Inicio Colombia El fabuloso salto del microtráfico al mundo de la ciencia

El fabuloso salto del microtráfico al mundo de la ciencia

Un amigo del colegio lo invitaba constantemente a la cancha. Todo era muy tranquilo. Luego de varios días, el amigo se ganó su confianza y le preguntó que si quería ganar plata fácil. “Me dijo que solo era llevar un paquete a un lugar y traer algo de regreso”, recordó Bryan Estiven Carmona Correa.

El hombre lo incitaba a consumir drogas. Por curiosidad, probó la marihuana. Pero, no le gustó el efecto. Lo que sí comenzó fue a transportarla y comercializarla.
“Yo era el carrito de los malos. Me mandaban a Prado una y otra vez, hasta que les dije que no quería seguir yendo, que me daba susto. Entonces, me dijeron: usted aquí no decide a dónde va, usted se metió con nosotros y si no quiere, ya sabe cuáles son las consecuencias”, contó.

Era el año 2013. Bryan Estiven vivía en el barrio Kennedy, Robledo, en compañía de su abuela, dos tíos, dos hermanas y su mamá, en una pequeña vivienda. Para entonces cursaba octavo en la Institución Educativa Kennedy. Ese fue el grado en el que empezaron las malas influencias de otros jóvenes que ya andaban por el camino de la drogadicción y del microtráfico.

Para realizar las entregas había códigos. Por ejemplo: cuando iba a realizarlas debía decirle a quien lo esperaba: ¡Manzana Verde¡ y el que recibía debía responder: ¡Gusano en la Manzana¡ Luego, hacían el cambio del paquete por el dinero y Bryan se dirigía a Kennedy donde le pagaban 120.000 pesos.

Yo era el carrito de los malos. Me mandaban a Prado una y otra vez, hasta que les dije que no quería seguir yendo, que me daba susto

“Los problemas económicos, la falta de comida, no había plata para los servicios, para el aseo personal también me influyeron en mi para buscar cómo ganar plata”, manifestó el joven acerca de esta experiencia en su vida.

Sin embargo, un día todo cambió. Por acceder a las invitaciones de su amigo llegaba más tarde a su casa, a la una de la madrugada. Esto generaba malestar en su familia y empezaron los problemas.

Las dificultades continuaron, al punto que la mamá se fue con Bryan y sus dos hermanas para donde una vecina. Allí los dejaba solos con ella mientras se iba a trabajar. Algunas veces demoraba varios días.

Bryan, por su parte, seguía en sus ‘vueltas’ para sustentarse y ayudar a sus hermanas. Hasta que un día su madre llegó y se las llevó, dejándolo solo. Sin más remedio continuó con su vida. La dinámica era estudiar en la mañana, incluso se destacaba en las aulas por buen estudiante, y en la tarde traficar con los alucinógenos.

No aguantó más y buscó ayuda. El colegio y la vecina que lo acogió contactaron a la Policía de Infancia y Adolescencia y lo llevaron al Centro de Diagnóstico y Derivación, de la Alcaldía de Medellín, encargada de recibir jóvenes en situación de vulnerabilidad de derechos, para ayudarlo en un proceso de restablecimiento.

Uno de los retos principales para lograr la rehabilitación de cientos de personas en la ciudad es que el sector empresarial les brinde oportunidades.

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Esneyder Gutiérrez

Yo tomé la decisión porque sabía que si continuaba, iba a terminar en un ataúd o en una cárcel, pero tenía mucho miedo”, recalcó. Estuvo un año y dos meses en la Corporación Hogar, en el barrio Buenos Aires. Terminó su estudios en el colegio Héctor Abad Gómez, graduado de bachiller técnico en Diseño e Integración de Multimedia.

Posteriormente fue remitido a Casa Egreso Munay donde inició la segunda etapa del proceso. Actualmente está en la fase final. Esta tiene una duración aproximada de dos años y constituye la última parte del sistema de protección en la que es preparado en habilidades sicosociales.

“La idea es que cuando termine el proceso formativo, se hace lo que es el de consolidación para el egreso. Se trata de que ellos capten unos recursos económicos para suplir sus propias necesidades de manera independiente”, aseguró Juan Fernando Restrepo, sicólogo encargado del programa de preparación para la vida independiente, de la Casa Egreso Munay.

Bryan, que ya completa 20 años de edad, actualmente estudia en el Sena una tecnología en Producción de Multimedia y está a punto de comenzar sus prácticas profesionales. Pero estos logros son apenas el comienzo. Recientemente Arbusta, una compañía Argentina dedicada a prestar servicios tecnológicos, desarrollos digitales y testing de software, lo contrató para que trabaje de manera directa en su sede en Colombia, en el edificio Ruta N.

Esto lo logró gracias a una de las ramas de emprendimiento de la Unidad de Niñez de la Alcaldía, que tiene alianzas con diferentes compañías y busca oportunidades en ellas para este tipo de población vulnerada.

Asimismo, la secretaría de Educación y la alcaldía de Medellín buscan formar integralmente a los estudiantes entendiendo las problemáticas a las que se enfrentan, por eso con el programa o la estrategia Escuela Entorno Protector, buscan que un sicólogo en cada institución educativa les brinde a los estudiantes los elementos necesarios para potenciar liderazgos, las capacidades, evitar el bullying, la drogadicción, el embarazo adolescente y fortalecer su proyecto de vida.

“El programa es de prevención y evita que los jóvenes estén en la calle expuestos a diferentes factores de violencia, mantiene la escolaridad y trabaja de la mano con padres de familia, profesores y los estudiantes para hacer un acompañamiento integral”, puntualizó Luis Guillermo Patiño, secretario de Educación de la ciudad.

ESNEYDER GUTIÉRREZ
Para EL TIEMPO
@esneyderfoto
Medellín