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VIDEO. Estudiantes sintió demasiado el trajín y tuvo un partido de vuelo bajo

VIDEO. Estudiantes sintió demasiado el trajín y tuvo un partido de vuelo bajo

Benjamín Rollheiser se toma la cabeza en una de las jugadas que no pudo terminar en el área de enfrente / Dolores Ripoll

En la agenda, el partido de anoche aparecía con el tilde del triunfo. Y mucho más luego de los buenos resultados conseguidos en el torneo y en la Copa Sudamericana. Los tres triunfos en fila invitaban a volver a sumar para seguir trepando en la tabla de posiciones. Es más, de ganar hubiese quedado dentro del top 10, dentro del cupo imaginario a las copas 2024… Por eso el 0-0 contra Atlético Tucumán dejó gusto a poco, un sabor agridulce porque se le puso un freno a una carrera que empezaba a ilusionar.

¿Por qué no pudo jugar un buen partido el Pincha? Está claro que sintió el desgaste de la seguidilla de partidos, el viajar a Bolivia y el hecho de repetir el equipo dejó un saldo negativo en el funcionamiento colectivo. Nunca en los 90 minutos estuvo cómodo ni lúcido. Falló mucho con la pelota en los pies y prácticamente careció de situaciones de gol. Recién en los últimos minutos pareció querer tirarle un poco la chapa a un rival que pedirá ponerle bocina al avión en su regreso a Tucumán.

El partido le dejó un mensaje al técnico: le tendrá que dar descanso a algunos jugadores si es que quiere llegar con la flecha para arriba a los próximos dos partidos en la Copa Sudamericana, donde se jugará parte del pasaporte a los octavos de final, el primer gran objetivo del plantel para este semestre.

En el primer tiempo Estudiantes no encontró la fórmula ni los caminos. Tampoco los intérpretes. En esos 45 minutos se lo vio lento y con pocas ideas, al punto que 10 minutos antes el propio Domínguez decidió sacar a Emmanuel Mas para retrasar a Benedetti y poner un jugador más picante en la mitad de cancha, Matías Godoy. En realidad el juvenil estaba haciendo un partido intrascendente en una posición que nunca se entendió. Pero era muy cruel sacarlo al pibe teniendo en cuenta que el mayor error había partido del banco de los suplentes.

En ese período el Pincha tuvo poco y nada en ofensiva. Apenas un par de remates desde afuera del área de Benjamín Rollheiser, otro de Santiago Ascacibar y nada más. No pudo hilvanar ninguna jugada colectiva y recién a falta de 10 minutos tuvo su primer tiro de esquina. Poco para un equipo que parecía empezar a levantar en lo futbolístico pero que claramente sintió el ritmo de competencia y sufrió algunas ausencias. Este vez el banco no le pudo aportar nada.

Del otro lado se encontró con un rival que le ganó la mitad de cancha desde lo numérico y que corrió mucho. Desde ese lugar quedó claro que Estudiantes no se siente cómodo cuando le proponen ese rigor físico: ya le había pasado contra Gimnasia y Lanús, por ejemplo. Pese a no tener la pelota y a pisar poco el área, siempre se mostró como inquietante o agazapado a aprovechar algún error o un regalo de la defensa. Teniendo en cuenta cómo llegaba al partido de anoche mucho no se le podía pedir.

En el segundo tiempo se esperaba más del local. O desde la entrega o con cambios de jugadores. Nada de eso sucedió. Siguió sufriendo el partido, inconexo y sin sociedades. No pudo romper nunca la línea de la pelota y no tuvo ni siquiera a la pelota parada como una herramienta que le permitiese abrir el juego. Sin Zuqui, el dueño de la pelota quiera fue Matías Godoy y en un par de oportunidades el juvenil Benedetti.

Recién cuando el reloj pasaba los 25 minutos saltaron a la cancha Leo Godoy y Fernando Zuqui. También Mateo Pellegrino para hacerle compañía a un Mauro Boselli que estaba agobiado y demasiado retrasado en el campo. Mejoró un poco pero no le alcanzó ni para tocarle el timbre al arco de Marchiori, que respondió con solvencia las pocas veces que le llegó la pelota vía aérea.

Sorprendió que Domínguez no decidiese nunca romper la línea de cinco defensores, teniendo en cuenta que a su equipo le estaba faltando peso en la mitad de la cancha y mucho más en ofensiva. Siguió aferrado a Muñoz, Lollo y Romero, tal vez temiendo que en alguna contra quedase mal parado y el equipo. En el fútbol siempre es mejor empatar que perder, pese a que anoche el punto, sinceramente, tuvo sabor a poco.

En los minutos finales el Pincha se soltó un poco y rompió el libreto. Matías Godoy, indescifrable dentro de la cancha para bien y para mal, generó algunas faltas que no fueron bien aprovechadas. Pero la más clara la tuvo en el descuento: un pase milimétrico del Corcho Rodríguez (que precisamente no tuvo un buen partido) dejó a Leo Godoy por la derecha, centro al medio para Boselli, que en lugar de ceder para Pellegrino (estaba solo frente al arquero) decidió girar y buscar su remate. Demasiado se tardó y fue atorado. Esta jugada fue la más clara del partido para un Estudiantes que entendió en ese mismo instante que la suerte estaba echada. Empató, sumó un porotito en la larga serenata y si bien no pegó el zarpazo estiró su mini racha. Algo es algo.

Estudiantes se mostró firme en defensa pero sin ideas ni oxígeno en ofensiva

Video. Martín Cabrera desde 1 y 57