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Descubren importantes piezas indígenas en el Caribe

El corregimiento de Juan Mina, cuyo imaginario está asociado al sitio donde se encuentran los grandes y tradicionales moteles de Barranquilla, estaría encima del lugar que fue el asentamiento de tribus indígenas, que hace siglos anduvieron por aquí y cuyos vestigios quedaron enterrados en este territorio.

Así lo evidencian las excavaciones hechas en los últimos cinco años por la Concesión Costera, que construye la Circunvalar de la Prosperidad, o Segunda Circunvalar, vía de 4G que a lo largo de los 36,7 kilómetros de extensión cruza el territorio del área metropolitana de Barranquilla.

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Entre los elementos rescatados durante las excavaciones se han reportado milenarias osamentas de individuos de distintas épocas, fragmentos cerámicos, vasijas que hacen referencia al periodo de la Colonia y herramientas elaboradas en rocas (líticas), los cuales se han asociado con actividades de tala de bosque, maceración de tubérculos y arado de la tierra con fines agrícolas, principalmente.

Actualmente estos materiales culturales, que son de los más importantes en todo el Caribe por sus densidades, contextos y cronología, se encuentran en el laboratorio de arqueología de la Universidad del Atlántico, donde se realiza la caracterización, clasificación y registro ante el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh).

La investigación

Durante las obras se han encontrado lo que serían dos cementerios indígenas, rescatando unas 200 piezas y no menos de 300.000 fragmentos, lo que evidencia la importancia del Atlántico como territorio arqueológico del Caribe colombiano.

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Muchas de estas partes se encontraron en la superficie de la zona y donde se realizaron excavaciones. Otras fueron halladas a unos tres metros de profundidad.
El arqueólogo Álvaro Martes, director del Museo Antropológico de Uniatlántico, explica que, según los estudios, estas piezas pertenecerían a las tribus Mokaná, palabra que significaba en su lengua ‘sin plumas’ y que son la etnia representativa del departamento del Atlántico.

En la actualidad, los Mokaná suman unos 30.000 integrantes, que se encuentran asentados en los territorios de Galapa, Puerto Colombia, Usiacurí, Baranoa, Tubará y Malambo.

Durante cinco años de excavaciones se hallaron más de 300.00 fragmentos y 200 piezas indígenas.

Foto:

Vanexa Romero. EL TIEMPO

El profesor Martes no descarta que entre las piezas encontradas también estén partes de otra etnia conocida como los Kaamash-hu, que en su lengua significa ‘nacidos por Hú’, el dios que venera este pueblo, cuyos últimos descendientes se encuentran en el corregimiento Cuatro Bocas, en el municipio de Tubará.

“Son piezas prehispánicas, algunas con más 1.300 años antes de Cristo, y otros con fechas de datación más recientes de la Colonia y después de la República, como materiales de cerámica, porcelana y otros asociados al hierro y bronce, que habla de la presencia prehispánica en los sitios», agregó el arqueólogo que lidera los estudios.

Guerreros gigantes

Desde el 2015, cuando se iniciaron los trabajos de excavación para la Circunvalar de la Prosperidad, la Concesión Costera dispuso el denominado programa de ‘Arqueología Preventiva’, para realizar exploraciones, rescates y monitoreo arqueológico en las áreas de influencia del proyecto, con el objetivo de proteger, recuperar y salvaguardar los elementos rescatados.

Los sitios donde se realizaron la excavación y el rescate de estas piezas son Juan Mina, Loma China y Las Margaritas.

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“Nos está mostrando una morfología cerámica bastante amplia y por eso podríamos pensar que se trata de un sitio de intercambio de productos entre distintas tribus”, dijo el profesor Martes.

Entre las piezas y fragmentos se encuentran osamentas humanas. Algunas fueron enviadas al laboratorio forense ya que presentan un tamaño mayor a las otras, lo que hizo pensar que se tratarían de guerreros gigantes.

Las piezas rescatadas fueron enviadas al laboratorio de arqueología de la Universidad del Atlántico.

Foto:

Vanexa Romero. EL TIEMPO

“Hay un par de individuos que tienen un tamaño considerable, la osamenta es más grande que el resto, aunque aún no podemos asociarlos a que sean gigantes, mientras no tengamos los estudios de patologías como enfermedades o infecciones en algunas partes del cuerpo”, precisa.

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Martes señala que el tamaño de estos restos está por encima del promedio de la estatura de los otros individuos, que son de 1,60 a 1,70 metros. Sobre estos restos trascendió que podrían pertenecer algunos indígenas guerreros que llegaron a esta región a realizar algún tipo de intercambio, por ser un lugar de paso para pueblos de la Sierra Nevada y Bolívar.

Una mina de datos

De esta zona también se han rescatado cerámicas precolombinas y colonial completas y fragmentadas, líticos (pieza tallada en piedra) y vasijas, urnas funerarias, por lo que se estima que estuvieron en zonas de entierros o cementerios indígenas.

Se destacan piezas de instrumentos musicales como flautas, con lo que los investigadores estiman que estos pueblos precolombinos imitaban los sonidos de la naturaleza. Este tipo de piezas tienen un gran valor, ya que son muy escasas en los museos.

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Al profesor Martes le llaman la atención las figurinas, que son representaciones asociadas en su mayoría a la mujer. En total son unas 80 piezas que tienen representación de estados de fertilidad, recolección de mujeres y solo dos hombres.
“Estamos hablando de una relación de sentido de género, a la representación de la mujer dentro de los contextos arqueológicos le da un sentido especial a la mujer como la que transmite la parte lingüística”, puntualiza Martes.

LEONARDO HERRERA DELGANS
Corresponsal de EL TIEMPO – Barranquilla
En Twitter: @leoher70