Con la llegada de febrero, la Ciudad comenzó a recuperar el ritmo habitual, principalmente en las calles céntricas. Si bien el movimiento a pleno llegará con el comienzo de las clases, ya se nota – con respecto a enero – la circulación de empleados públicos y administrativos que volvieron de sus vacaciones o los estudiantes que se encuentran realizando los cursos ingresos en las distintas facultades.
Junto a todo ello, el tránsito vehicular también se hace sentir. Y en lo que va de febrero, quienes también se hacer notar con su presencia son los trapitos y limpiavidrios.
Los automovilistas que circulan y quieren estacionar en las calles del centro, además de abonar lo correspondiente por el estacionamiento medido, deben agregarle «el plus» a los cuidacoches. Agregado a que en muchos semáforos de distintas esquinas y plazas, deben lidiar con las prácticas poco amigables de los limpiavidrios.
A pesar de que el año pasado el Municipio realizó distintos controles y hasta las denuncias por extorsión llegaron a la Justicia, el accionar de los trapitos volvió a recrudecer en el arranque del 2019.
