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Así es como el turismo depredador afecta las orillas del lago de Tota

A más de tres mil metros de altura, entre montañas y un poco de neblina, se sitúa el Lago de Tota, el cuerpo de agua dulce más grande de Colombia con una extensión de 55 kilómetros cuadrados. En una de las orillas de este lago, por obra de la naturaleza, se pueden encontrar siete hectáreas de arena blanca y fría, las cuales no tienen nada que envidiarle a la famosa Playa Blanca de Barú (Cartagena), ni en belleza ni en contaminación.

Esta zona del lago recibe el nombre de Playa Blanca y desde hace 10 años, según los trabajadores de la zona, es uno de los lugares más visitados del lago, el cual es jurisdicción de los municipios de Tota, Cuítiva y Aquitania.

La playa tiene una extensión de 7 hectáreas de terreno que se conectan con las 5.500 del lago de Tota.

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Mauricio León / CEET

El turismo deja ganancias para las más de 100 familias que dependen económicamente de esta, ya que han colocado sus locales de ventas de arepas, mecatos y café. Más que nada este último, pues la temperatura en la playa no es la misma que las de la costa, el promedio de temperatura alrededor de la playa según la Alcaldía de Tota es de 12 grados Celsius, incluso se ha registrado cero grados en el agua.

A pesar de que una corriente de aire le puede erizar la piel a cualquiera, es muy común ver a los turistas despojarse de sus prendas para adentrarse en las heladas aguas de la playa y hasta enterrarse en la fría arena. Al mismo tiempo, vemos otros turistas que prefieren evitarlo y solo se quedan a mirar los espléndidos paisajes, en especial cuando llueve.

Una porción de los turistas se atreve a ingresar a las gélidas aguas, otros prefieren solo observar.

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Mauricio León / CEET

Hasta agosto de 2018, la playa era administrada por la Alcaldía de Tota, durante ese tiempo se lograron registrar hasta tres mil ingresos en un fin de semana a la playa, sobre todo en temporada alta. Esto, si bien genera ganancias, también causa graves daños ambientales para la playa.

El pasado puente festivo, del primero al tres de junio, se recogieron 1,5 toneladas de basura de las orillas de la playa, la mayoría de estos desechos eran latas de cerveza, botellas plásticas, colillas de cigarrillos, botellas de vidrio de bebidas alcohólicas y desechos ordinarios.

Desechos de todo tipo se pueden encontrar en las orillas y zonas aledañas a la playa.

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CEET

José Zara es el encargado de hacer la limpieza de la playa, lo hace 4 días a la semana, de viernes a lunes o cinco días cuando hay puente festivo.

“Trabajo desde las 8 de la mañana hasta las cinco de la tarde recogiendo la basura que dejan las personas. Mi labor me gusta y disfruto haciéndola, pero me da tristeza tener que recoger tanta basura que deja la gente en la orilla, cuando pueden solo caminar unos 5 metros y tirarla en las canecas grandes que se pusieron para eso”, relata José.Él fue asignado a esta labor hace apenas 10 días, antes, según habitantes del sector, no había nadie encargado de este trabajo.

El encargado de la limpieza de la playa recibe su sueldo de los trabajadores de esta, los cuales aportan una porción cada uno.

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“Antes de que llegara el muchacho encargado se supone que habían grupos ecológicos que Corpoboyacá enviaba semanal a recoger la basura una vez a la semana, pero eso no servía de mucho. Ahora llegamos a un acuerdo con la entidad y entre todos los trabajadores de la playa aportamos una parte para pagar el salario mensual de un millón de pesos de José”, explica Nancy Cruz Bayona, habitante del sector.

Nancy y su madre son dueñas de una parte de la playa. Ellas alquilan parte de su espacio a los turistas para que estos hagan camping.

Durante la visita de EL TIEMPO a la playa, se pudo observar que los turistas que acampan en esta zona recogen sus basuras en bolsas negras y las dejan en un punto para que Nancy las recoja, suba la montaña y las entregue a los compactadores de basura del municipio.

Cajas de cartón y demás desechos que prefieren dejar en la playa y no llevarlas a los botes de basura.

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Mauricio León / CEET

Lo anterior es algo que no pasa en el resto de la playa y los turistas expresan su inconformismo.

Llevo nueve años viniendo a la playa con frecuencia y la verdad la situación desde hace un par de años hacia acá es lamentable. Por todas partes por donde se camina se pueden encontrar las colillas de cigarrillo y las latas de cerveza. Lo mejor para la playa es que la conviertan en reserva natural”, comentó una turista.

¿Por qué cambió tanto en tan poco tiempo?

Según datos de la Alcaldía de Tota el promedio de visitas se ha mantenido estable desde hace años. Sin embargo, la cantidad de desechos se ha disparado. Un funcionario de la Alcaldía explicó a que se podría deber.

Hasta hace 10 meses que nosotros administrábamos la playa, se realizaban labores de limpieza a diario. Se removían todas las algas de la orilla y los desechos que dejaban los turistas. Los sólidos se reciclaban y se vendían para hacer más labores ambientales con los niños del municipio, mientras que los ordinarios se usaban como biomasa para los cultivos”, explica el funcionario.

Una parte de los desechos lanzados al lago luego aparecen en la orilla de la playa debido al oleaje.

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Este plan, afirman trabajadores de la playa, cambió luego de que Corpoboyacá tomara el control de la zona. Las limpiezas pasaron a ser semanales, incluso había semanas en las que estos grupos ecológicos no aparecían.

No solo vienen y toman alcohol acá, además suelen venir con sus mascotas a pasearlas y que defequen en la arena

“No solo vienen y toman alcohol acá, además suelen venir con sus mascotas a pasearlas y que defequen en la arena. Lo peor es que en estas cuevas, que son lugares ancestrales, vienen algunos a pintar grafitis como si fueran las paredes de su casa”, expresó Nancy.

Otro problema que presenta la playa es la presencia de embarcaciones encargadas de pasear a los turistas por el lago y alquiler de motos de agua. Estas lanchas están ubicadas en dos muelles en la playa, tienen capacidad para unas 20 personas y les hacen un recorrido por todo el lago.

Son comunes los grafitis en las rocas de la playa.

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“Durante el recorrido en la lancha pude notar que varias personas no guardaban sus botellas de gaseosa sino que las tiraban al agua”, comentó un turista.

Algunos de estos desechos flotan y son arrastrados hasta las costas del lago, entre ellas la playa. Otros, al ser más pesados, se hunden y afectan a la fauna del lago, en la que destaca la trucha, que pueden consumir algunos de estos desechos de poca envergadura al confundirlos con su alimento.

Las lanchas ofrecen los paseos en el lago. Durante los recorridos algunos turistas arrojan sus desechos en las zonas más alejadas de la orilla.

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Mauricio León / CEET

Este 11 de junio, en un comunicado, Corpoboyacá explicó que se realizará una inversión de más de $ 900 millones para la instalación de baños, puntos ecológicos para la disposición de desechos y mejoras en infraestructura eléctrica.

Además, la misma entidad destinó 1.650 millones de pesos para estas labores y otros $ 200 millones más que generó el turismo de la playa. Sin embargo, los turistas con los que EL TIEMPO conversó consideran, hasta ahora, insuficiente la labor de limpieza de la playa, al igual que algunos de los trabajadores.

La playa, hoy bajo la administración de Corpoboyacá, es el lugar más visitado de la laguna.

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Mauricio León / CEET

EL TIEMPO intentó contactar con Corpoboyacá para conocer el plan de recolección y manejo de desechos que están ejecutando en la zona, y del cual se reciben constantes quejas, pero no fue posible establecer comunicación con la entidad.

DUVAN ALVAREZ D.
Para EL TIEMPO
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