego, y una serie de textos que concluían con la frase «pedazo de gil contesta y deci quien sos . o tenes miedo?» [sic].
La jueza federal Sandra Arroyo Salgado ordenó una investigación que permitió identificar que la línea de la que provenían los mensajes se encontraba registrada a nombre de una mujer de Tapalqué que vivía junto a su hijo, Di Biasi. Luego de investigar el domicilio, ordenó su allanamiento.
La magnitud del operativo de la Policía Federal conmovió la tranquila noche tapalquense. Tras la detención del joven, que permaneció 72 horas en ese estado, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich , celebró lo actuado. «Este procedimiento fue posible gracias a la inteligencia criminal y el alto nivel de profesionalismo de las fuerzas federales», señaló.
Sin embargo, la investigación judicial pronto constató que todo había sido fruto de un malentendido: a pedido de su madre, la novia de Di Biasi había agendado el contacto que Bullrich difundió en las redes sociales. Al descubrirlo tras revisar el celular de la joven, Di Biasi sospechó que podría tratarse de un amante. Copió el número y lo llamó varias veces. Luego envió los mensajes.
Al solicitar el sobreseimiento, el fiscal Di Lello sostuvo que «una amenaza, para ser tal, debe tener visos o apariencias de veracidad y ser idóneas para hacer peligrar la libertad de decisión y el sentimiento de tranquilidad; extremos que de ningún modo podían ser alcanzados por la conducta de Di Biasi, pues el nombrado ni siquiera sabía a quién le estaban siendo dirigidos los mensajes». También destacó que el propio Bullrich, al ratificar la denuncia original, entendió que no había riesgos para él ni su familia.