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Calidad del aire, un dolor de cabeza para las capitales de Colombia

La amplia mancha gris que cubre el cielo de capitales como Bogotá y Medellín por estos días de febrero es uno de los signos más visibles de los deficientes indicadores en la calidad del aire que se respira en algunas ciudades del país.

En Colombia hay 203 estaciones que monitorean los factores contaminantes, y estas determinan cuándo las ciudades deben encender las alarmas al estar cerca de exceder los niveles máximos permisibles que se regulan en la Resolución 2254 del 2017.

Entre las causas de los indicadores alarmantes de estos días se encuentran los incendios forestales. De hecho, en lo corrido del año se han presentado más de 529 en todo el país, en su mayoría en Boyacá, Cundinamarca, Santander, Tolima y Antioquia, situaciones que se suman a las emisiones contaminantes que dejan las industrias y la alta circulación de transporte de carga, como ocurre en el caso de Bogotá.

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Todas estos elementos se condensan en el material particulado MP 10 o MP 2,5, los cuales son una amenaza en las ciudades debido a que se dispersan de manera imperceptible en la atmósfera y traen consigo polvo, cenizas, hollín o metales.

En Bogotá, la zona con más dificultades es el suroccidente. Uno de los factores más difíciles de manejar es el sector del transporte de carga, que, dentro de las fuentes móviles, produce casi el 40 por ciento del MP 2,5. Cuando se emitió la alerta se ordenó, de manera provisional, restringir el paso del parque automotor de carga de más de 10 años en esa zona de la capital en horarios definidos.

La norma, sin embargo, ha generado malestar en el sector y ha derivado en protestas de transportadores, locales e intermitentes, en algunos ingresos a Bogotá.

“Estamos dispuestos a acompañar a los transportadores en las mesas de trabajo con el Gobierno Nacional para los procesos de transformación tecnológico. Los entendemos, pero en este momento nuestro deber es defender la salud de los bogotanos”, respondió la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia, y confirmó que hasta no detectar una tendencia a la baja en las concentraciones de MP 2,5 no levantará la alerta.

Calidad del aire en Colombia.

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EL TIEMPO

En Medellín, por otro lado, se vienen haciendo esfuerzos para que el material particulado MP 2,5, cuya penetración en el tracto respiratorio tiene potenciales efectos negativos en la salud, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc), no siga creciendo en el ambiente de esta capital.

Juan David Palacio, director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá (Amva), explicó que en parte el estado de alerta se generó por los incendios ocurridos en el sur del país, los cuales también repercuten en la afectación de la calidad del aire en Medellín y Bogotá.

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Según el Sistema de Alertas Tempranas de Medellín y el Valle de Aburrá, el promedio de MP 2,5 en 2019 fue de 23 microgramos por metro cúbico. Lo que lo sitúa en una clasificación aceptable respecto a los estándares estipulados por el Ministerio de Ambiente.

El Valle de Aburrá comenzó febrero adelantando el estado de prevención por la calidad del aire cuando el sábado 8 de este mes, 6 de las 19 estaciones clasificaban como dañino para la salud en grupos sensibles, que es desde los de 37 microgramos por metro cúbico.

Esta situación obligó a tomar medidas preventivas. Una de ellas es la del pico y placa ambiental de cuatro dígitos, con el que también se restringe durante estos días la circulación de volquetas y de motos 4T.

De momento, el promedio en lo que va del 2020 es también de 23 microgramos por metro cúbico.

“Tenemos también una baja nubosidad que está afectado la situación ambiental y de contaminación en el Valle de Aburrá.
Es por ello que el equipo técnico del Amva y de las 10 alcaldías del área metropolitana se debieron reunir para dar inicio al estado de prevención, algo que por lo general se deja para los meses de marzo y abril”, explicó Palacio.

Desde febrero comienza a verse afectada la calidad del aire en el valle de Aburrá

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Jaiver Nieto / EL TIEMPO

En Cali, en enero hubo la primera alerta por los altos niveles de contaminación en el sur de la ciudad. Incluso, el alcalde Jorge Iván Ospina manifestó que buscará regular las quemas de caña, uno de los factores que está afectando la calidad del aire que respiran los caleños. También se plantearán alternativas con los carros de combustión interna.

Carlos Calderón, director del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (Dagma), de la Alcaldía de Cali, manifestó que las zonas donde hay mayores índices de contaminación del aire son la Universidad del Valle, la Base Aérea y Compartir.

Según el Dagma, el aumento de la temperatura también contribuye a la contaminación. La radiación solar influye en la disminución de la humedad relativa y la actual baja velocidad del viento, esto confluye para que los contaminantes se queden más tiempo en el aire.

Así mismo, en la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) están pendientes de la calidad de aire en el vecino municipio de Yumbo, donde los informes de MP 10 también son elevados, llegando en algunos días a 75, que aunque es aceptable no deja de preocupar por ser una zona rodeada de industrias, bodegas y fábricas que producen gran cantidad de contaminantes.

En Bucaramanga también se tienen detectadas las zonas donde la alerta está dada por su deterioro de la calidad del aire. Se trata del Instituto Caldas; además, en el vecino municipio de Girón también se tienen los ojos puestos.

Óscar Mauricio Rojas, experto en el tema del Área Metropolitana de Bucaramanga, explicó que en el país hay dos episodios críticos: uno, entre febrero y abril, cuando se pasa de la temporada seca a la de lluvias; dos, entre octubre y diciembre, cuando se pasa de la temporada de lluvias a la seca.

En Barranquilla, la calidad del aire no es una preocupación que trasnoche a los ciudadanos, salvo cuando se registran quemas en el parque Isla de Salamanca, en el departamento del Magdalena, que impactan con humo y ceniza a barrios del norte de la ciudad.

Sin embargo, expertos no descartan que existan sectores con problemas del aire, pues aseguran que en Barranquilla solo hay tres estaciones de monitoreo, las cuales no serían suficientes para cubrir todo el territorio.​

En Bucaramanga también se tienen detectadas las zonas donde la alerta está dada por su deterioro de la calidad del aire. Se trata del Instituto Caldas

El aire bogotano, enemigo silencioso

Desde el 6 de febrero, un polígono ubicado en el suroccidente de la capital se encuentra en alerta amarilla por los altos niveles de material particulado (MP) 2,5. Y los impactos no se han sentido solo a nivel ambiental, sino en la salud.

Según el doctor Luis Jorge Hernández, profesor de la Universidad de los Andes y experto en salud pública, la baja calidad del aire está asociada a enfermedades cardiovasculares, una de las principales causas de muerte en Bogotá, y es probable que el 14 por ciento de los casos de cáncer de pulmón tengan alguna relación con el nivel de contaminantes.

La Secretaría de Salud confirma parte de este panorama y agrega que las enfermedades respiratorias (asma, bronquitis e infecciones) se intensifican en estas primeras semanas del año y son un fenómeno recurrente.

Se estima que durante la alerta por contaminación del aire en marzo de 2019, el MP 2,5 fue responsable de un aumento del 39 por ciento de los ingresos a salas de enfermedades respiratorias agudas.

Es probable que en Bogotá el 14 % de los casos de cáncer de pulmón se relacionen con el nivel de contaminantes.

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Mauricio Moreno / EL TIEMPO

Aún no es posible reportar una cifra de la alerta de 2020, puesto que todavía se está en un pico de contaminación. Además, aclara que los efectos de la calidad del aire no se ven inmediatamente, sino que, por acumulación, después se reflejan en forma de enfermedades en poblaciones vulnerables.

Sin embargo, el experto resalta que, aunque la capital ha hecho avances en atención a esta situación, hay una deuda desde las estadísticas. “Una cosa son los niveles de calidad del aire y otra son las estimaciones de exposición. Tomar promedios de ciudad no sirve, desde el punto de vista de salud. Por eso hay que pensar en métricas de tiempos de exposición y de tipo poblacional para así obtener información que nos permita actuar”, dice Hernández.

Por lo pronto, la Secretaría de Ambiente hace un esfuerzo pedagógico con la población. Recientemente, a través de la ‘app’ Aire Bogotá, comenzó a emitir información de servicio que le indica a la población, según su ubicación, qué cuidados tener en materia de salud e higiene.

En este momento, para el polígono en alerta, por ejemplo, se recomienda a poblaciones vulnerables limitar la actividad física al aire libre.

Según el Instituto Nacional de Salud (INS), la contaminación en el aire deja al año unas 15.000 muertes por enfermedades asociadas a este fenómeno.

El INS va más allá y, según su análisis, señaló que la calidad del aire ocasiona el 13,9 por ciento de las muertes por enfermedad isquémica del corazón y el 17,6 por ciento de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc).

No obstante la alarma que el INS manifestó hace ya cerca de un año, en el país hay 51 municipios que deberían tener sistemas de vigilancia de calidad del aire y no cumplen con el requerimiento, dice el último informe del Ideam sobre este índice, publicado en agosto de 2019.

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