La crisis de agua potable que tiene en calamidad pública a Santa Marta motivó a una serie de medidas y operativos que pusieron al descubierto la manera como finqueros, agricultores y propietarios de balnearios han venido afectando a los ríos Piedra y Minca, que nacen de la Sierra de la Nevada y que alimentan las dos plantas de tratamiento que abastecen de agua a los más de 500 mil usuarios del acueducto.
La gerente de la Empresa de Servicios Públicos de Santa Marta (Essmar), Ingrid Aguirre, aseguró que el poco caudal de estos dos afluentes se ve reducido mucho más en varios puntos, debido a los diques artesanales, motobombas y canales artificiales, que han venido instalando dueños de fincas, predios y balnearios turísticos situados en la ronda hídrica.
Para la funcionaria “no se justifica que mientras miles de familias sufren a diario por la ausencia del preciado líquido en sus hogares, en la zona rural estén instaladas represas para desviar los ríos y crear piscinas naturales con las que se lucran particulares en sus negocios”.
no se justifica que mientras miles de familias sufren a diario por la ausencia del preciado líquido en sus hogares, en la zona rural estén instaladas represas para desviar los ríos y crear piscinas naturales con las que se lucran particulares en sus negocios
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Entre el corregimiento de Minca y la vereda Tigrera hay al menos unos ocho balnearios cuyos propietarios desde hace años construyeron muros en concreto para retener el flujo normal del cauce y ofrecer a sus usuarios un atractivo, que genera una afectación tanto al afluente como a la población que depende de esa agua.
Los mismo sucede en el Río Piedra, donde también hay identificadas estas desviaciones y represamientos con fines recreativos.
Rescatar el agua
Ante la necesidad inminente de gestionar agua de las fuentes naturales, la Essmar solicitó a la Fiscalía y Policía desplegar un operativo para adelantar las desconexiones de redes ilegales, tumbar talanqueras e iniciar un proceso sancionatorio a quienes sean hallados responsables de lo que podría considerarse como un delito ambiental.
El comandante de la Policía Metropolitana de Santa Marta, coronel Gustavo Berdugo, indicó que se identificación de 17 puntos de captación, donde en una primera instancia se suspendió temporalmente la actividad comercial de algunos negocios que fueron sancionados según el código de Policía.
Un finquero de la vereda Tigrera, quien no quiso entregar su identificación, aseguró que cuenta con los permisos de Corpamag para construir talanqueras y poder sustraer el agua que requieren para el cultivo y el ganado.
Mientras vuelven las lluvias, la búsqueda de captaciones irregulares continuarán en toda la zona rural hasta completar al menos 40 desconexiones y derribo de talanqueras vistas en el inventario de la Essmar, como de las que en mayor proporción están frenando la circulación normal de los ríos.
Roger Urieles
Especial para EL TIEMPO
Santa Marta
