Inicio Colombia Bio Anorí, exploración por la naturaleza, la reconciliación y la paz

Bio Anorí, exploración por la naturaleza, la reconciliación y la paz

Diego Calderón estuvo secuestrado hace 15 años, durante 88 días, por el frente 41 de las Farc en la Serranía de Perijá, en la cordillera oriental. En la madrugada del martes 17 de julio partió hacia una expedición al norte de Anorí en compañía de excombatientes del grupo junto a otros científicos, académicos y algunos habitantes del municipio.

El biólogo de la Universidad de Antioquia es una de las personas que hace parte de la Bioexpedición Anorí 2018 que estará durante 15 días en la zona conocida como La Tirana, uno de los territorios a los que la comunidad científica, durante más de 50 años, no podía explorar por culpa del conflicto. Hoy, después del proceso de paz con las Farc, ya es posible adentrarse en la zona montañosa para hacer un reconocimiento de la biodiversidad del territorio.

Es por eso que Calderón espera hacer una gran cantidad de descubrimientos con pájaros, tema del cual es experto, porque considera que el país “está en épocas victorianas en materia de exploración y descubrimiento”.

Aunque esta es la décimo octava expedición que se hace bajo el programa de Colombia Bío, apoyado por Colciencias, es la primera que se hace en compañía de excombatientes como co-investigadores en el proceso.

Desde hace poco menos de un año comenzó la planeación de este proceso en compañía de un grupo de expertos como entomólogos, ictiólogos, botánicos, ornitólogos y herpetólogos, que, más allá de sus conocimientos científicos y rurales, cuentan con un componente fundamental para Calderón y los demás exploradores: la sensibilidad y la compasión humana.

Zonas boscosas en las que se hace la expedición.

Foto:

 Jaiver Nieto. EL TIEMPO

Zonas boscosas en las que se hace la expedición.

Foto:

Jaiver Nieto. EL TIEMPO

Juan Fernando Díaz, coordinador de la expedición.

Parte del grupo de investigadores.

Diego y Anderson, miembros del equipo de investigación.

Vecinos de la comunidad participan en la socialización del proceso.

Zona transicional en la vereda La Plancha.

Zona transicional en la vereda La Plancha.

Equipo de exploradores horas antes de adentrarse a la zona de expedición.

Foto:

Jaiver Nieto. EL TIEMPO

Equipo de exploradores horas antes de adentrarse a la zona de expedición.

Foto:

Jaiver Nieto. EL TIEMPO

Equipo de exploradores horas antes de adentrarse a la zona de expedición.

Foto:

Jaiver Nieto. EL TIEMPO

Equipo de exploradores horas antes de adentrarse a la zona de expedición.

Foto:

Jaiver Nieto. EL TIEMPO

Equipo de exploradores horas antes de adentrarse a la zona de expedición.

Foto:

Jaiver Nieto. EL TIEMPO

Zona de exploración.

Foto:

Jaiver Nieto. EL TIEMPO

La Zona Veredal Transitoria y de Normalización de la vereda La Plancha, a una hora y media de la cabecera municipal, se convirtió en el lugar de encuentro de esta bioexpedición en la que se involucran no solo las universidades Eafit y de Antioquia, sino también la Mesa de Reincorporación de Antioquia, la oficina del Alto Comisionado para la Paz, el Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo y la Misión de Verificación de la ONU.

El frente 36 de las Farc llegó a la zona veredal transitoria en enero de 2017. Desde entonces permanecen más de 100 excombatientes que adquirieron el compromiso de defender el territorio. Anderson, quien es líder del grupo, es uno de ellos y sabe cuáles son los beneficios de la convergencia de las distintas entidades en esta exploración.
Anderson llegó hace más de 30 años a los territorios de Anorí para ingresar a las zonas boscosas a patrullar los terrenos. Hoy vuelve a adentrarse al monte, pero esta vez llegará sin los fusiles y con la intención de recorrer, esta vez como investigador, los caminos que alguna vez fueron su refugio.

Con la seriedad y la timidez que dejan entrever una que otra sonrisa, Anderson cuenta que el conocimiento será el elemento novedoso en esta aventura, que es ese conocimiento el que le permitirá ver la verdadera riqueza en lo que antes era su entorno cotidiano y que es ese conocimiento el que permitirá el desarrollo social que tanto anhela para el país.

“Generalmente la paz comienza por el desarrollo. Lo que estamos haciendo aquí es generar paz”, dice Anderson, quien es una pieza fundamental en este proceso, porque su saber del terreno, permitirá a los exploradores identificar cuáles son las zonas contaminadas por minas.
Al respecto, el líder de las Farc comenta que el objetivo de la ubicación de las minas antipersonales era únicamente el de defenderse de las operaciones de las fuerzas armadas.

Aquí no se reconoce quiénes son de las Farc, de la universidad o de la comunidad. Todos vestimos la misma camiseta y esa es una forma de hablarle al país

“Cuando se intensifica el conflicto, se incrementa una cantidad de operaciones de guerra por parte del Estado, la única manera que teníamos para defendernos era poner las minas. No nos gustaba hacerlo, pero le advertíamos a la población cuáles eran los terrenos a los que no se podían meter”, dice.

Plantas, mamíferos voladores y terrestres, insectos, anfibios y aves son los grupos sobre los cuales se harán los levantamientos en biodiversidad. Así lo explica Juan Fernando Díaz, coordinador de la expedición, quien con orgullo, asegura que lo más valioso del proyecto es la vinculación de personas de los distintos sectores, tanto en la parte exploratoria, como en el proceso de estudio en los laboratorios.

Calderón, quien considera que dejó de ser una víctima del conflicto, cuenta que cuando les dijo que estuvo secuestrado por personas de su organización fue un momento bastante íntimo que les permitió crear un puente emocional para romper las barreras que se pudieran crear.

—¿Cómo fue el encuentro con excombatientes de las Farc después del secuestro?
—Fue un momento super íntimo, fue muy bonito porque al parecer era la primera vez que en una comisión de trabajo de La Plancha venía alguien como una de las víctimas del conflicto a trabajar con ellos. No nos conocían a muchos y de repente hubo un chispazo de buena onda. Siento que mi presencia sirve como un puente.
—¿Qué se dijeron en ese momento?
— Ese día les dije a todos que no sentía que fueran mis victimarios. Les dije que eran víctimas de la guerra como yo y que somos iguales, pero con historias de vida y decisiones diferentes.

Anorí, al norte del departamento de Antioquia, es un municipio con amplia riqueza natural. Tiene cerca de 52.000 hectáreas de bosque húmedo tropical continuo y en el lugar de la expedición convergen dos zonas calientes en biodiversidad. Zonas que, como explica Díaz, son áreas muy pequeñas en las que se concentran grandes cantidades de especies de flora y fauna.

Por eso es un lugar propicio para la exploración con la que también esperan trazar rutas de turismo ecológico con el objetivo de proteger el territorio de la vulnerabilidad que sufre, pues cerca de 8.174 hectáreas de bosque han sido deforestadas y una de las especies más representativas del departamento, el arrierito antioqueño, se encuentra en peligro crítico de extinción.

Tanto población como excombatientes e investigadores saben que esta es una de las estrategias para hacer visible la región. Y que los descubrimientos que se hagan, sirvan como beneficio para una población tan afectada y vulnerable como lo es el nordeste antioqueño.

Anderson, Diego y cada uno de los exploradores que se encuentran en los terrenos boscosos, esperan volver con las maletas llenas de nuevas especies y con los brazos cargados de reconciliación. Esperan también que este sea solo un ejemplo que pueda ser replicado en las demás zonas a las que el conflicto no permitió llegar.

Carolina Ruiz
Para EL TIEMPO
[email protected] @carorure