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Sodero: un crimen en la calle llevaría a perpetua a un ladrón sin prontuario

El poder destructivo de la bala calibre 22 fue horadando, día por día, a Narciso González Padilla, el sodero de 58 años asaltado en Ringuelet, en el mediodía del lunes 2, hasta que ayer por la mañana se quedó con su impulso vital mientras buscaban salvarlo en el Hospital Italiano.

Según informaron fuentes policiales y judiciales vinculadas con la investigación del ataque, el sodero falleció alrededor de las 10 de las diez de la mañana como consecuencia de una falla multiorgánica derivada del deterioro producido por la herida en la arteria subclavia, una vía importante del sistema circulatorio situada a la altura del hombro izquierdo.

La herida que le produjo el balazo requirió dos operaciones de urgencia en el Hospital Gutiérrez, el mismo día de la lesión, pero no se logró detener el daño, que condujo a la amputación del antebrazo izquierdo 48 horas después.

El viernes fue derivado al Hospital Italiano. Según contó una fuente del caso, entonces su estado general de salud era malo y en las horas y días siguientes todo fue en pendiente mientras permanecía en una cama del servicio de terapia intensiva.

El “Viejo”, como lo llamaban con cariño sus compañeros, había nacido en Misiones, pero tenía raíces en La Plata. Aquí están su pareja y su hijo, quien es también repartidor de agua y soda “Saint Michel”.

A diario, el joven esperaba la “bendición” de su padre para salir a un trabajo con peligros de batalla -ver aparte-.

Según contaron en la compañía, el joven González Padilla fue víctima de al menos dos asaltos. El Viejo llevaba tres. El último, hace algo más de un año, incluyó un rapto en su propio vehículo durante algunas horas.

En la compañía se calculaba ayer que algo de esta historia reciente pudo impulsarlo a defenderse del ladrón que venía por la recaudación, el lunes pasado, a las 13.20.

Había estacionado en inmediaciones de 3 bis y 519 para dejar un bidón a una clienta, pero esta vez bajó con la mercadería su acompañante de reparto.

Entonces, se acercó un ladrón con un arma y le disparó cuando se negó a entregar la plata. Así lo relató la propia víctima al peón del móvil. También pidió avisar a la empresa que lo habían asaltado.

Dos días después, frente a una distribuidora de bebidas situada en 120 y 33, fue arrestado Ezequiel Alegre, de 33 años. Iba vestido con la ropa de trabajo. El hombre, viudo, con dos hijos pequeños, está acusado por el ataque que mató al sodero.

Su situación empeoró de un intento de asesinato a un asesinato cometido cuando la víctima le impidió robarle, según indicó una fuente de la fiscalía penal Nº 8, a cargo del fiscal Hugo Tesón, que desarrolla la investigación. Ese delito tiene una pena en expectativa de cadena perpetua.

La ropa que tenía puesta cuando el colocaron las esposas (un pantalón de grafa y un chaleco) y el Renault Clío bordó al que se dirigía aparecieron en videos de cámaras de seguridad tras un asalto a un kiosco en Ensenada y a una heladería en Villa Ponsati, su barrio de residencia.

El raid impacta por el perfil de trabajador y un historial limpio de antecedentes penales del imputado.

“Da la impresión de que salía a robar después del trabajo, en su auto y sin siquiera cambiarse”, analizó un investigador. Nadie puede arriesgar aún un móvil para semejante violencia en medio de una escalda que podría tener más paradas antes del tiro mortal a González Padilla, según se sospecha.