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Se quebró un contrato básico de la democracia

24 de enero de 2018  

¿Por qué lo que había sido excluido del debate público durante 34 años está permitido en el gobierno de Mauricio Macri? ¿Por qué ahora conocidos referentes políticos y sociales pueden pedir en declaraciones públicas el pronto final del gobierno de Cambiemos, es decir, su destitución? ¿Por qué hay tan poca reacción de parte del arco político racional del país ante esas claras incitaciones a voltear un gobierno elegido democráticamente? Estas preguntas conllevan la certeza de que un contrato importante se rompió en la política argentina.

Ya esa ruptura había dado los primeros signos de vida cuando en diciembre, frente al Congreso, un grupo violento lanzó varias toneladas de piedras sobre las fuerzas de seguridad e intentó tomar la sede del Parlamento. La resolución pacífica de los conflictos políticos formaba parte del contrato de 1983 como una respuesta a la violencia de los años 70.

El respeto de la Constitución -y, por lo tanto, de la duración de los mandatos- está también en ese acuerdo básico de hace casi 35 años. Podrá decirse que esa parte del pacto político no se cumplió con Raúl Alfonsín ni con Fernando de la Rúa. Es cierto. Pero el peronismo que conspiró en ambos casos no lo hizo proclamando a viva voz la necesidad de un golpe civil. Por el contrario, se mostró obligado a hacerse cargo del país, aunque era lo que buscaba desesperadamente.