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Cauca: de nuevo en la mira de los violentos tras acuerdo de paz

La última vez que vieron con vida a Yorbis Valencia Carabalí fue el 25 de julio pasado.

El hombre hizo parte del Bloque Oriental de las desaparecidas Farc y después de los Acuerdos en La Habana permaneció en el espacio de reincorporación de La Elvira, en Buenos Aires (Cauca), donde fue uno de los 71 exguerrilleros que fundaron la cooperativa Ecomún La Esperanza (Cecoespe).

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A Valencia le decían ‘Macancán’, por su fuerza, pero mostró convicción y hasta alegría para pasar de las armas a sembrar café. Sin embargo, el panorama cambió y tuvo que dejar La Elvira, como otros de sus compañeros ante amenazas y muertes de firmantes de paz.

La última vez que lo vieron fue ese 25 de julio cuando se dirigía a su vivienda, en Buenos Aires, uno de los municipios más golpeados por los asesinatos en esta región, según informes del Instituto Nacional de Medicina Legal.

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Las cifras evidencian un crecimiento acelerado después de los acuerdos en casi todos los municipios caucanos. Hace cinco años, el departamento reportó 278 homicidios, pero en los últimos años han venido en aumento. Según Medicina Legal, en el 2017 hubo 303 casos; en el 2018, 532; en el 2019, 636, y en el 2020, 740.

Caldono, Cauca, tras un enfrentamiento armado en sus calles

Foto:

Archivo

La situación continúa este año. Según la Gobernación, hasta septiembre, los delitos de mayor incidencia son: homicidio (546 casos); extorsiones (160 casos) y secuestros (12 casos).

Además, en los últimos cinco años han ocurrido 47 masacres y el departamento alcanza una de las tasas de homicidios más altas en el país, con 49 casos por cada 100.000 habitantes.

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La coca sigue siendo un gran problema, pues todavía hay 17.358 hectáreas sembradas, según cifras de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca. Pero los grupos ilegales disidencias de las Farc, Eln, bandas y hasta ‘Pelusos’ (ex Epl venidos del Catatumbo) también se disputan a muerte el control sobre los sembrados industriales de marihuana y sobre las rentas de la minería ilegal.

Los expertos coinciden en afirmar que este panorama de ilegalidad acentuó los homicidios en este lustro hasta ahora.

Jorge Restrepo, director del Cerac, asegura que la que asusta hoy al Cauca es, en todo caso, «una nueva guerra». Afirma que aunque en esta nueva disputa por rentas ilegales hay ex Farc (las disidencias), no puede hablarse de un fracaso del proceso de paz y señala que incluso en los sitios donde hoy hay más actos violentos, la intensidad del conflicto es menor comparada con la de hace unos años. Cerac señala, sí, que en Cauca y las otras zonas donde sigue el conflicto el Estado está aún lejos de completar la tarea de copar y consolidar las áreas de las que salieron las Farc desmovilizadas.

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El senador Julián Gallo, conocido como Carlos Antonio Lozada, uno de los excombatientes de la Farc y hoy del partido Comunes, dijo que van más de 290 asesinatos de “compañeros y compañeras en el país”. De esa cifra, 50 han sido asesinados en Cauca desde 2016. Según las investigaciones en las que hay un responsable identificado de los asesinatos de desmovilizados, son las disidencias de las antiguas Farc los principales verdugos de sus antiguos compañeros de armas.

Avances en educación

El gobernador del Cauca, Elías Larrahondo Carabalí, dice que se trabaja en el ‘Plan avanzando para la paz’, un instrumento de planificación que le permitirá al departamento tener herramientas para la construcción de convivencia.

Reconoce que los habitantes de la región sintieron el bajón de las muertes unos meses, cuando la firma de paz se cumplió en aquel 2016, pero al mismo tiempo se empezaba a mover la puja de grupos armados, como disidencias de las Farc, además del Eln, ‘Clan del Golfo’ y ‘Pelusos’ –grupos en alianzas con el narcotráfico- para apropiarse del negocio de drogas, oro y armas, bañado en sangre.

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A estos grupos se añaden presuntas reuniones clandestinas de personas, a nombre de ‘Águilas negras’, que no apoyan el proceso de paz, para seleccionar a quienes asesinar en la región.

En Caldono, los habitantes trabajan por recuperar los cerros que los rodean, que fueron escenario de combates en el pasado y se encontraban minados.

Foto:

Javier Porras

Desde la firma de los Acuerdos, la mayoría de los 1.226 excombatientes continuaron su proceso en antiguos espacios territoriales y 11 áreas de reincorporación en el Cauca.

Más de la mitad se alineó en proyectos productivos y hasta publicaron el catálogo ‘Cauca cultiva la paz’ con el apoyo de la revista Generación Paz, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Embajada de Noruega.

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Según datos de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), 231 excombatientes en este territorio hoy son bachilleres, mientras 270 más adelantan formación académica y otros 38, formación para el trabajo. Casi la totalidad de esta población cuenta con cobertura en salud.

Andrés Felipe Stapper, director general de la ARN, reporta más de 42.390 millones de pesos que han sido invertidos por parte del Gobierno Nacional en la generación de ingresos de excombatientes en el Cauca, donde casi el 100 por ciento está bancarizado.

Además, pese a la violencia, en diferentes municipios se adelantan procesos para superar las marcas de la antigua guerra.

En Caldono, los habitantes trabajan por recuperar los cerros que los rodean, que fueron escenario de combates en el pasado y se encontraban minados.

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Pese a la violencia, en diferentes municipios se adelantan procesos para superar las marcas de la antigua guerra.

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Javier Porras

Subir y ver Caldono destruido en el mirador de Belén tampoco tenía sentido

«Subir y ver Caldono destruido en el mirador de Belén tampoco tenía sentido. Teníamos que embellecer el pueblo para que los que subieran vieran a un Caldono con visos de paz. Es un espacio de resignificación de las voces de las víctimas. Allí hay muralismo y esto engalanó las paredes destruidas y afectadas por la guerra», cuenta el padre Javier Porras.

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En Cajibío, el Movimiento de Mujeres por la Vida del municipio sigue en pie pese a las adversidades. Recientemente, sus integrantes fueron galardonadas con el premio a la ‘Creatividad de las mujeres en la vida rural’, otorgado por la Fundación Cumbre Mundial de Mujeres (WWSF), por la defensa de los derechos y exigencia de condiciones de vida digna para las mujeres rurales y sus familias.

Y en Miranda, la Asociación Proconstitución de la Zona de Reserva Campesina (Asprozonac) les cedieron 10 hectáreas a excombatientes en proceso de reincorporación para sus proyectos productivos y ya crecen cultivos de café y mora.

MICHELL FRANCOIS ROMOLEROUX*
Especial para EL TIEMPO
POPAYÁN