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Un festejo contenido: calor y color de sábado

“Gooool”. “Vamos carajo”. “Gooool”. Los gritos que rompieron una tarde de calor y tensión. El primero de Leo Messi se festejó como si fuese una clasificación. Había muchas ganas contenidas luego del duro e inesperado tropiezo contra Arabia Saudita, un cachetazo que además de doler dejó contra las cuerdas a la Selección, que ayer mismo podía hacer sus valijas.

Esos nervios se vieron en la cancha y en el banco de los suplentes. También en aquellos argentinos y “extranjeros” que tuvieron la suerte de alentar desde las tribunas del Lusail de Doha. Pero por sobre todas las cosas marcó el ritmo de los platenses, que vivieron una tarde especial de principio a fin, de los nervios a la euforia, como tantas veces en a este país.

Pasado el mediodía el ritmo de la Ciudad fue otro. Los casi 33 grados no invitaban a ver el partido en ninguna pantalla gigante. Por eso antes de las 14 muchos se aseguraron hacer los mandados para tener la heladera y la parrilla lista. Nada podía arruinar la previa, ni siquiera que el almanaque marque el número 26 con todo lo que eso significa para nosotros en un país tan golpeado desde lo económico. Asado o hamburguesa, no importa qué sino cómo: con la camiseta y todas las ganas.

“Ni loco abro a la tarde antes de las 17. El súper abre a esa hora porque al dueño no le importa, pero yo me vengo después del partido. no me importa nada”, contó Claudio, el carnicero de un mercado chino de la zona de 19 y 37.

Todo celeste y blanco con el 2-0 de la selección en el Mundial / G. Calvelo

Lo mismo pasó en todos lados. Salvo los hipermercados de la zona del Distribuidor, muy poca gente haciendo compras. ¿Quién iba a hacerlas justo cuando la Selección se jugaba un verdadera final en el Mundial? Sólo aquellos a los que no les interesa el fútbol.

En las plazas nadie de nadie. Además del partido hay que tener en cuenta el calor. Sofocante el sábado para andar caminando o escuchando por radio las acciones. Con decir que no siquiera se reunieron los que todos los fines de semana cambian figuritas en la plaza Islas Malvinas. Para las 16 no quedaba ni alma.

En las estaciones de servicio pocos autos. Los empleados de la de 7 y 66 se lamentaban que esta vez no tenían un tele grande para ver el partido, pero deseando que no vaya nadie )o pocos) a cargar combustible. “Me traje la compu y la voy a prender en la oficina para ir viendo”, reveló uno de los playeros con un gesto de resignación pero expectativa.

Un problema que desnudó este Mundial es el delay de las diferentes transmisiones

Uno de los pocos lugares de La Plata con gente fue la zona cercana al Club Atenas. Claro, había un recital a las 19 y los fanáticos se juntaron desde temprano pese al calor y al partido. Para no gastar las baterías se fueron pasando el celular para ver el partido entre Argentina y México. Para las 18:30 ya estaban todos listos para ingresar. Claro, muy futboleros no eran, pero igual la mayoría lo vio.

En los bares bastante gente, pero no tanta como el martes. El calor no invitaba a estar lejos de casa, salvo los que ofrecieron una pantalla de generoso tamaño y el necesario aire acondicionado. Los que no contaron con eso directamente cerraron o recibieron gente para el segundo tiempo o en el final. Una cervecería de diagonal 74 directamente sacó una tele grande a la vereda y los jóvenes que allí estaban disfrutaron del partido al aire libre y a la sombra.

Por la avenida 13 pasó un colectivo de color celeste y blanco, de esos que unen La Plata con San Isidro y tocó bocina. No iban más de 5 pasajeros arriba. El chofer, en el entretiempo, pasó con las ventanillas bajas y el audio de la radio bastante fuerte.

Los taxis tampoco tuvieron trabajo. Pero fue una calma que anticipó el vendaval del después. Porque una ves terminado el partido empezaron los llamados y los viajes de una punta a la otra.

Una vez terminado el partido hubo festejos en 7 y 50 / Gonzalo Calvelo

Varios organizaron una “juntada”. La zona Norte y Sicardi tuvieron más movimiento que lo normal. La verdad que hacer un fueguito y meter pileta entre tiempo y tiempo no estaba nada mal. Varios platenses del centro se escaparon con provisiones para esas zonas alejadas, de árboles y verde. Y varios con pileta. Es verdad que un asado con achuras y verduras puede costar entre 3 mil y 5 mil pesos por persona, de acuerdo al nivel y cantidad de carne. Pero la tarde y el espectáculo invitaban para hacer el gasto.

Esos que tuvieron la suerte de no trabajar para escapar a las afueras de La Plata se quedaron mirando la tele, repitiendo los goles y abriendo gaseosas o latas de cerveza hasta bien tarde,, Más de uno hasta se habrá olvidado del resultado del partido conforme pasaban las horas y la noche ganaba terreno al cielo celeste con un sol que rajó la tierra.

Después del partido se concentraron hinchas en la tradicional esquina de 7 y 50

“Gooool”, retumbó en cada barrio. Algunos pudieron primerearlo pero muchos se sorprendieron. A diferencia de otros eventos, aquí se sufre por demás el delay. Los que miran el partido por alguna pataforma online perdieron por goleada ante los que miran por Cable. También hay diferencia entre los canales. Por eso no fueron pocos los que alejaron sus celulares de la mesa y cerraron las ventanas. Una de las cosas más chocantes para los futboleros es que les griten el gol antes, el propio o el ajeno.

“Ya no se qué hacer. Tengo un edificio enfrente que me tiene de hijo. En su mayoría son hinchas de Boca o River y durante el torneo mucho no me molestan. Pero con la Selección están a full. Siempre hay alguno que le llega la señal antes y me grita los goles. Ya me pasó el martes. Ahora me encerré, pero no puedo vivir con las ventanas tapadas con más de 30 grados”, bromeó Riky, del Lobo y que vive cerca del Centro.

La Ciudad estuvo desierta. Como esos días de primero de enero o Navidad… Nadie, pero lo que es literalemnte nadie. Recién en el entretiempo, cuando el reloj marcaba las 16:50 algunos aprovecharon para hacer un mandado o salir a fumar un cigarrillo. Es que el equipo de Lionel Scaloni no jugó para nada bien, por no decir bastante flojo. No estaba fácil el partido. “No puedo creer que estábamos para campeones antes de viajar y en un partido y medio tenemos que hacer las valijas”, se quejó un vecino en la zona de 16 y 40 mientras apagaba con fuerza su cigarrillo contra la vereda.

Vamos, vamos, Argentina. Festejo arriba de los autos / Gonzalo Calvelo

A las 18 horas empezaron a escucharse bocinazos. Fiesta y desahogo.

Festejo en la tradicional esquina de 7 y 50

No habían pasado más de 15 minutos del final del partido y en la esquina de 7 y 50 ya había un grupo de hinchas con camisetas y banderas festejando. No más de 200, pero suficientes como para alterar la circulación de los autos y colectivos.

La llegada de estos hinchas fue una bendición para los vendedores ambulantes de souvenirs de la Selección. En las plazas San Martín y Moreno hubo desde la mañana varios con camisetas de Messi, banderas y demás objetos. “No vendí nada hasta después del partido. El gol de Messi lo grité por la Selección y por mí, porque imaginé que la gente iba a estar feliz e iba a salir a festejar”, exclamó Thiago, de Los Hornos mientras vendía banderitas para el auto. Ganó la Selección y, por un ratito, los argentinos fueron felices otra vez.

Televisor afuera para ver el partido en una cervecería / Gonzalo Calvelo