Aunque coberturas específicas, como la del periodista de TVN Gonzalo Ramírez, han sido celebradas en redes sociales por guardar respeto ante el dolor de los vecinos de Santa Olga, y que los noticieros centrales de los principales canales de TV se han esforzado por mantener una cobertura informativa de la catástrofe nacional, que bien podría ser el efecto Sharp (alcalde de Valparaíso negó el acceso a los medios a los albergues por el último incendio en los cerros del Puerto para evitar una doble victimización de los damnificados), el balance general realizado por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) no ha sido muy distinto al de otras catástrofes: sensacionalismo en el tratamiento informativo con las víctimas y protagonismo excesivo de rostros de televisivos.
Hasta el momento se han registrado 20 denuncias, 7 de ellas contra matinales. Estos últimos han concentrado en redes sociales las principales críticas al trabajo realizado en terreno, especialmente por los efectos de posproducción y la sobredramatización de los programas especiales. ‘Bienvenidos’ de Canal 13, ‘Mucho gusto’ de Mega y ‘Muy buenos días’ de TVN, registran dos denuncias cada uno. ‘La mañana’ en Chilevisión, una.
«Hacemos un llamado a los canales a ser responsables con el tipo de información que se le entrega a la ciudadanía. Cuando ocurren desastres naturales como los incendios que afectan a las regiones Metropolitana, de O’Higgins, del Maule y Bío Bío debemos ser cuidadosos con el tratamiento de las víctimas a la hora de informar a la población. Es fundamental la cobertura informativa que realizan los canales de televisión para conocer las necesidades y las acciones de las instituciones que dan respuesta a las emergencias. Sin embargo, son en estas circunstancias cuando se valoran los protocolos y herramientas que aseguren una entrega responsable de la información”, señaló el presidente del CNTV, Óscar Reyes.
Por esta razón es que el CNTV envió un instructivo a todos los canales para respetar el estado emocional en que se encuentran las personas afectadas, evitar la reactivación del dolor de las personas acontecidas, no reiterar imágenes con personas en situaciones de dolor o de vulnerabilidad y a no abusar de recursos audiovisuales que sobredramaticen los hechos, como musicalización; predominio de primeros planos de rostros, efectos de postproducción y recreaciones que simulan situaciones de emergencia o desastre.
“Hemos observado que algunos profesionales que informan en terreno pueden caer en la situación de entrevistar a personas vulnerables emocionalmente que están viendo en riesgo su integridad física como la de sus bienes”, agregó Reyes.
Según el CNTV, estos estudios reflejan la preocupación de las audiencias ante la cobertura de catástrofes, quienes critican el abuso de imágenes dolorosas o la intromisión en la intimidad de los afectados, como ocurre cuando se graban imágenes de niños o personas en situaciones de dolor. Otros excesos que las audiencias desaprueban son el uso de música dramática para acompañar las imágenes o la reiteración de las mismas.
