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Cine y democracia, los protagonistas en Jardín

La democracia es la temática central de la tercera edición del Festival de Cine de Jardín, que comenzó el jueves con la proyección de varias películas y la llegada de turistas e invitados a este municipio del suroeste antioqueño. En esta versión, los organizadores decidieron ofrecer 10 espacios para que los espectadores presencien las más de 60 proyecciones que se harán hasta el domingo, día en que se da término al festival.

El evento, organizado por la Corporación Antioquia Audiovisual, es dirigido por el director de cine antioqueño Víctor Gaviria, realizador de memorables películas como Rodrigo D no futuro, La vendedora de Rosas, Sumas y restas y La mujer del animal.

La temática principal gira en torno a la democracia. Por ello, se seleccionaron cintas que reflejan los procesos democráticos a través de diferentes periodos históricos.
Los organizadores quisieron ir más allá de la mera proyección de películas. Es decir, con estas se pretendió analizar de qué manera ha sido tratado este sistema de gobierno y las implicaciones que ha tenido para las sociedades que los cineastas bien retrataron en sus trabajos artísticos.

En las cintas, entonces, los espectadores podrán ver los dramas humanos con relación al sistema político y las implicaciones que este trae para la vida cotidiana.
Habrá una muestra central en la que se proyectarán 13 películas de 9 países.

Además, desde ayer se están dictando talleres para que los asistentes tengan una relación mucho más directa con el séptimo arte. Uno de ellos, por ejemplo, es el de ‘Pequeñas acciones, grandes transformaciones’, en el que 30 niños de Jardín conocerán la teoría de las siete esferas de la personalidad, basándose en la figura de Héctor Abad Gómez.

Una muestra de lo anterior es la película La dictadura perfecta, dirigida por el mexicano Luis Estrada. A través de tres historias, Estrada muestra una sociedad corrompida por la corrupción y el clientelismo

La idea del director fue mostrar las truculencias del mundo político y la cuestionable ayuda que los medios de comunicación brindan a esas élites políticas en momentos determinados.

De todas las manifestaciones culturales en Colombia, la cultura cinematográfica es deliberadamente la más pobre

Del mismo director se proyectará también La ley de los Herodes, una comedia irónica que se estrenó en 1999 y que critica el gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y su manera de actuar dentro de la política mexicana.

Estos son solo dos ejemplos de las 30 películas que los asistentes están disfrutando este fin de semana en el municipio del suroeste antioqueño.

Otra de las películas que muestra el espíritu del festival de este año es Caballero sin espada. La cinta, que se convirtió en un clásico y que fue estrenada en 1939, narra la historia de un joven idealista que logra ser nombrado senador de los Estados Unidos; una vez en el poder legislativo, se encuentra con una clase política y empresarial corrupta.

Durante el lanzamiento del festival, el pasado 28 de junio, se proyectó El silencio del río, una coproducción de Colombia, Uruguay y Francia dirigida por Carlos Tribiño y que reflexiona sobre las víctimas del conflicto armado colombiano.

Los organizadores del festival determinaron que este era “un perfecto abrebocas que propiciará esta versión ‘Cine y democracia: del habitante al ciudadano’”.

El festival, además, cuenta este año con 17 invitados que están desde ayer compartiendo sus conocimientos y experiencias en torno al séptimo arte.

Uno de los invitados ilustres es Carlos Álvarez, crítico y director de cine, quien se ha dedicado a crear el Tercer cine, un movimiento alternativo que se distancia de las temáticas comerciales y puede utilizar, en algunas ocasiones, el activismo político. Álvarez es también fundador y primer director de la Escuela de Cine y Televisión de la Universidad Nacional de Colombia. El tema que trató este invitado fue el tercer cine y la democratización de los medios de comunicación. Además de proyectar Asalto, una obra que realizó en 1968.

Será capaz el cine colombiano de generar imaginarios colectivos lo suficientemente robustos para que lidien y se conecten con las fibras más profundas de la identidad nacional?

“De todas las manifestaciones culturales en Colombia, la cultura cinematográfica es deliberadamente la más pobre”, expresó el cineasta durante la charla que se realizó ayer. Por el mismo sentido, Álvarez criticó que el cine ha tenido muy pocos recursos en el país.

Otro de los invitados es Sergio Becerra, crítico e investigador colombiano. “¿Será capaz el cine colombiano de generar imaginarios colectivos lo suficientemente robustos para que lidien y se conecten con las fibras más profundas de la identidad nacional tal como han logrado hacerlo otros campos de la expresión artística en nuestro país?”, se preguntó el invitado en la antesala de su presencia en el festival.

MEDELLÍN