La cena de la Selección después de la catastrófica derrota con Croacia fue en medio de un silencio sepulcral según dejó saber gente vinculada al grupo argentino.
La cena fue de día y en silencio ya que se realizó a las 3.35 de la madrugada cuando ya amanece en el lugar donde pasó la noche el equipo nacional después de la segunda y fallida presentación en la Copa del Mundo.
«Parecía un funeral», reconoció un integrante de la delegación que está permanentemente vinculado a los futbolistas y el cuerpo técnico que encabeza Jorge Sampaoli.
No había fuerzas para nada, ni siquiera para levantar la voz y mucho menos para que haya golpes de puños como suele aventurarse tras las derrotas de esta magnitud dentro de vestuarios experimentados.
Un entrenador que terminó insultado por toda la parcialidad argentina dentro del estadio asumió íntegramente las culpas en la conferencia de prensa pero un periodista tergiversó una declaración, se la transmitió al Kun Agüero y éste arremetió contra el técnico: «Que diga lo que quiera». Más nafta al fuego en un momento de calentura.
Cuando el grupo llegó a la zona de la concentración había tristeza y caras largas, un clima completamente de funeral. Y comenzaron a surgir rumores de todos lados, tras una cena que se extendió hasta pasadas las 4 de la mañana y bajo un sol que ya asomaba.
«Sampaoli no dirigiría el martes y podría hacerlo Burruchaga», era lo que circulaba en algunos programas televisivos que se emiten desde Rusia, y agregaban que eran los propios jugadores quienes le pedían al DT, dar un paso al costado.
Finalmente eso estuvo completamente alejado de la realidad. No existió tal pedido. Hoy la Selección se entrenaba bajo el mando del mismo técnico, que cometió errores a granel pero que los asumió uno por uno.
Claramente el clima no es el mejor, pero de momento, se espera el milagro sin locuras a la vista como un cambio de mando en medio de la competencia. Por lo pronto, habrá que esperar por el juego de Nigeria que será seguido muy de cerca por todo el grupo dentro de una concentración silenciosa y golpeada.