LA PLATA.- El secretario general de la Uocra local, Juan Pablo «Pata» Medina, es un personaje pesado como salido de la película El Padrino: temido por empresarios y emprendedores privados e idolatrado y amado por gran parte de los trabajadores de la construcción, ha permanecido al frente del la delegación por más de 16 años.
Los que viven en La Plata han oído hablar del él y de las supuestas coimas que se le debe pagar para poder levantar edificios en el casco urbano, o de la cantidad de obreros afiliados al sindicato que se debe contratar para poder desarrollar un proyecto privado. Sin embargo, hasta ahora la Justicia no ha podido avanzar en esas investigaciones. Medina niega todas las acusaciones. «No es cierto que haya pedido plata a los empresarios. Es más, no veo a ninguno hace como tres años», dijo el dirigente al ser consultado por la prensa.
El «Pata» Medina comenzó a ser conocido el 17 de octubre de 2006. Ese día, una facción de la Uocra platense que él lideraba se enfrentó a los tiros con un grupo del gremio de Camioneros que conducía Hugo Moyano. Fue durante el traslado de cuerpo del ex presidente Juan Domingo Perón a la Quinta de San Vicente. Las imágenes que quedaron en la memoria fueron las de Emilio «Madona» Quiroz, integrante de Camioneros, disparando contra los trabajadores de la Uocra.
Poco tiempo después, el 29 de marzo de 2008, el dirigente gremial, su hijo, su cuñado y 300 obreros de la Uocra se movilizaron hasta Ensenada para protestar por la decisión del municipio de realizar una obra de desagües pluviales contratando trabajadores de una cooperativa de desocupados. Medina pretendía que los obreros sean tomados de los listados que maneja el gremio y el incidente derivó en la toma del predio de la destilería de YPF.
Fue así que Medina, poco a poco, fue ganando poder en La Plata y resultó reelegido como secretario general de la delegación local. A partir de entonces comenzó medidas de asistencia social que consolidaron su figura entre las familias de los obreros: por ejemplo para el día del niño el dirigente gremial reparte juguetes a los hijos de los obreros. Para fin de año regala pollos, carne y bolsones de comida entre sus afiliados e incluso desocupados que apoyan su gestión.
Con estas acciones el Pata Medina logró armar un ejército de seguidores que han blindado su cuestionada figura durante los últimos años. En la inundación de 2013, grupos de obrero de la Uocra golpearon y corrieron a militantes kirchneristas de la Campora que pretendía monopolizar la asistencia social a los damnificados por el temporal. Ese acto fue registrado por cámaras de seguridad y luego se supo que la camioneta en la que se movilizaban los obreros tenía una cédula azul a nombre del hijo del dirigente.
Hace tres años, Medina también protagonizó otro hecho escandaloso. Esa vez fue demorado por la policía bonaerense tras golpear a dos efectivos, entre ellos una agente femenina a la que le fracturó el tabique nasal, durante un control de tránsito efectuado en la Ruta 11 a la altura de General Lavalle.
Los investigadores policiales comentaron que en ese episodio dos policías bonaerenses siguieron la camioneta Toyota Hilux gris en la que el sindicalista manejaba «por viajar a toda velocidad y haciendo maniobras peligrosas en la ruta». Cuando se los detuvo, Medina golpeó a los efectivos y se encerró en la camioneta a la espera de afiliados que le brinden apoyo.
Ahora, la fiscal dederal de Quilmes Silvia Cavallo y el juez Luis Armella, están detrás de los pasos de Pata Medina, al que se lo acusa extorsión y supuesto pedido de coimas.