A pesar de que en algunas cabeceras urbanas de la región del Catatumbo, como los municipios de Ocaña y Tibú (Norte de Santander), han recuperado lentamente su ritmo cotidiano, las restricciones para acceder a alimentos y servicios, que son necesarios para las actividades diarias de estas poblaciones, persisten a ocho días de la declaratoria de un paro armado por parte de la guerrilla del Eln y la disidencia del Epl, más conocido como ‘Los Pelusos’, que mantienen una disputa por el control de este territorio.
Si bien las Fuerzas Militares han desplegado un amplio dispositivo de seguridad en esta zona de Norte de Santander, que garantizó durante el fin de semana las movilizaciones en contra del recrudecimiento de la violencia, estos esfuerzos no han sido suficientes para algunas áreas de los municipios de El Tarra, Convención y San Calixto, donde las iglesias y las alcaldías permanecen desoladas.
Es crítico lo que está ocurriendo. Cuando hablo con las familias, me dicen que en cualquier momento sus productos se van a acabar y no tendrán nada para comer
En algunos corregimientos de El Tarra, por ejemplo, las comunidades no han podido salir a mercar y temen que este veto impuesto por los violentos genere escasez en productos básicos como la panela, la sal o la miel. La administración municipal de esta población sigue sin atender al público y su parroquia ha percibido una notable disminución en la visita de feligreses.
“Es crítico lo que está ocurriendo, porque se respira mucho temor en las calles. Cuando hablo con las familias, me dicen que en cualquier momento sus productos se van a acabar y no tendrán nada para comer. Este paro armado incluso ha afectado las labores religiosas, porque nuestros fieles tienen miedo de asistir a la misa de la tarde y la noche”, aseveró José Trino Rodríguez, sacerdote de El Tarra.
Este panorama también se repite en el municipio de Convención, ubicado a 232 kilómetros de Cúcuta, donde el gremio de mototaxistas, que ofrece la única alternativa de movilidad en esta localidad, sigue paralizado, así como algunas estaciones de servicio, tiendas y restaurantes.
Los armados no deberían constreñir de esa forma la vida de la población civil, porque ellos no están inmersos en este conflicto
La decisión de mantener cerrados estos negocios ha impedido la compra de productos básicos como carne, lo que ha obligado a algunos ciudadanos a abastecerse con alimentos enlatados.
“Es muy triste lo que pasa en nuestro municipio. El comercio paralizado y los niños sin clases. Los armados no deberían constreñir de esa forma la vida de la población civil, porque ellos no están inmersos en este conflicto”, indicó Mayerly Quintero Pineda, alcaldesa (e) de Convención.
Ante esta grave situación humanitaria, que completa ya 40 días de acciones violentas, la Trigésima Brigada del Ejército Nacional adelantó el envío este lunes de 2.000 kilos de productos de la canasta familiar para cerca de 3.0000 personas que decidieron huir de sus hogares y que permanecen concentrados en refugios temporales mientras continúa esta confrontación armada.
El Ejército coordina el envío de 4,5 toneladas de alimentos a diferentes rincones del departamento, que han sufrido el rigor de esta guerra.
Cortesía del Ejército Nacional
Para los próximos días se tiene previsto la distribución de otros 4.500 kilos de alimentos a comunidades afectadas en medio de este conflicto, como son la comunidad Barí y los habitantes de los municipios de Sardinata y Ocaña.
CÚCUTA
