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Vecinos hartos de la obra de 120 y 32 remarcan que se trabaja a “ritmo lento”

La obra de repavimentación de la rotonda de 120 y 32 no paran de generar expresiones de descontento, reclamos y malestar entre los vecinos, comerciantes y gente que tiene que trabajar en las inmediaciones de la bajada de la autopista que va de La Plata a Buenos Aires. El fin de semana pasado se perdieron tres días que pudieron haber sido cruciales para avanzar con las tareas: el sábado llovió, y el domingo y lunes -feriado- no se trabajó. Ayer, se pudo observar un pequeño grupo de obreros que estaba en el lugar, que se asemejaba a un páramo: accesos despanzurrados; máquinas paralizadas y un cuarto de obra por realizar, a poco de cumplirse dos meses del inicio de los trabajos.

Vecinos y comerciantes plantearon su enojo porque en menos de un año se lleva a cabo la repavimentación de la rotonda y el movimiento de trabajo en el lugar es “demasiado lento”, para la magnitud de la obra.

CINCO OBREROS EN ACCIÓN

Pasadas las 14, momento en el que termina el horario del almuerzo, con paso lento, se observó la presencia de cinco obreros con mamelucos naranjas que intentaban retomar las tareas.

Según se pudo saber, con toda furia, se pueden contar cerca de 40 obreros en los momentos del hormigonado. La cuadrilla que descarga el material la conforman entre 12 y 15 trabajadores.

Este diario estuvo en el lugar en una jornada de trabajo. Arrancan a las 7, con la llegada al obrador, momento en el que desayunan. Cerca de las 7,45 y las 8, comienzan los trabajos que tienen un parate a las 12, cuando llega el momento del almuerzo, que puede consumir cerca de dos horas. Desde las 14 y hasta las 17,30, quizás las 18, siguen las tareas en la rotonda, cuando el atardecer se transforma en noche y entonces los trabajos de la jornada llega a su fin.

Los trabajos no se pueden hacer en forma constante porque la colocación de hormigón lleva un tiempo de fraguado para que se compacte y pueda continuar la labor. Mientras tanto, se destruye la capa asfáltica que fue colocada el año pasado y fue afectada por cañerías de agua rota, derrame de combustible y el intenso paso de los camiones.

En Aubasa estiman que los trabajos continuarán hasta el 30 de julio y la próxima semana comenzará la última etapa de la obra, con dos tramos que se unificarán para acelerar los pasos.

Quienes viven o trabajan en la zona aseguraron ayer a este diario que “los trabajos que se ven se hacen a paso muy lento. Creemos que si esto termina en agosto tenemos que hacer una fiesta”, dijo uno de los frentistas que dialogó con este diario.

Uno de los comercios que más impacto sufre es una estación de servicio que está frente a la rotonda. El caudal de vehículos que ingresa cayó notablemente a raíz de los desvíos que deben realizarse para continuar con las obras.

Desde hace poco más de una semana sólo se utiliza parte de la rotonda que es el tramo para los que llegan a La Plata y derivan a la avenida 32 para ingresar a la Ciudad.

Un par de excavadoras, un camión para volcar hormigón, algunas vallas plásticas naranjas, el paso de algunos peatones que se meten por la zona repavimentada de la obra, los accesos transformados en un barrial para construir las transiciones porque el nuevo hormigón tendrá una altura considerable forman parte de un paisaje atípico para la zona de 120 y 32.

“BUEN RITMO”

Desde Aubasa rescatan dos cuestiones: “los trabajos van a buen ritmo” y están “convencidos” que una vez que se supere esta etapa de obras y quede la rotonda a nuevo será “un mal recuerdo para quienes sufren los problemas en el tránsito. Van a tener una buena obra para mucho tiempo”, aventuraron las autoridades de Aubasa.

También aseguraron que “se ponen 20 losas por día; hay inspectores que trabajan en el lugar realizando comprobaciones de los tiempos que llevan los trabajos, de la calidad del material que se utiliza y de la ejecución de la obra. El clima también juega su partido porque las lluvias pueden provocar demoras imprevistas”.

Según averiguó ayer este diario, durante el fin de semana y el feriado no se trabajó en la obra por presuntos problemas en los pagos de jornales y algunos inconvenientes que surgieron entre la Unión Transitoria de Empresas con la delegación local del gremio UOCRA.

Para los vecinos “se pierden tiempos valiosos para semejante obra que se hace dos veces en un año”.

Desde Aubasa apuntan también que “en la obra del año pasado se hizo con un hormigón de 20 centímetros de alto y una capa de asfalto. Ahora se agregan 18 centímetros de hormigón, con el apoyo de un instituto especializado y de la Universidad”.