Inicio Colombia El apostolado del profesor Vásquez llegó hasta su pueblo

El apostolado del profesor Vásquez llegó hasta su pueblo

Las únicas condiciones que ha puesto el profesor Humberto Vásquez Ortega para dirigir a estudiantes y prepararlos de tal manera que obtengan resultados positivos en las diferentes pruebas que el Estado colombiano impone para lograr becas en universidades de prestigio en el país, son: cero política en el asunto y no recibir un solo peso para cumplir su labor.

Estos mismos preceptos fue los que utilizó en su pueblo natal, San Jacinto (Bolívar) para escoger más de 30 alumnos de diferentes planteles educativos y, cada fin de semana, guiarlos y brindarles herramientas educativas que les permita afrontar los retos de su futura vida universitaria.

“Observé que en San Jacinto el año anterior sólo un estudiante obtuvo la beca de Ser Pilo Paga y me dije que algo tenía que hacer por mi pueblo y fue entonces cuando me trasladé hasta allá y, con la ayuda de las directivas del Colegio León XIII organizamos los primeros grupos de estudios”, contó el profesor Vásquez.

Esto lo viene haciendo desde principios de año y el objetivo es lograr que muchos jóvenes sanjacinteros obtengan el privilegio de estudiar en las mejores universidades del país, tal y como lo ha logrado con los estudiantes del Colegio El Socorro, del municipio de Malambo (Atlántico) de donde han salido más de 50 bachilleres para ‘encopetadas’ entidades de educación superior.

Enseñar a leer

“La gente piensa que lo que hago es dictar un preicfes, pero eso no es así. En la Costa, y en Colombia en general, no sabemos leer, por una sencilla razón: no nos han enseñado a hacerlo, así que la primera herramienta que utilizamos es el de la comprensión lectora, para que después se hagan las cosas más fáciles”, señaló el hombre, a quien, en el departamento del Atlántico, algunos no dudan en reconocerlo como el ‘apóstol de la educación’.

Otro paso importante, según el educador, es descubrir las habilidades que tienen cada uno de los estudiantes y guiarlos por ese camino.

Nosotros tenemos mucho talento y se ha desperdiciado demasiado porque no sabemos aprovechar ese potencial”, añadió el hombre con ojos húmedos y voz ronca.

Modelo exitoso

En el colegio de Malambo, del cual Vásquez fue su fundador, aplica las mismas fundamentaciones educativas y sicológicas que está empleando en San Jacinto.
Uno de los jóvenes que está en el programa en San Jacinto manifiesta que una de las cosas que más valora es que el profesor Vásquez y los profesores que lo ayudan no se limitan a enseñar matemáticas o lenguaje, sino que se preocupan por enseñarles a crecer como seres integrales.

“El joven es huérfano de madre dos veces, pues se murió la madre biológica y después la que lo estaba criando, y él me ha dicho que quiere triunfar para dedicárselo a ellas, y su entusiasmo es tal que es uno de los más aventajados y quien siempre está dispuesto a estudiar de largo sin importar si hay almuerzo o no”, señala el educador.

El Colegio El Socorro fue distinguido el año anterior como la mejor institución privada de Colombia en la categoría de educación básica secundaria, de acuerdo con el Índice Sintético de Calidad Educativa (ISCE) entregado por el Ministerio de Educación Nacional.

Ese colegio, ubicado en la carrera 1B Sur N° 6-09 del barrio Bellavista de Malambo, nació en la sala de su casa con 20 estudiantes, en 1978 cuando Vásquez, entonces estudiante de Biología y Química de la Universidad del Atlántico, y su esposa Rosaura Ortega, socióloga y normalista, pasaron de ayudar a sus pequeños vecinos con tareas escolares.

“Al colegio decidimos llamarlo El Socorro porque eso representó para una comunidad que carecía de opciones”, recordó Vásquez, un sanjacintero que e tiene a su pueblo natal en el corazón, pero que siente a Malambo como su segunda patria chica y a la que le debe todo en su vida, según sus palabras.

“La enseñanza no se limita a transmitir el conocimiento, sino que debe forjar el carácter como personas, como seres humanos que somos y como seres inteligentes. Creo que el colegio de Malambo ha logrado tanto éxito ha sido por la dedicación y entrega, al altruismo generalizado que hemos encontrado en el espíritu de cada uno de los compañeros profesores, y en la generosidad de los estudiantes”, advierte.

Cumpliendo sueño

En cuanto a su labor en San Jacinto, señala que está cumpliendo un sueño y le está rindiendo un homenaje a su madre Lucila Ortega.

“Ella era una gran apóstol silenciosa que tenía la virtud de estar siempre al servicio de la gente, y también le gustaba enseñarle a niños y a adultos los principios básicos de la lectura y de la escritura, también enseñaba a contar, y eso lo hacía en las escuelitas de bancos. Lo que creo es que ella me inculcó lo que ahora mismo hago, algo que es en su honor y para honrar su memoria”, cuenta mientras prepara su equipaje, como todos los fines de semana, para dictar sus enseñanzas de vida en el municipio que lo vio nacer y del que partió a buscar futuro profesional para luego compartirlo con sus paisanos.

Los reconocimientos que ha recibido por su labor en Malambo, como la medalla que le otorgó recientemente la Asamblea del Atlántico, también son dedicadas a su mejor profesora: su mamá.

Según el profesor Vásquez, no deja de ser lamentable que un pueblo como San Jacinto, con tanta riqueza folclórica, artesanal, y con grandes personalidades que han dejado huella en las letras y en la música colombiana, esté en un estado de postración educativa.

En el propio pueblo también se nota la incertidumbre y desesperanza. Muchos recuerdan que San Jacinto tuvo uno de los colegios más laureados y conocidos no solo en la región sino en toda Colombia: el Instituto Rodríguez, en el que estudiaron grandes personalidades del país, como el profesor Germán Bustillo Pereira, el juglar Adolfo Pacheco, el filósofo Numas Armando Gil Olivera.

“San Jacinto es cuna de grandes maestros y grandes colegios, y no podemos dejar que se extinga la llama de la inteligencia que allá brota natural como el agua en las montañas”, es la misión que ahora tiene el profesor Vásquez.

Juan Carlos Díaz Martínez
Especial para EL TIEMPO
Montes de María