Inicio Colombia ‘Denuncié abuso sexual a mi hija y me impidieron vivir con ella’

‘Denuncié abuso sexual a mi hija y me impidieron vivir con ella’

Las cuatro horas semanales que María* puede ver a su hija de 4 años, divididas en dos días, las pasan en una zona verde, cerca de la vivienda del abuelo paterno de la pequeña, quien de manera provisional tiene los cuidados sobre ella por determinación de una comisaría de Familia de Medellín.

Al principio era una aventura tener un picnic dos veces cada ocho días, pero ya se ha vuelto una rutina incómoda y dolorosa para ambas: para la niña porque quiere volver a vivir con su mamá y para la madre porque considera que la decisión de la institución fue injusta.

Cuando quedó embarazada, la mujer cuenta que vivió la resistencia del padre. Sin embargo, cuando la niña cumplió un año, él quiso acercarse y pidió una prueba de ADN para determinar la paternidad. Tras el resultado positivo, él pidió tiempo con la niña, pero María solicitó que fuera un proceso paulatino, debido a que su hija aún no tenía vínculo con él.

“Fueron como tres meses con visitas compartidas, él empezó a llevársela un tiempo los sábados, de 1 a 6 p. m., pero después me citaron del Icbf porque él exigía más tiempo con la niña, se lo aumentaron en la semana y los sábados. El año pasado, mi hija me contó que el papá le estaba tocando la vagina y en otra ocasión llegó con un dibujo gigante en la espalda de unos ojos, una nariz y una boca, pero parecía un pene”, dice la mujer.

María fue a una comisaría, que no era la que le correspondía porque la de su lugar de residencia estaba cerrada, y mostró las fotos del dibujo. Allá activaron un código fucsia y ella procedió con la ruta de la salud, pero los exámenes no demostraron lesiones físicas por abuso sexual.

“Sin embargo, cuando la médica y la sicóloga le preguntaban que si él la tocaba ella decía que sí. Siguió el proceso en Fiscalía, le hicieron entrevista forense y allá también dijo lo mismo. Después fui a la comisaría para restablecer los derechos y me dieron una medida para proteger a la niña”, recordó la madre.

El año pasado, mi hija me contó que el papá le estaba tocando la vagina y en otra ocasión llegó con un dibujo gigante en la espalda de unos ojos, una nariz y una boca, pero parecía un pene

En noviembre de 2018, la mujer recibió notificación de la comisaría para asistir a una audiencia, pero ella pidió aplazamiento. Sin embargo, no se lo otorgaron y la cita se cumplió sin su presencia.

Allí le dieron al papá autorización para estar con la niña en fines de semana. “En el fallo de ese día dice que no había evidencia del abuso sexual pero sí de maltrato sicológico de parte de la mamá porque no permitía que la viera la familia paterna”, explicó y añadió que no cumplió la medida determinada en la audiencia e interpuso una acción de tutela que fue fallada en su contra, así como la impugnación.

A partir de entonces, trató de que tuvieran en cuenta un folder de casi 300 páginas en el que estaba la historia de su hija e incluía calificaciones académicas, la prueba de ADN, del tiempo que el padre estuvo ausente y otros documentos que demostrarían que la niña no tenía comportamiento que indicara maltrato de su mamá. Pero, en febrero de este año, decidieron que la menor de edad no podía estar bajo el cuidado del padre ni de la madre, sino del abuelo paterno.

En el fallo de ese día dice que no había evidencia del abuso sexual pero sí de maltrato sicológico de parte de la mamá porque no permitía que la viera la familia paterna

“Desde entonces, ha sido una dictadura para mí, no tengo contacto coherente a la relación que teníamos antes, la estoy viendo martes y jueves de 6 a 8 p. m., y tengo derecho a un día de fin de semana al mes. La niña está destrozada porque la sacaron de su casa, la cambiaron de guardería, tenemos revisión de esta decisión temporal el próximo 14 de mayo”, dijo.

Según el fallo de la comisaría, conocido por EL TIEMPO, se establece que no hay pruebas de abuso sexual por parte del padre, pero se decretan vulnerados los derechos de la niña a calidad de vida, un ambiente sano, una familia, la intimidad y el pudor sexual.

Asimismo, se le entregan los cuidados personales provisionales al abuelo paterno y la misma cantidad de tiempo a ambos padres para compartir con la niña. Pero, María se pregunta quién le garantiza que al ser la familia paterna, el papá no la vea con más frecuencia.

Según María, a la niña le han hecho la entrevista forense cuatro veces, pues esta, que debe quedar grabada sin el conocimiento de la menor de edad, se habría borrado en dos ocasiones. “Le volvieron a hacer la entrevista y volvió a afirmar el presunto abuso, la fiscal dijo que no estaba convencida, le hicieron una más con otra sicóloga para determinar si era presión mía e implantaba ideas en la niña y ella dijo que no era abuso porque fue un tocamiento”, manifestó.

Según datos del Icbf, en caso de abuso sexual infantil, las entrevistas tienen como objetivo valorar, entre otros temas, el estado de salud sicológico de los niños o adolescentes víctimas, las cuales deben hacerse teniendo en cuenta el derecho a la no revictimización.

Experto habla sobre este tipo de casos

Para Alejandro Ruiz, consultor en derechos de infancia y adolescencia, cuando un menor de edad da testimonio de un presunto abuso sexual y uno de los padres o adultos cercanos denuncia, el ente investigador, ya sea una comisaría o el Icbf, debe hacer una valoración para determinar dónde estará más seguro el niño.

Debe ser un proceso interdisciplinario en el que hay evaluación de sicólogos y trabajadores sociales y que tenga en cuenta el entorno familiar, la nutrición del menor de edad, las condiciones de vida económicas y sociales de ambos padres y sus redes de apoyo. Estos conceptos de profesionales se les entregan a los comisarios o defensores de familia para que tomen la mejor decisión para el niño.

“En ocasiones hay criterios no objetivos en estas decisiones. Una de las razones es que los profesionales de familia manejan grandes cantidades de casos de protección a la semana y no tienen equipos suficientes”, manifestó el experto, quien añadió que en el caso de las entrevistas que le hicieron a la pequeña hay revictimización y es una acción inaceptable que demuestra debilidad del sistema.

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El especialista en familia también reflexionó sobre la posibilidad de que una madre incite a su hijo para que invente un abuso sexual de parte del padre; dijo que aunque existen casos, no se puede generalizar y que los testimonios de los niños deben ser bien valorados en procesos de protección.

Fuentes expertas en el tema dijeron que luego de que la madre denunciara el presunto abuso sexual, no es lógico separarla de la niña. “La última medida que debe hacerse es la separación de los niños de las personas que los aman, a menos que los vulneren de manera grave e incorregible”, expresó uno de los especialistas.

En estos casos, indicó Ruiz, a los niños se les vulneran los derechos a una familia, a la participación y a la garantía de que priman su interés y bienestar. Por su lado, María quiere que le den de nuevo los cuidados personales de la niña y que mientras se concluye la investigación del presunto abuso, haya visitas supervisadas con el padre.

*Nombre cambiado para proteger la identidad de la niña 

HEIDI TAMAYO ORTIZ
Redactora de EL TIEMPO
Medellín