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Puigdemont está dispuesto a «un proceso de mediación» y rechaza el mensaje del Rey

Actualizado 04/10/2017 22:28:49 CET

A Felipe VI: «Así no. Con su decisión de ayer decepcionó a mucha gente en Catalunya»

   BARCELONA, 4 (EUROPA PRESS)

   El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha mostrado su «disposición a emprender un proceso de mediación» sobre el proceso independentista tras el referéndum del 1-O, y ha rechazado el mensaje institucional del Rey del martes.

   En un mensaje institucional este miércoles por la noche desde la Generalitat, ha dicho que «este momento pide mediación», Puigdemont que está recibiendo propuestas para hacerlo y que prevé recibir más.

   Pero el presidente de la Generalitat ha constatado que el Gobierno central no ha dado nunca ninguna respuesta positiva a iniciativas de mediación, y ha pedido «que este conflicto se encarrile desde la política y no desde la policía».

   Ha insistido en que su ejecutivo tiene siempre la puerta abierta al diálogo, lo que ha constrastado con la actitud del Gobierno central, y por eso considera «una grave irresponsabilidad no atender los ruegos que envían gente de dentro y de fuera de Catalunya y del Estado» para que se dialogue.

APLICAR EL RESULTADO DEL 1-O

   Mientras el Govern mantiene su actitud, ha asegurado que Catalunya seguirá enseñando su mejor cara en los próximos días: «Cuando las instituciones de Catalunya tendremos que aplicar el resultado del referéndum».

   Ha reiterado que su mandato empezó apelando al diálogo y seguirá siendo así, y el Govern «no se desviará ni un milímetro del compromiso de paz y serenidad, pero a la vez de firmeza».

FELIPE VI Y RAJOY

   En cambio, Puigdemont no vio apelación al diálogo y la concordia en el mensaje institucional del Rey del martes: «Así, no. Con su decisión de ayer usted decepcionó a mucha gente en Catalunya, que le aprecia y que le ha ayudado en momentos difíciles de la institución».

   Considera que fue un discurso sólo para una parte de la población y que «hace suyo el discurso y las políticas del Gobierno Rajoy que han sido catastróficas en relación a Catalunya».

   «Ignora deliberadamente a los millones de catalanes que no pensamos como ellos y a los catalanes que han sido víctimas de una violencia policial», en alusión a las cargas del día del referéndum.

   Por eso, cree que el Rey perdió una oportunidad de dirigirse a todos los ciudadanos como debería hacer por el papel que le da la Constitución, que además «le otorga un papel moderador que en ningún caso ha tenido y que ayer declinó».

   Y les acusa de no haber tenido interés en saber la opinión y la visión del Govern en ningún momento del proceso soberanista, y de aceptar en cambio «un rol inadecuado que sólo busca allanar» las decisiones del Gobierno central.

   Al referirse a esas decisiones del Ejecutivo, ha concretado que son actitudes de hace tiempo contra las aspiraciones de soberanía en Catalunya, «unas aspiraciones que no duda en tratar com criminales e ilegítimas, y contra las cuales usa recursos sin límite».

SOLIDARIDAD DE TODA ESPAÑA

   El presidente lo ha contrapuesto a la solidaridad que ha visto en toda España con el referéndum: en unas frases pronunciadas en castellano, se ha dirigido «a los ciudadanos españoles que han expresado su compromiso con las demandas de los catalanes».

   Ha aprovechado para añadir que «las autoridades españolas deberían explicar mejor lo que ocurre en Catalunya, con visiones más ponderadas» para entender un problema que considera complejo.

   Puigdemont se ha dirigido a toda España para asegurar que Catalunya es un solo pueblo en que conviven lenguas, identidades, nacionalidades y culturas, y que «quiere continuar contribuyendo al desarrollo del Estado español».

   Sin embargo, el Goven considera que hay quien pretende presentar sus reivindicaciones como ilegítimas, ilegales y criminales –ha dicho– y que así justifica perseguir urnas del 1-O y votantes pese a que el referéndum es «un camino democráticamente marcado por la voluntad de los ciudadanos».

   Asegura que Catalunya demostró su civismo ese domingo y también durante el paro del martes, con «centenares de miles» movilizados sin incidentes, y ha destacado que se vieron banderas independentistas y españolas a la vez compartiendo el rechazo a la violencia –en alusión a la actuación policial del 1-O–.