«Queremos que esto se vea y que todos sepan qué es lo que está pasando», cuenta con angustia María Aued, preceptora de la Escuela Secundaria Nº1, ubicada en 10 y 169 de Berisso.
Desde hace un mes, sistemáticamente todos los días reciben amenazas de bomba, en cualquiera de los tres turnos y hasta más de una vez en el día. «Ya no tenemos horarios de las amenazas», comenta entre resignada y con bronca.
El último alerta fue esta mañana, a las 7:15hs., el horario en que los chicos comienzan a entrar, y fue caótico ya que como los preceptores no podían ingresar no sabían efectivamente si algún alumno podía estar en el interior del establecimiento. Recién una hora más tarde todos pudieron ingresar.
Pero ayer también hubo otra amenaza y esa vez tuvieron que esperar tres horas para poder entrar y recién entonces comenzó la actividad escolar, de modo que no sólo están las complicaciones que implica para una escuela recibir una amenaza de bomba, debiendo evacuar a los chicos, sino las horas de clases que se pierden.
«La verdad, estamos esperando que a media mañana vuelvan a llamar», afirman, sabiendo que se ha convertido en algo que las autoridades no pueden controlar y ponerle un freno.
Según contaron, esta situación se ha extendido a otras instituciones, al punto que ayer hubo escuelas con amenazas de bomba en simultáneo y un sólo móvil para realizar la correspondiente inspección.
Incluso, hay casos en los que una escuela es amenazada pero deben evacuar otros establecimientos debido a la cercanía y para cumplir con el protocolo.
Y el enojo pasa también porque «no vino ninguna autoridad a ver qué es lo que está pasando», agregaron.
