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Rubros afectados por los cierres piden más ayuda y ven achiques y despidos en el horizonte

Después de uno de los años más difíciles de su vida de empresario, Marcelo Harari, dueño junto a su familia de la cadena Cinema La Plata, logró por fin reabrir las 17 salas de cines en la Ciudad. Fue un día de alegría, de alivio y de optimismo: por fin, después de 365 días sin ingresos, podían volver a funcionar las taquillas. Pero la alegría duró poco. Apenas 35 días, que fueron los que la familia Harari pudo tener en funcionamiento los cines antes de que las nuevas restricciones obligaran a volver a cerrar”.

“No aguantamos más. Venimos manteniendo 75 empleados sin tener ingresos, sacando préstamo tras préstamo para pagar sueldos. Esto es un golpe durísimo después de un año que fue nefasto”, dice Harari.

Por ahora, prefiere no arriesgar hipótesis sobre el futuro de la empresa familiar que su padre David inició a mediados de los ‘60, cuando compró la sala de Cine 8, y que hoy administra otras cuatro salas más.

Como Harari, los empresarios y comerciantes de los rubros afectados por los nuevos cierres dispuestos por el gobierno nacional y provincial para La Plata y el AMBA dicen estar hoy contra las cuerdas. Dueños de bares, cervecerías, restaurantes, salas de cine, salones de fiestas y gimnasios, entre otros, viven días de preocupación e incertidumbre.

La mayoría de los empresarios y comerciantes platenses de estos rubros aseguran que la asistencia financiera del gobierno no alcanza a paliar las pérdidas y muchos ven nuevamente un escenario de achique y cierres, parecido o igual al del año pasado.

LA SEGUNDA OLA

Si bien no es el que tuvo las restricciones más estrictas, el rubro gastronómico es uno de los más castigados. Con la obligación de abrir ahora en una franja horaria más reducida, los bares y restaurantes sienten por estos días en su facturación los efectos de la baja en la circulación callejera y el “toque de queda” entre las 20 y las 6.

Según estimaciones de la Cámara de Gastronómicos de La Plata, desde que se implementaron las nuevas restricciones la semana pasada, que llevaron a La Plata a una Fase 2, la baja en la facturación de la gastronomía tradicional (restaurantes y cafés) es del 60 por ciento con respecto a lo que habían logrado llegar a facturar cuando se permitió la reapertura de los locales.

Pero para las cervecerías y pubs, uno de los sectores más dinámicos y de más vertiginoso crecimiento en los últimos años en la Ciudad, la afectación es mucho mayor, porque el horario pico de ventas queda dentro del horario de restricción. Se estima que en ese sector específico, la baja de la facturación se desplomó al 90 por ciento, con lo que solo las que tuvieron una “espalda ancha” lograron sobrevivir.

El sector viene de un 2020 muy duro. Se estima que la cuarentena del año pasado se llevó a cuatro de cada diez locales gastronómicos en La Plata. Solo lograron seguir abiertos los que se adaptaron a una realidad muy difícil. Cerrados por largos meses, casi sin ingresos y despidiendo empleados.

La preocupación central está puesta ahora nuevamente en el pago de salarios. Si la ayuda anunciada por el gobierno no llega en tiempo y forma, el horizonte es negro.

ASISTENCIA PARA SALARIOS

Días atrás, el gobierno puso en marcha el nuevo programa para asistir a los sectores afectados con una línea destinada al pago de salarios de empleados, similar a lo que fue el ATP del año pasado, llamado REPRO2. En principio, la idea era que abarque sólo a las empresas, pero el martes pasado se anunció su ampliación para todos los trabajadores independientes de la gastronomía.

“Habíamos empezado a hacer eventos, con muchos protocolos. Pero ahora todo se volvió a parar”

Joaquín Alterman, Salones de eventos

“La situación es desesperante. No tengo otra forma de definirla (…), tratando de cuidar la fuentes de trabajo”

Máximo Rubio, Gastronómicos

“Venimos manteniendo 75 empleados sin tener ingresos, sacando préstamos para pagar sueldos”

Marcelo Harari, Salas de Cine

Será de hasta 18 mil pesos por empleado para las actividades afectadas por los cierres: servicios de restaurantes y cantinas con y sin espectáculo; de comidas rápidas y locales de venta de comidas y bebidas al paso; de expendio de bebidas en bares; de expendio de comidas y bebidas en establecimientos con servicio de mesa o en mostrador; de preparación de comidas realizadas por o para vendedores ambulantes, y para empresas y eventos; y de cantinas de empresas o escuelas.

Por ahora, los gastronómicos platenses consultados están expectantes e iniciando los trámites para acceder a la ayuda del gobierno. Pero muchos se muestran escépticos. “El REPRO no es para todos. Es muy engorroso ingresar y más del 90 por ciento de los establecimientos no califican. No es para los pequeños comercios”, dicen en la Cámara Gastronómica platense. “Allí hay que hacer una ayuda directa. Lo que pedimos es rápidamente un ATP que le llegue a los trabajadores”.

La situación afecta a los comercios platenses, los de todo el Gran Buenos Aires (que fue pasado a Fase 2 de restricciones) y el de cada vez más ciudades grandes del interior, como Tandil, cuyos intendentes ponen restricciones horarias y comerciales por su cuenta para intentar frenar una ola de contagios de Covid descontrolada.

Sobre el reclamo de los comerciantes, sectores de la oposición movieron pedidos al gobierno. En la Legislatura, el bloque de Juntos por el Cambio presentó un proyecto para crear “Programa de Asistencia para Gastronómicos” que contemple, entre otras medidas, descuentos de hasta 50 por ciento en Inmobiliario. Además, piden que la Provincia pague subsidios para cubrir los salarios de empleados. “Tenemos que cuidar la salud protegiendo las fuentes de trabajo. Los comercios no tienen que ser pensados como parte del problema, sino de la solución”, dice Alex Campbell, el diputado que firmó el proyecto.

“La situación es desesperante. No tengo otra forma de definirla”, dice Máximo Rubio, empresario gastronómico, dueño de una parrilla en diagonal 74 que compró a un amigo hace cuatro años y que logró sacar adelante con esfuerzo y mucho trabajo suyo y de su familia.

Máximo reconoce que no deja de pensar permanente en la idea de cerrar el negocio. “Esta situación te produce un desgaste tremendo”.

Para el empresario, el golpe en el sector gastronómico se suma a un escenario que venía difícil y que obligó a la mayoría de sus colegas a cerrar las puertas. “Estamos resistiendo la situación, tratando de cuidar la fuentes de trabajo y respetando la situación sanitaria por sobre lo comercial porque sin salud no hay trabajo”.

SIN EVENTOS

Como la gastronomía, el rubro de los salones de fiestas ha sido otro de los más golpeados. Joaquín Alterman es el responsable detrás de Benicius Eventos, un espacio para eventos sociales y corporativos en la zona de 15 y 44, que también después de un año había podido volver a abrir con protocolos y ahora volvió a cerrar.

La mayoría cree que las restricciones seguirán y ya se preparan para otro invierno difícil

“Tuvimos que achicarnos porque nos quedamos sin eventos. Por suerte, el dueño no nos cobró el alquiler del lugar. Así estuvimos hasta que pudimos reactivar. Los empleados trabajan temporalmente, dependiendo del evento. No tuvimos que acudir a la ayuda para pagar sueldos pero tuvimos que afrontar todo un año de pagar servicios sin ingresos”, cuenta.

De hecho, Joaquín tuvo que dejar de lado la actividad y volcarse a otras actividades para poder vivir. “Habíamos empezado a hacer eventos, con muchos protocolos. Pero ahora todo se volvió a parar. Es realmente muy preocupante, no se puede vivir así. Hay una incertidumbre total. El dueño del local nos aguanta porque nos dice que si no nos lo alquila a nosotros, no va a poder alquilarlo a nadie”, cuenta Joaquín.

Mientras espera novedades sobre qué pasará después de fin de mes, el plazo fijado por el decreto presidencial, Marcelo Harari reclama medidas inmediatas para los cines. “Somos la actividad más afectada desde el inicio de la pandemia. Estamos cerrados desde marzo del año pasado. Fueron 365 días sin poder abrir. Y una vez que abrimos, con todos los protocolos, nos cierran al mes”.

Harari dice que el sector es discriminado con respecto a la gastronomía. “No entendemos la lógica de por qué un café está abierto hasta las 20 y nosotros no podemos hacer ni siquiera funciones al 30 por ciento de aforo”.

Ni Harari, ni los gastronómicos, ni los dueños de salones o de gimnasios tienen certeza hoy de que las restricciones vayan a terminar el 30 de abril. La mayoría cree que seguirán y ya se prepara para otro invierno difícil.

Gastronomía

Para los sectores gastronómicos el impacto es muy fuerte, entre otros aspectos, porque el horario pico de ventas queda dentro del horario que abarcan las restricciones nocturnas.

Gimnasios

Es otro de los rubros que recibió de lleno el impacto de la pandemia. Muchos de los locales del rubro no volvieron a levantar sus persianas luego de la cuarentena de 2020. Otros se adaptaron y hoy realizan actividades con aforo o al aire libre.

Salones

Sin poder realizar eventos sociales y corporativos, los salones para fiestas tuvieron que achicarse y durante el 2020 muchísimos debieron bajar las persianas. Con las restricciones recibieron otro durísimo golpe.

Cines

Es una de las actividades más golpeadas por la pandemia. Estuvieron más de un año sin abrir. Y cuando finalmente los habilitaron con todos los protocolos, volvieron a cerrarles al mes la posibilidad de funcionar.