Una maniobra tan simple como la de encender algunos leños en una salamandra tuvo consecuencias devastadoras para una familia que se quedó, literalmente, en la calle.
Si no resultó todavía peor fue por la rápida reacción de uno de los damnificados, que rescató a su sobrinita de 10 años de entre las llamas.
“Los chicos están asustados, pero bien”, contó Daniel Bellioccio (35), el verdadero héroe de esta historia, cuyos protagonistas necesitan ahora de la solidaridad para poder salir adelante.
“No nos quedó nada. Cenizas nada más”, reconoció él.
“Estaba durmiendo”
Todo empezó alrededor de las 10.30 de la mañana en una casita de chapa y madera situada en 90 entre 1 y 115, aparentemente después de que uno de los moradores metió unos troncos en la salamandra “y enseguida el fuego agarró las paredes” de la vivienda, contó Daniel Bellioccio (35) a este diario.
“Cuando salí, el fuego ya era zarpado”, describió el hombre.
Las llamas avanzaron tan rápido como la desesperación de los testigos que las veían crecer y tragarse las dos viviendas linderas pertenecientes a la misma familia.
Pese a la confusión y el apuro por frenar el incendio, Daniel recordó que una de sus sobrinitas estaba en su cuarto: “Ella dormía y no tenía noción de lo que pasaba”, explicó el muchacho, que sin pensarlo avanzó entre el fuego, la despertó y logró rescatarla sana y salva.
La pequeña tiene 10 años y, al igual que otros cuatro chicos y cuatro adultos, perdieron todo en un siniestro que se descontroló en cuestión de minutos, por el material de las casas y el efecto del viento.
Las consecuencias fueron devastadoras. Muebles, electrodomésticos, camas, ropa y todas las demás posesiones de la familia fueron consumidas por el fuego y los damnificados se quedaron con lo puesto.
Las propiedades eran habitadas por Daniel y su esposa, por su hermana y por sus padres, y gracias al rápido accionar de los bomberos las llamas no se expandieron hacia otras casas linderas. Tras el episodio, la familia afectada comenzó a apilar chapas y tirantes quemados para comenzar a dejar el terreno en condiciones y “empezar de nuevo”, explicaron.
Parados en ese desolador escenario apelaron a la solidaridad de la comunidad ya que necesitan alimentos, ropa, sábanas, colchones, frazadas, chapas, tirantes y material de construcción apto para volver a tener un techo. “Esta noche (por la de ayer) vamos a dormir en la casa de un vecino”, contó Daniel, que vive en ese terreno “desde siempre” y planea seguir allí, junto con el resto de su familia.
El teléfono para darles una mano es el (221) 418-4340.
Antenoche, en tanto, otro incendio afectó la cumbrera de un quincho, en diagonal 414 entre 208 y 209. Trabajaron bomberos voluntarios de El Peligro.
