En conmemoración al Día Mundial sin Carne, cada 20 de marzo, el Grupo Anti-especista Defensa Animal salió a la plazoleta San Francisco a manifestarse ante las diferentes consecuencias de consumir animales y sus derivados.
Esta acción cumplió con el objetivo de crear consciencia sobre los derechos de los animales, sus intereses y la necesidad ética de eliminar el especismo de la vida diaria.
Los manifestantes se enfocaron en dar a conocer «el impacto negativo de estos productos en el ambiente (deforestación, emisiones de gases de invernadero); en la salud (productos cancerígenos según la Organización Mundial de la Salud, OMS, que ocasionan obesidad, osteoporosis y demás; y en los animales (una vida de maltrato, explotación, condiciones precarias y el asesinato de éstos).
Los 11 activistas se reunieron con trajes de protección «para dar cuenta de toda la complicidad que existe en el asesinato de billones de animales al año para consumo, desde el que los asesina, hasta aquellos que compran y comen estos productos».
A los transeúntes se les invitaba a realizar un cambio enfocado al veganismo, como alternativa en la que se dejan por fuera del consumo la leche, el huevo, la carne y la miel de sus vidas. Por ellos, por el planeta y, sobretodo, por los animales.
Fundación Defensa Animal Colombia realizó el acto por el Día Mundial sin carne.
Defensa Animal
Fundación Defensa Animal Colombia señala que en Colombia se sacrifican cada año 4 millones de vacas, 4,5 millones de cerdos, 700 millones de pollos y 143.000 toneladas de peces.
De acuerdo con la campaña, el consumo de animales y sus derivados genera el impacto más fuerte en el ambiente, debido a que es el causante del 18 por ciento de las emisiones de gases de invernadero (esto es mayor a todas las emisiones de todos los vehículos y aviones en el mundo), genera el mayor desperdicio de agua en el sector alimenticio, ya que hace uso de más de la mitad del agua potable para la cría de animales y la producción de esos productos, además, es la causante de la mayor deforestación en el mundo, ya que la gran mayoría de éstas son realizadas para cultivar soya con el fin de alimentar al ganado, terreno que podría utilizarse y terminaría 2 veces con el hambre en todo el mundo. Finalmente, el producto llega a la mesa del consumidor y ocasiona un daño en su salud, ya que, como declaró la OMS, la carne (y la leche) se considera como alimento cancerígeno, ocasionando más de 20 millones de muertes en el mundo en los humanos, y, las personas que no mueren, padecen enfermedades cardiovasculares a largo plazo, debido a las grasas de estos productos o padecen de obesidad».
