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El escuadrón que salva vidas en el Metro de Medellín

Los vehículos pesados, como los metros o trenes, son uno de los métodos más utilizados por quienes deciden suicidarse. Andrés Rangel, siquiatra y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, explica que la decisión está relacionada con el alto nivel de letalidad.

Sin embargo, en el Metro de Medellín existe, desde 1995, un grupo de profesionales que, casi desde el anonimato, trabaja por impedir la consumación de estas infortunadas determinaciones. El equipo está integrado por 11 auxiliares de operadores, 5 operadores de estación, 3 técnicos, 4 auxiliares de seguridad y 1 un investigador. Todos ellos capacitados para atender oportunamente los incidentes de personas en los rieles. Este se creó gracias a un convenio interinstitucional entre la Fiscalía General de la Nación, el Metro y Policía Judicial.

Pese a que el sistema está integrado por el tranvía, el metrocable y el metroplús, el equipo únicamente atiende los casos que se presentan en las vías del tren, a diferencia de organismos con funciones permanentes como el Cuerpo de Bomberos y la Cruz Roja.

El equipo, que se encuentra de forma permanente en las estaciones y plataformas, está capacitado en la identificación de personas que se comportan de forma extraña y sospechosa en las plataformas del sistema para actuar de forma inmediata. Es así como hay quienes están pendientes de la llegada y salida de los trenes, otros de los tiempos de espera de las personas. A partir de esas observaciones es que toman las medidas de seguridad.

Cuando el metro para, casi que toda la ciudad colapsa. Por eso trabajamos en pro de una atención oportuna para que la ciudadanía se vea lo menos afectada posible

Si bien es cierto que el equipo tiene la misión de salvar vidas, también cumple con la misión de atender los incidentes y ayudar para que se restablezca el servicio con el menor traumatismo posible. Carlos Montoya es un operador de estación desde hace 12 años que hace parte del equipo.

“Nos convertimos en un núcleo referente. Cuando el metro para, casi que toda la ciudad colapsa. Por eso trabajamos en pro de una atención oportuna para que la ciudadanía se vea lo menos afectada posible”, puntualizó el operador.

El equipo de Policía Judicial no trabaja solo. Para atender los casos de incidentes por personas en las vías, tanto el CTI de la Fiscalía como la Sijín de la Policía Nacional intercalan turnos de acompañamiento para apoyar algunas funciones como el traslado del personal hasta el sitio.

“Para llevar a cabo estas acciones, estas entidades trabajan de forma rotativa. Además, también contamos con el apoyo de personal de seguridad que igual tiene funciones similares a las de Policía Judicial. Como nosotros, están de forma permanente en las líneas del tren”, indicó Franklin Velásquez, otro operador de estación.

Velásquez contó que el personal es dividido en las zonas norte, sur, línea B y el centro con el propósito de facilitar el cubrimiento y desplazamiento en las vías. De acuerdo con el lugar donde haya ocurrido el evento, todos se desplazan de forma inmediata. En las estaciones quedan operarios encargados para cubrir otros incidentes que se puedan presentar.

Aunque trabajan de forma voluntaria, los requisitos para hacer parte de este equipo no van más allá de tener la disposición y la actitud de prestar un servicio al cliente de forma responsable. Tanto Velásquez como Montoya valoran el esfuerzo que cada uno de sus compañeros tiene frente a las labores.

“Aunque suene paradójico, para estar acá hay que tener un alto grado de sensibilidad para atender las situaciones complejas. Hay que respetar nuestra dignidad, la de nuestros compañeros y usuarios para tener la disponibilidad durante cada uno de los casos”, manifestó Montoya.

Acompañamiento a los trabajadores

Tanto el equipo de Policía Judicial como el resto de operarios que se encuentran en las estaciones de manera permanente reciben acompañamiento psicosocial durante y después de los incidentes en las vías.

Es por eso que las empresas contratistas, como la Fundación Universidad de Antioquia, son parte fundamental en este proceso. La Fundación, además de ser encargada de la contratación de los conductores, es responsable de acompañar sicológicamente a los empleados que son testigos de los episodios.

Así lo contó una fuente que pidió no ser revelada y que trabajó durante cuatro años como conductora del sistema, quien describió que cada uno de los empleados recibe una serie de capacitaciones en las que no solo aprenden sobre el área técnica y operativa, sino que además reciben una serie de instrucciones que deben aplicar en el caso de que tengan que enfrentarse a un evento de persona en la vía.

El equipo está integrado por 11 auxiliares de operadores, 5 operadores de estación, 3 técnicos, 4 auxiliares de seguridad y 1 un investigador.

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Cortesía Metro de Medellín

“Cuando un evento ocurre, debemos permanecer en el tren hasta que lleguen nuestros jefes inmediatos por nosotros, que evacuen a los usuarios y a partir de entonces nos hacen un acompañamiento sicológico”, explicó la conductora.

La exempleada del sistema, que en una ocasión fue testigo de un suceso mientras conducía uno de los trenes, fue acompañada por su jefe inmediato mientras el personal se encargaba de evacuar a los usuarios que se encontraban en el lugar.

La entonces trabajadora recibió la ayuda correspondiente como parte del procedimiento que la empresa toma en este tipo de eventos. La duración del acompañamiento sicológico depende de la valoración del profesional que acompaña el proceso, pues, según la fuente, las reacciones son objetivas y las circunstancias emocionales y personales influyen en las reacciones.

Según Rangel, es obligatorio que exista un grupo de interventores para los operadores y por eso algunas empresas cuentan con sicólogos o consejeros que ayudan en la superación del trauma.

Cuando un evento ocurre, debemos permanecer en el tren hasta que lleguen nuestros jefes inmediatos por nosotros

“Sin duda alguna, el conductor también va a experimentar un trauma a partir del evento que presenció. Tanto el hecho como las investigaciones posteriores causan un malestar adicional en los trabajadores. Por eso se recomienda que existan grupos que ayuden a estructurar el proceso del dolor sicológico”, contó el siquiatra.

Además, el profesional indicó que existen riesgos en desarrollar estrés postraumáticos, que son los que se generan cuando una persona vive una experiencia cercana a la muerte, ya sea propia o de alguien cercano, que pueden despertar sensaciones de culpa o arrepentimiento pese a la imposibilidad de prevenir o evitar los sucesos.

Sin embargo, según el académico, la mayoría de personas resuelven de manera positiva el evento, aunque probablemente pase el tiempo y las personas lo recuerden con un poco de angustia o miedo, este no genera un trastorno o complicación.

Ese fue el caso de la exfuncionaria del sistema, quien superó el hecho luego de pocas sesiones acompañada de profesionales en la salud mental del Metro. “Fue un día muy difícil y en ese momento creí que la culpa fue mía. Pero uno entiende con el tiempo que esa decisión solo está en las manos de quien lo hace”, agregó.

Estrategias para hacerle frente al problema

Las enfermedades mentales son una de las causas principales por las que la población intenta terminar con su vida. Según Ramón Acevedo, concejal de Medellín que ha liderado diferentes debates alrededor de la problemática, entre el 30 y el 40 por ciento de las personas que cometen suicidio padecen de alguna patología siquiátrica que no es tratada o diagnosticada a tiempo.

Entre el primero de enero, hasta el 26 de octubre de este año, Medellín registró 120 casos de suicidio, según datos de la secretaría de Salud. En todo el año pasado ocurrieron 139 casos, frente a 157 de 2016.

En cuanto a los intentos fallidos, cifras de la misma dependencia muestran que hasta el último día de septiembre se presentaron 1.574 casos, con un promedio de 43 por semana. El problema está afectando con mayor fuerza a menores de edad y jóvenes hasta los 29 años, poblaciones que representan el 72 por ciento del total de casos, frente a un 15 por ciento en adultos y un 3 por ciento en adultos mayores, con base en datos de la secretaría.

De estas cifras, se desconoce cuántos suceden en el sistema y cuántos son evitados. Para el cabildante, es necesario que distintas empresas, como el Metro de Medellín, adelanten estrategias enfocadas en la prevención de este tipo de actos a partir de campañas directas en cada una de las estaciones.

“La cultura metro debe incluir mensajes estructurados desde la sicología y la siquiatría que sean trabajados desde el mismo equipo del sistema. Una posibilidad es que las personas se encuentren con imágenes muy acogedoras y a la vez muy directas que ofrezcan de entrada otras alternativas”, aseguró el concejal.

Como explicó Acevedo, una de las formas de lograrlo es a partir de la identificación de los perfiles sicológicos de las víctimas pues la reconstrucción de sus personalidades se pueden convertir en herramientas para establecer este tipo de estrategias.

Adicionalmente, el docente de la Universidad de Antioquia contó que es necesario que el tema sea tratado de forma transversal en la sociedad para visibilizar de manera más consciente el tratamiento y el cuidado de la salud mental.

Carolina Ruiz
Para EL TIEMPO
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